Es inminente ver el pobre y horrendo vocabulario que niños y adultos presentan en estos contextos.

Muchos al expresar ese lenguaje decadente se sienten mejor, mientras que otros lo utilizan para su autodefensa.

Es un lenguaje que tiene sus códigos y buscan socializarlo normalmente en cualquier situación que se encuentren.

Si embargo, la mala palabra va deteriorando la imagen de las personas, con una actitud grotesca hacia los demás.

Por lo tanto, la comunicación se torna como algo normal y, a la vez enfermizo; porque la intensión del mensaje nunca termina de buena manera.

Si miramos detenidamente los niños de las escuelas o los jóvenes liceales en el ómnibus veremos como insultan al chófer o su compañero con gestos de risa y gracia por su hazaña.

Estas conductas negativas, para muchos jóvenes no son síntomas de que actúan mal, todo lo contrario, lo ven como si estuvieran autorrealizados.

En definitiva, ese inconsciente de tratar mal a las personas va hacia un camino de muchos rechazos y fracasos antes las metas que se proponen en la vida. Ya que, existe una sociedad que remarca las normas establecidas para que sean cumplidas.

AUTOR: RODRIGO NÚÑEZ. rorithemaster@hotmail.com