Compartimos la columna del dirigente Hernán Bonilla bajo el título: “Se llama ajuste fiscal”.

«Desde que tengo memoria cada vez que un gobierno aumenta impuestos porque tiene que bajar el déficit fiscal se le llama ajuste fiscal. Curiosamente nadie llama de esa forma al proyecto que prepara la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) que según informó el diario El País proyecta un aumento del IRAE del 25% al 30% y gravar el consumo de “productos suntuarios”.

La situación fiscal de Uruguay es comprometida. Hace unas semanas el responsable de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía Andrés Masoller reconoció que “la situación fiscal es bastante delicada” y más recientemente el Ministro Fernando Lorenzo en la misma línea pidió prudencia a los demás ministros para la rendición de cuentas de este año.

Luego de 10 años de crecer a una tasa promedio de 6% el gobierno se desayuna de que duplicó la deuda pública y hoy tenemos el déficit fiscal más alto desde la salida de la crisis de 2002. Los responsables del dislate opinan como si fueran analistas o estuviéramos frente a un desastre natural cuando lo que nos llevó a esta situación es la demagógica política económica aplicada.

En efecto, luego de un período de crecimiento fuera de la normal, incluso según las proyecciones oficiales, no sólo no ahorramos nada sino que nos endeudamos desenfrenadamente, el gasto se disparó incluyendo más de 300 millones de dólares en cargos políticos y el déficit es impresentable. De acuerdo al presupuesto nacional presentado en 2010 el déficit en 2012 iba a ser 1,1% del PIB, en la rendición de cuentas del año pasado la previsión aumentó a 1,7% y hace unos meses se subió a 2,2%. La real fue incluso superior, 2,8%.

Se derrumba entonces definitivamente el mito de que el equipo económico astorista es serio y profesional. Su política económica es la responsable de la presente coyuntura y no podrán decir que nadie les avisó. Los amables y sufridos lectores saben de lo que estamos hablando ya que hemos insistido con el tema como Catón el Viejo con la destrucción de Cartago.

La propuesta de aumento de impuestos de la OPP vendrá disfrazada con las clásicas argucias frentistas de que ayuda a sentar las bases de un país productivo con justicia social para forjar la patria grande, etc. Pero nadie puede llamarse a engaño, lo que viene es un ajuste fiscal, que significa sacarle más plata del bolsillo a los uruguayos para pagar la incompetencia del gobierno. Por lo tanto hay que plantarse firme; si hay que ajustar que se ajuste el gasto político clientelista, no los ingresos de la gente».