La definición, el seguimiento y evaluación de las políticas educativas requiere de instrumentos regulares de generación de información relevante acerca de los distintos componentes educativos. El Censo Nacional Docente 2018 constituye uno de esos instrumentos que, aplicado al cuerpo docente, permite visualizar y comprender sus particularidades y aspectos que hacen a su profesionalización.

¿Cuáles son los datos emergentes sobre la “Rotación docente”?

Según el informe difundido en diciembre de 2019, se ha caracterizado frecuentemente al sistema educativo uruguayo como  uno que presenta altos niveles de rotación docente. Desde el punto de vista de los centros educativos, la rotación se expresa en la relativa inestabilidad de los planteles, lo que supone una limitación potencialmente importante para la gestión institucional.

La antigüedad que tienen las y los docentes en el centro en el que se desempeñan permite aproximarse indirectamente a este fenómeno. En un sistema (o establecimiento educativo) con altos niveles de rotación se esperaría encontrar un porcentaje importante de docentes con una inserción reciente en su centro, por ejemplo, incorporados/as ese mismo año o el año anterior. Inversamente, a un sistema (o establecimiento) con alta estabilidad (o baja rotación) le correspondería una proporción comparativamente menor de docentes con inserción reciente. El Cuadro 45 presenta indicadores sobre esta dimensión.

El último censo refleja una pauta muy similar a la reportada por el  relevamiento de 2007. El 27,7 % del total de docentes de aula censados/as en 2018 había ingresado a trabajar en su centro educativo ese mismo año. Si se suma a este número a quienes se habían incorporado a la institución en 2017 (es decir, estaban por segundo año consecutivo en el mismo centro educativo), se alcanza el 37,9 % y si se consideran los que lo hicieron en 2016 (tres años consecutivos) se llega al 45,4 %. Estos resultados sugieren importantes niveles de rotación docente.

La pauta anterior es más pronunciada en el sector público (tanto considerado en su conjunto como para cualquiera de los subsistemas, a excepción del CFE) que en el ámbito privado. Para el universo ANEP, el porcentaje de docentes que ingresaron al centro el mismo año del censo es de 29,1 %, mientras que casi la mitad de los planteles (46,7 %) llevaba en 2018 tres años como máximo en su institución (habían ingresado en 2016, 2017 o 2018). Estos resultados son casi idénticos a los reportados para el mismo universo de estudio por el censo 2007 (28,0 % y 48,1 %, respectivamente). Estas cifras significan que, por expresarlo de alguna

manera, los establecimientos educativos públicos en promedio renuevan cada tres años aproximadamente a la mitad de su staff docente. El análisis por subsistemas dentro de la ANEP no refleja diferencias demasiado pronunciadas entre el CEIP, el CES y el CETP. El CFE, en tanto, se distingue claramente de los otros tres consejos por un nivel más alto de estabilidad de sus docentes, a pesar de lo cual tampoco en este caso la rotación puede considerase baja.

En el conjunto de los centros privados, por otro lado, el censo 2018 registró niveles algo más bajos de rotación que en el conjunto de la ANEP, pero la pauta general es básicamente similar. El 21,0 % de las y los docentes de estas instituciones había comenzado a desempeñarse en su centro en 2018, el 31,1 % lo había hecho en 2017 y el 39,2 % en 2016.

Aunque a niveles más bajos que en la ANEP, estos resultados sugieren que la rotación de los planteles es, de todos modos, una característica importante en el ámbito de las instituciones privadas, especialmente si se considera que los mecanismos de asignación de cargos y horas son, este caso, comparativamente menos rígidos.

La inestabilidad docente que reflejan estos indicadores de rotación aparece asociada a algunos factores vinculados a la trayectoria profesional. De acuerdo a la información censal, la rotación es más frecuente entre las y los docentes más noveles (según antigüedad en la función), entre quienes no son efectivos en su cargo y entre los que tienen menos horas en el

establecimiento educativo. En el Gráfico 36 se reporta el porcentaje de docentes que se había incorporado al centro educativo el mismo año del censo (en 2018) según tres atributos diferentes: la antigüedad en la docencia, el carácter del cargo y las horas en la institución. El porcentaje de docentes que se incorporó a su centro ese mismo año es sustantivamente

mayor entre:

 las y los docentes más noveles: se ubica en 54,5 % para aquellos/as con menos de cinco años de antigüedad en la función, desciende a 29,2 % para quienes tienen entre 5 a 9 años de experiencia docente y desciende progresivamente a partir de allí;

 entre las y los interinos y suplentes (42,6 %) con relación a los efectivos (12,0 %) en promedio entre las y los interinos y suplentes (en comparación con el 11,9 % para las y los efectivos);

 entre las y los docentes con pocas horas en la institución: 40,3 % para quienes tienen 10 horas o menos frente a 5,9 % para quienes, en el otro extremo, trabajan más de 40 horas en su centro educativo.