Uruguay se ubica entre los 28 países menos corruptos según una clasificación realizada por la organización no gubernamental Transparencia Internacional que comprende a 163 países. Finlandia, Islandia y Nueva Zelanda lideran el ranking. Haití, Venezuela y Ecuador, entre los menos transparentes

La clasificación del año 2006 ordena a los diferentes países en una escala que va de cero (los más corruptos) a 10 (nada corruptos), basándose en informes del Banco Mundial, del Foro Económico Mundial y de organizaciones independientes.

Uruguay figura en el puesto 28, segundo en la región detrás de Chile que se ubica 20°. Los chilenos junto con Estados Unidos siguen siendo los menos corruptos de América Latina. Brasil (70), México (70) y Argentina (93) están situados en un nivel intermedio en esta nueva nómina de Transparencia.

Venezuela, Ecuador y Haití son percibidos como los países donde la corrupción está más generalizada.

Finlandia, en cambio, es el país donde la corrupción es menos experimentada por los empresarios y los expertos internacionales, señaló la ONG, que analiza los vínculos entre corrupción y pobreza.

Para aparecer en esta clasificación, el país en cuestión debe ser objeto de al menos tres estudios, lo que explica por qué numerosos países no figuran en la nómina pese a ser percibidos también como muy corruptos, precisó TI.

Los peores niveles de corrupción fueron hallados en Haití (1,8 puntos),
último en la lista seguido por Birmania, Irak y Guinea (1,9). El año pasado, Chad cerraba la nómina, detrás de Bangladesh y Turkmenistán.

La organización también trabaja en materia de “percepciones”. El nivel de percepción de la corrupción se deterioró especialmente este año en Brasil, Cuba, Israel, Jordania, Laos, Seychelles, Trinidad y Tobago, Túnez y Estados Unidos, que retrocedió este año del puesto 17 al 20 (con 7,3 puntos).

En cambio, se observan progresos en Argelia, República Checa, India, Japón, Letonia, Líbano, Isla Mauricio, Paraguay, Eslovenia, Turquía, Turkmenistán y Uruguay.

La ONG señaló a los «facilitadores de corrupción» como los responsables de los malos resultados alcanzados por algunos países. Estos «facilitadores» ayudan a las élites políticas a lavar dinero y bienes pertenecientes a los Estados.

«Esto significa que los corruptos conocen a un banquero, un contable, un abogado o a algún otro especialista dispuesto a ayudar a generar, transferir o conservar sus ingresos ilícitos», agregó Transparencia Internacional