pelota de fútbolCon lenguaje sencillo y agudo al mismo tiempo: punzante. Cuando las grandes masas festejan (y él también) como fervientes futboleros e hinchas de la celeste, el docente y ex diputado Washington Abdala, reflexiona, sobre el mundo del fútbol, lo que lo mueve, sin distanciarse de la pasión del pueblo, reconociendo al proceso del maestro Tabárez, y largando un concepto de lo que pocos cuestionan: “Lo que me ofende son los salarios”.

En su Facebook personal, Abdala comentó este miércoles 11, a pocas horas de concretarse la clasificación uruguaya a Rusia 2018, bajo el título “ME DEJAN QUEJAR UN POCO CON EL FÚTBOL:

“¿Se puede desde el optimismo pensar el futuro mejor?

No lo sé, solo tengo claro que si se lo hace desde el pesimismo es peor.

Ganó Uruguay, vivimos, logramos existir gracias al fútbol.

Solo eso nos mapea en el mundo de hoy.

Y alguna cosa de Mujica de vez en cuando. Nada más. Guste o no, eso somos.

Yo miro el fútbol y me encanta.

Lo que me ofende son los salarios, los millones de dólares que andan por allí y la poca guita que para otras cosas se dedica en el mundo.

Y acá mismo en la aldea.

Cuando uno mira el mundo que rodea a los jugadores de fútbol, uno no entiende como médicos andan en conduciendo un taxi o una ingeniera agrónoma es moza en un restaurante (ambos casos los conozco).

Y no soy progre por decir esto, solo soy sensato.

Pero es el mundo en que nos toca vivir.

¿Qué culpa tiene Suarez de esto?

Nada, es más, amo a Suarez porque es fruto de su propio esfuerzo para salir del agujero negro de donde venía. Pero no neguemos que las asimetrías con otros humanos son impresionantes.

En una época la izquierda denostaba al fútbol, era un territorio de distracción de la burguesía para marear al proletariado.

Llegó la hora en que se entendió que es una pasión popular. Claro, cada vez más mercantilizada y arreglada por las multinacionales. La más grande la FIFA, con todo sus pecados de ayer…y veremos si hoy los controla…veremos.

El fútbol es un negocio, para giles como yo, es una pasión, pero no nos engañemos, la guita mueve todo.

Por eso los padres en el baby fútbol no dejan jugar a sus hijitos, los enloquecen y creen que con ellos se salvarán.

No es oro todo lo que reluce.

Perdonen, quizás, no es el momento para esta reflexión, pero es la que me sale.

Igual, gocé como un marrano con la clasificación, y soy de los que pide disculpas por creer que el proceso de Tabarez no era ideal. Hace años que comprendí que ese veterano tiene algo especial y que los conduce con talento. No se puede ser necio ante la evidencia.

Felicitaciones”.

Fuente Imagen: guioteca.com