Sociedad Uruguaya

Scavarelli: Uruguay y la marca “Del Pepe”

Una vez más compartimos la opinión del diputado colorado Alberto Scavarelli, en este caso, bajo el título Uruguay y la marca “Del Pepe”.

Las difundidas acciones del ministro de ganadería, para controlar los precios de algunos productos, han generado variados comentarios.

Es cierto que la rebaja de la carne de cortes más difíciles de colocar como el llamado asado y la falda, fue una exoneración tributaria lisa y llana, al dejar de cobrárseles el IVA.

Que la carne aprovechable es poca y que luego de cocida queda menos, es verdad; que es mejor bajar la carne picada subsidiándola con quita de impuestos porque permite a la gente otra versatilidad en la preparación de las comidas, también es cierto; que habría que bajar otras carnes sustitutivas, y promover el consumo de cordero que esta exento no es menos verdad. Pero lo cierto es que más allá de todo otro comentario, el
protagonista a cargo de esta nueva mezcla de las viejas COPRIN y SUBSISTENCIAS ahora unipersonal, de comienzos del siglo XXI, no podría haber sido mejor elegido.

Hasta chorizos con su nombre le han puesto a la venta bajo su enérgica protesta, mientras gestiona el arroz y sus compañeros trabajan con los panaderos quizás en pos de un pan del Pepe. Para los que no la conocieron o no lo recuerdan, la COPRIN fue el órgano de férreo control de precios, cuando la compleja congelación de precios y salarios durante el gobierno del presidente Pacheco, en medio de una inflación descontrolada. La Dirección de Subsistencias era la que abastecía, atestiguaba y abarataba, según rezaba su conocido slogan.

Con sus dichos -que muchas veces van demasiado lejos – trata con variado acierto, de bajarle revoluciones a un creciente descontento que se torna difícilmente controlable. Todo en medio de la negativa reforma fiscal y de una amenazante inflación ya despegada, para cuyo control se quita dinero del bolsillo a trabajadores y pasivos de ingresos medios para que no tengan con que gastar.

Se saca también dinero del mercado por el procedimiento de subir las tasas de interés para que el dinero se guarde en los bancos y se retire del mercado junto con la aplicación de una fuerte política del Banco Central, de reducción de la masa de dinero circulante, todo con el mismo riesgoso objetivo: bajar peligrosamente la capacidad de consumo interno.

La receta aplicada es vieja: si hay menos dinero en circulación la gente compra menos y si compra menos, los productos no se venden y por tanto no se pone presión a la inflación. Una solución por el achique, mientras la inflación que es el peor de los impuestos a los ingresos fijos, es capaz de devorar todo beneficio salarial y se suma a la debacle devastadora del IRPF, por estos días en plena aplicación. Lo peor es que la receta culmina no dando los resultados deseados, porque se genera un círculo perverso por el cual los precios terminan aumentando de cualquier forma, para cubrir gastos
fijos y las menores ventas.

Este ataque a la inflación es una forma de adelgazar sin hacer dieta ni ejercicio, se va directamente a bajar cinco quilos de golpe amputándose un brazo o una pierna. El fantasma de la inflación que devora los ingresos fijos, agita los demonios de la parálisis: la deflación y el desempleo. El peligroso riesgo de dos extremos pasteurizantes, mientras se complica el mercado internacional de capitales al que el gobierno tanto ha recurrido, las bolsas internacionales tambalean incidiendo en el riesgo país, al tiempo que la rendición de cuentas hace crecer peligrosamente el gasto del estado.

Preocupa que entre el paquete de instrumentos, se anuncie el «escrache» a comerciantes. Debiera prensarse bien donde termina un escrache y comienza el enojo resultante y la violencia que se constata latente y manifiesta en tantas ocasiones recientes.

Y si después del escrache se agrede al comerciante o se le destroza el local comercial, que pasará. Que pasará si algunos se salen de cauce y aflora la violencia y el vandalismo.

Aunque se quiera culpar a la prensa, la gente esta escuchando sus bolsillos, el aumento de los precios, sus sobres de sueldos con el IRPF, esta viendo la merma en el consumo y en la actividad porque los que podían gastar han visto reducidos sus sueldos y jubilaciones que incomprensiblemente ahora son considerados rentas. Comienza a ser considerado un logro que los precios de algunos alimentos de segunda o tercera calidad tengan que ser trabajosamente promovidos, subsidiados o rebajados bajo presión, con previsibles forcejeos entre ministros, mientras los precios notoriamente aumentan mucho más de lo anunciado.

No esta mal estar atentos a la evolución de algunos precios. Pero cuidado que el límite es impreciso y si se pasa de la raya, los productores pueden bajar los brazos y dejar de producir y reinvertir lo suficiente. El ejemplo de las tarifas argentinas artificiosamente rebajadas que impidió toda inversión en sectores estratégicos y que después de todo son un precio, esta muy cerca y a la vista con sus espantosos resultados.

Hay que cuidar el otro extremo: la escasez y con la vieja expresión carestía envuelta en largas colas populares desde la madrugada, que en años de la infancia nos tocara vivir, en procura de productos esenciales. No está lejos que se plantee la vieja congelación de precios y renazca la COPRIN, aun cuando por ahora esta sea unipersonal y se le llame del Pepe.

Asado, carne picada, arroz, chorizos, pan… parecen mucho usar la marca Pepe.
Será quizás porque es quien en el gobierno, parece estar viendo de cerca que ciertas cosas se están escapando de las manos. Un tiempo sostenido de bonanza y de crecimiento del IPC de la región sin precedentes, que esta siendo desperdiciado por la peor de las situaciones: la desesperanza generada por políticas tributarias erradas, que el asado, la falda, el arroz y los chorizos del Pepe no son ni de cerca suficientes para ponerle fin.

Experimentar radicalmente con la sintonía fina de las complejas variables económicas y el sentir de la gente, son medidas peligrosas, que después que se les sacó del horno y se ponen sobre la mesa, terminan siempre resultando muy caras.

Legislador Nacional – Partido Colorado.
http://www.scavarelli.com – albertoscavarelli@yahoo.com

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