Desde Galicia,
España, por Fernando Serantes. deaquipalla2002@yahoo.es

El Unión Lezica Fútbol
Club

Por las tardes
llenábamos la calle y al barrio Villa Colón de gritos, color y fútbol.

Éramos una cantidad
de gurises que corríamos tras una pelota de cuero, vieja y descolorida, con la
mirada puesta en el arco contrario, arcos que improvisábamos

con piedras, palos o
con la ropa que nos sobraba para jugar.

Y allí en la calle
se armaban terribles partidos, a veces interminables con decirles que hasta
teníamos publico, un hincha «el negro» Maximino, que como trabajaba por las
noches, nos acompañaba todas las tardes antes de irse a descansar.

El negro Maximino
nos animaba en las jugadas «dale con fuerza!!, tocala , tocala, muy bien, …
penal !!!» nos alentaba y se reía como loco cuando «Rubito» hacía un amague o
una moña o con alguna atrapada del «Nano».

Con el entusiasmo
que ponía aquel, nuestro único hincha, y nuestra pasión en cada partido, aquella calle se transformaba en el Estadio
Centenario.

Y soñábamos….

con gritar los goles
como «el Nando» Morena colgándonos en el portal de las casas de las vecinas
simulando el tejido de las tribunas del Estadio.

Si hasta alguna vez
tuvo que salir corriendo al campo de juego ya que las cosas se ponían muy
espesas y nos agarrábamos ahí nomás a las trompadas…

-«Che, así no!!»,
separándonos y si parecía que hasta se enojaba en serio con nosotros.

La verdad era que
asustaba, pero a la tarde siguiente estaba de vuelta.

Una tarde no salió a
vernos jugar y le preguntamos a su señora Doña Lala que salía de su casa
vestida de domingo.

Allí nos enteramos
que Maximino estaba en el hospital, ya que había tenido un accidente de trabajo.

Recuerdo que aquella
tarde casi no jugamos , y nos dedicamos a organizar una colecta con los vecinos
ya que nos había dicho Doña Lala que los medicamentos les eran muy caros.

Pero el domingo
fuimos todos a ver a nuestro amigo al hospital, nunca voy a olvidar la cara del
negro cuando nos vio entrar en su habitación del hospital. !Gurises! exclamó, y
se le dibujó una sonrisa en su rostro, los médicos y las enfermeras nos
explicaron que Maximino necesitaba descansar, así que nos fuimos para el barrio
no sin antes dejarle lo recaudado por los vecinos, Maximino lo agradeció y nos
convidó con caramelos «Zabala».

Una tarde mientras
estábamos repartiéndonos para empezar el partido, salió de su casa el negro
Maximino, con una pelota nueva de las de verdad !! Y nos dijo que era para
nosotros.

Había que ver
nuestras caras de alegría.

Cuando acabó aquel
partido, Doña Lala nos invitó a todos a pasar a su casa en donde tenía
preparado una gran merienda con café con leche y torta.

Fue una verdadera
fiesta, con Maximino de vuelta entre nosotros, y en aquella tarde se fundó el
«Unión Lezica Fútbol Club».