Profesionales de Uruguay, Argentina y Brasil analizaron los logros alcanzados en materia de mejoramiento de la calidad de vegetales y animales por medio de la edición génica, así como en regulatoria agropecuaria en la actividad denominada “Edición génica: mitos y realidades de la revolución biotecnológica”, organizada por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Programa Cooperativo para el desarrollo Tecnológico Agroalimentario y Agroindustrial del Cono Sur (Procisur).

El presidente de INIA, PhD. Dr. José Luis Repetto, destacó la importancia de la jornada como una instancia para difundir el trabajo que se está llevando adelante en la región en edición génica. “Para INIA Uruguay es muy importante dar a conocer el trabajo de los investigadores, ya que es un camino rápido para demostrar cómo la ciencia de más alta calidad se puede transformar en una herramienta, en una tecnología aplicable al sector”, expresó.

Por su parte, la gerenta en Bioseguridad del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP), Ing. Agr. María Alejandra Ferenczi, expresó que las autoridades del ministerio celebran la concreción de este tipo de actividades en Uruguay, donde es necesario “comunicar esta nueva tecnología, darla a conocer y ver en qué estamos trabajando”.

Para el coordinador del Programa Nacional de Biotecnología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA), Dr. Sergio Feingold, el ser humano “ha alterado los genomas desde el inicio de la agricultura y la ganadería, tanto en plantas como en animales” y muchas de las especies que hoy conocemos no existirían como tales en la naturaleza sin la intervención humana.

Varios son los beneficios que se pueden lograr mediante la edición génica, de acuerdo a la exposición de Feingold. Entre ellos, se destaca el trabajo en la calidad nutricional de los alimentos, disminuyendo los compuestos anti nutricionales y aumentando los favorables para la salud, así como la posibilidad de dar mayor vida y calidad post cosecha a frutas y hortalizas y de cambiar la composición de los productos, evitando aquellos nocivos para la salud humana y contribuyendo al mantenimiento de los caracteres que aportan a la sostenibilidad ambiental. Otros aportes refieren a la obtención de plantas resistentes a plagas y enfermedades que disminuyen el uso de agroquímicos y generan eficiencia en el uso de recursos.

Para Cecilia Gianoni, secretaria Ejecutiva de Procisur, desde 2015 está planteado el desafío de identificar cómo agregar valor a las agendas nacionales en temas estratégicos que no tienen fronteras, como en este caso.

“En la región hemos notado diferencias en la regulación, donde Argentina y Brasil muestran un mayor grado de avance que Chile, Uruguay y Paraguay. Entonces, considerando el papel de INIA y de Procesur como ámbito más regional, es fundamental que el conocimiento científico objetivo y claro pueda ser dialogado con la sociedad, para que todos podamos comprender los beneficios, riesgos y desafíos que tenemos con esta nueva revolución tecnológica. La clave es poner la ciencia a disposición de la discusión, con datos e información objetiva hablada en un idioma para que todos podamos entender de qué estamos hablando”, consideró.