Compartimos las vivencias en Palestina e Israel de Nicolás Iglesias Schneider.

“Nunca he visto tantos hinchas del barza fuera de España como en Jayus, Belén, Bet Jala, Bet Sahu, Hebrón y Ramala con banderas y banderines en varios bares aunque otros prefieren el Real Madrid, este es un fenómeno que aun no tiene explicación para mí.

Si que a los niños palestinos les gusta jugar fútbol, esto es un hecho, en cualquier metro cuadrado libre en la calle o en el pasto, están las dos piedras de arco y vemos que se arma el picadito y la pelota rueda de similar manera que en las calles de mi infancia en el barrio La Unión de Montevideo.

En cualquiera de estas ciudades jugar estos picaditos no fue cosa tan fácil, ya que la altura ronda entre los 800 y los 1000 metros, con interesantes zigzagueo en calles de empedrado antiguo, subidas y bajadas en estas ciudades. Pero gracias “al dios futbol” y su idioma universal, un grupo de 5 niños palestinos me invitaron a jugar con ellos. Para esto un solo par de gestos y el decir “Shucran” (gracias en árabe) fue suficiente, para salir a jugar y a pasar la pelota y cobrar las faltas, no importando religión, idioma o nacionalidad.

Cuando es difícil ir a la escuela

En Hebrón fue una experiencia especial poder ver los niños y niñas salir de la escuela  con su carnet, las niñas con su velo, los niños con pesados libros y cuadernos, todos con mochilas cargadas, maestros y maestras hablando y discutiendo sobre algún alumno seguramente. Pero esta ciudad guarda un detalle particular ya que aunque es la segunda ciudad más populosa dentro del West Bank con unas 150 mil personas, tiene en el corazón de su ciudad vieja un asentamiento de 500 “pioneros” llamado Tel Rumeida para el que fueron desalojadas directamente y expulsadas por la violencia sufrida más de 500 familias árabes.

Una escuela de estos niños palestinos, llamada “Córdoba” quedo frente al asentamiento  de los pioneros construcción en la post-guerra del 67, este fue construido con una justificación de tipo político-religiosa, con la que inclusive muchos Israelíes la consideran una locura o algo propio de fundamentalistas. O como una amiga uruguaya israelí me dijo una vez, en Hebrón se juntaron el hambre y las ganas de comer. Ya que en esa ciudad se encuentran existiendo juntos o diría más bien sobreviviendo y chocando en el mismo espacio grupos extremistas de ambos bandos.

Esta situación ha hecho que se instalaran check point alrededor del asentamiento de los colonos y por ende de la propia escuela que quede rodeada de los mismos. Tanto para salir y entrar de la escuela, niños, maestros y personal, diariamente a traviesa estos puntos de control. Se ha vuelto parte de su cotidianidad, para muchos de estos niños siempre estuvieron los soldados y los check point, no conocen otra forma de ir a la escuela. Varias veces al día mostrar tu identificación, abrir la mochila, someterte a preguntas, es parte de las cosas que aprenden a hacer estos niños revisadas diarias, las cuales a veces solo es pasar mostrar una identificación o pasaporte con visa, otras veces es con un cuestionario y algunas otras es con revisación completa de ropa, cartera, cuerpo, etc.

Emocionante fue ver salir los niños con el carnet y me mostraban con orgulloso sus notas, donde lo único que lograba entender entre medio de símbolos aravicos era un 50/100 o 70/100… que significan en la lógica matemática lo mismo para todos.

A pesar esta situación de control y presencia militar, tiene una relación de 3 soldados por colonos, en Hebrón ya no se hace fácil ni muy amigable ir a la escuela.

Ya no hay árboles en el jardín

Pude visitar también la familia de Hasem Al-Gasa que en Hebrón ha tenido su casa desde hace décadas, actualmente tiene arriba de su casa parte de este asentamiento israelí. La entrada principal de su casa esta cancelada y debe dar toda una vuelta enorme por un nuevo camino, casi trepando por la colina y usar una escalera para pasar de la casa a la otra calle.

En su jardín los colonos le han cortado los árboles y le han tirado basura desde arriba hacia su patio y techo. También nos muestra como los colonos por las noches muchas veces disparan hacia su casa y las de la vecindad. Aunque esta familia no pude disfrutar de su patio y huerto por miedo a las acciones violentas, ellos no quieren abandonar su casa nos dicen “no saldremos de aquí, si quieren que nos maten”.

Por lo que vi esta ciudad vive una especial violencia por lo cercano del choque, es cara a cara, un asentamiento de 500 colonos israelíes en el corazón de una ciudad árabe y todo las diferentes formas de violencias que se dan. La presencia internacional aquí es especialmente importante, ha disminuido la violencia aunque sea un poco. En este lugar están involucrados “Cristianos de Acción por la Paz”, “Presencia internacional temporal en Hebrón”, “Médicos sin Fronteras” y el “Programa ecuménico de acompañamiento al pueblo Palestino e Israelí” del Consejo Mundial de Iglesias”.

Lic. Nicolas Iglesias Schneider  Skype: nicolas.iglesias nicois1983@hotmail.com

www.eappi.org

El Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel (PEAPI) tiene por objeto apoyar los esfuerzos locales e internacionales para poner fin a la ocupación israelí y conseguir una solución al conflicto Israelí-Palestino con una paz justa, basada en el derecho internacional y en las pertinentes resoluciones de las Naciones Unidas.