Sociedad Uruguaya

¡Con la música a otra parte!

Pronunciamiento de la Asociación de Educadores Musicales del Uruguay (AEMU) ante las versiones de reducción de las horas de Educación Musical en Secundaria.

Textualmente expresa:

“´Cuando las soluciones educativas dependen estrictamente de la superación de la crisis económica, puede suceder que no lleguen nunca. El sistema, en vez de intervenir con soluciones de fondo, se limita a retocar, cada vez con menor eficacia, las viejas estructuras.

Sin embargo es preciso recalcar que la atención que recibe la educación expresiva y

artística no siempre depende de las posibilidades económicas del estado, sino del sistema de valores que surge del proyecto político´”.

VIOLETA HEMSY DE GAINZA

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El arte en la escuela: ¿porqué no se legitima? (Pedagogía musical, Pág.12) ED. Lumen. Argentina 2001.

A la opinión pública y autoridades de CODICEN, CES ,FENAPES, ADES :

La Asociación de Educadores Musicales manifiesta su honda preocupación y su total rechazo ante las resoluciones tomadas por el Consejo de Educación Secundaria en cuanto a el currículo de 3er año Ciclo Básico en la que desaparece la asignatura Educación Sonora y Musical, quedando en la modalidad de optativa y a contra-turno.

El desarrollo artístico y la música en particular han sido y serán pilares fundamentales inherentes a la identidad cultural del pueblo uruguayo, de los pueblos latinoamericanos y los del mundo.

Entendemos que esta decisión es contraria a todas las tendencias más renovadoras de la educación contemporánea donde el arte, la expresión y la música

son implementados y concebidos como oportunidades de socialización y de desarrollo de los derechos culturales que fortalecen la igualdad de oportunidades.

En una concepción de cultura diversa y democrática los espacios de desarrollo artístico-musical – expresivo individuales y

colectivos, cumplen un papel fundamental en el fomento de iniciativas orientadas al afianzamiento de la democracia, del sentido de pertenencia y de la cohesión social.

Quienes estamos en las aulas: cantando, haciendo ritmo, danzando, escuchando, tocando y soñando un futuro mejor para nuestro país, sabemos del efecto positivo que esto

causa en nuestros jóvenes, permitiéndoles socializar en la diversidad y en el respeto por otras expresiones diferentes a las propias.

Muchas veces hemos escuchado los lamentos y las preocupaciones de la sociedad toda en relación a los problemas de deserción escolar. ¿Será

que seguiremos ahondando la brecha que existe entre la realidad social y la aulas? Nuestro pueblo es sabio y sabe reconocer las bondades de la música, como todos los pueblos, y es así que ha desarrollado sus propias expresiones y códigos que hoy inundan nuestras calles y corazones. Debemos apoyarlas desde las aulas fortaleciendo nuestra identidad cultural y asegurando la igualdad de oportunidades de expresión y sensibilización de nuestros futuros ciudadanos.

Seria un grave error que nuestro sistema educativo formal continúe ciego ante la realidad de que la música es una protagonista

insustituible en la vida cotidiana de las sociedades contemporáneas, ahondando con estas decisiones las diferencias con la enseñanza privada donde allí la música es absolutamente imprescindible y convocante.

La presencia de la asignatura en todos los años del Ciclo Básico, obligatoria, ha sido una acertada decisión que se ve amenazada hoy día. No entendemos de qué manera se relaciona esta propuesta actual con las políticas de inclusión social que tanto se pregonan, para las cuales la música ha sido y será una de las herramientas más idóneas; y al mismo tiempo de qué manera se relaciona esto con el objetivo primero de la educación de nuestro país:

formar ciudadanos responsables, creativos y críticos.

´Únicamente un tipo de educación musical es capaz de hacer justicia a la situación que acabo de mencionar: aquel tipo de educación no orientada hacia el profesionalismo de los músicos, sino aquella educación musical que se acepta como un medio que tiene la función de desenvolver la personalidad del joven como un todo, de despertar y de desarrollar facultades que son indispensables al profesional de cualquier área de actividad, como, por ejemplo, las facultades de percepción, de comunicación, de concentración, de autodisciplina, de trabajo en equipo -es decir, la subordinación de los intereses personales a los del grupo-, la facultad de discernir, de análisis y de síntesis, de ´soltarse´, de ´liberarse´ y de autoconfianza, la reducción del miedo y de la inhibición causados por prejuicios, el desenvolvimiento de la creatividad, del sentido de responsabilidad, de la sensibilidad, de valores cualitativos y de la memoria, y principalmente del proceso de concientización del todo, base esencial del raciocinio y de la reflexión. Nuestras escuelas, después de todo, ofrecen a sus alumnos cursos de deportes y fútbol, sin pretender con eso preparar o formar deportistas y jugadores de fútbol profesionales…´

Hans-Joachim Koellreutter

POR LA ASOCIACIÓN DE EDUCADORES MUSICALES DEL URUGUAY (AEMU)

Julio Brum PRESIDENTE. Javier Cabrera SECRETARIO.

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