Sociedad Uruguaya

El electo presidente José Mujica integra una larga lista de ex combatientes revolucionarios que llegan a lugares de distinción gubernativa. Un diario argentino hace una semblanza sobre ex guerrilleros

El diario argentino Clarín publica en su portal en internet un artículo sobre el ascenso a los gobierno de líderes que han tenido en su pasado actividad guerrillera.

El electo presidente uruguayo sirve como disparador de la nota que se publica íntegramente a continuación.

José «Pepe» Mujica se presentaba hace unos años como «un viejo que tiene unos cuantos años de cárcel y tiros en el lomo, un tipo que se ha equivocado mucho, como su generación, medio terco, porfiado, y que trata, hasta donde puede, de ser coherente con lo que piensa». Y son muchos los militantes de generación de los 60 y 70 que comparten ser hoy más viejos, haber vivido la cárcel y la tortura y, sobre todo, haberse equivocado mucho. Pero como dice Emir Sader, sociólogo y veterano militante de la izquierda brasileña, a Clarín, «es como si hubiéramos conquistado una nueva oportunidad de realizar los viejos sueños. Después de reveses, sacrificios, pérdidas, no hay cómo no poner en eso una gran carga emocional».
Obviamente, el mundo, y esta generación que buscó tomar el cielo por asalto -con las armas en la mano- no son los mismos de entonces. Muchos simplemente cambiaron de métodos para conseguir los mismos sueños, otros cambiaron la utopía por el cinismo. Pero muchos llegaron al poder.
Varios de esos ex guerrilleros forman hoy parte de la cúpula de varios gobiernos latinoamericanos. A Mujica esa segunda oportunidad lo acaba de llevar a la presidencia de Uruguay a los 74 años. Alí Rodríguez -alias «Comandante Fausto»- es hoy ministro de Economía de Venezuela, después de presidir la superpoderosa petrolera estatal PDVSA. Dilma Roussef -que competirá con José Serra para suceder a Lula- militó en Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares, uno de los principales grupos guerrilleros brasileños y sucedió en el cargo de Jefa de Gabinete a otro ex militante armado: José Dirceu. Daniel Ortega regresó al poder en Nicaragua, aliado a los ex contras -la guerrilla antisandinista apoyada por Ronald Reagan- y a la cúpula de la Iglesia católica. En el vecino El Salvador, Mauricio Funes -sin pasado armado- llegó a la presidencia de la mano del ex grupo guerrillero Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional. Y en Argentina, vinculados a Montoneros como Nilda Garré -al mando de las FF.AA.- o Carlos Kunkel (que terminó amigo de Aldo Rico) llegaron al poder.
Un caso más atípico es el del actual vicepresidente boliviano, Alvaro García Linera, quien participó junto al aymara Felipe Quispe en una extemporánea guerrilla indígena en los 90 -el Ejército Guerrillero Tupak Katari-, estuvo cinco años en la cárcel y, al salir, su nuevo rol de analista y sociólogo mediático lo llevó en menos de una década al segundo lugar de mando. Todos ellos son parte de ese grupo con suerte a quienes la vida apretó pero no fulminó, como dice Mujica, y tuvieron esa ansiada segunda oportunidad. Y si hace unos años, el pasado guerrillero era algo para ocultar, hoy puede ser un no despreciable capital político a reivindicar, obviamente como «pecados» de juventud, «acordes al momento histórico». Las controversias sobre la lucha armada quedaron relegadas a pequeños espacios intelectuales. Ya el socialismo está en la agenda de pocos, y nadie pone en duda a la democracia como vía de acceso al poder. Al fin de cuentas, no son muchos quienes siguen asustando a los «buenos burgueses» al decir del recién electo presidente uruguayo.
«Hoy se trata de superar al neoliberalismo. Conforme la profundidad con que lo superemos, estaremos también avanzando en la superación del capitalismo», dice Sader, quien no oculta su apoyo a Roussef.
Pero entre los ex guerrilleros notorios no todos son oficialistas en el «giro a la izquierda». Teodoro Petkoff (77 años) ex guerrillero comunista en los 60, en el Comando de Douglas Bravo, es una figura de la oposición dura a Hugo Chávez, al igual que el ex líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Domingo Alberto Rangel.
Otro ex combatiente, Pompeyo Márquez, es acusado en blogs chavistas de recibir plata de la CIA. En Perú, el ex primer ministro de Alan García, Yehude Simon, estuvo preso acusado de vínculos con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Pero es Nicaragua donde más ex guerrilleros se oponen a un gobierno supuestamente de izquierda: la mayoría de la vieja guardia sandinista -como Dora María Téllez, el ex vicepresidente Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal y Gioconda Belli- son furibundos «antidanielistas» y dicen que Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo conduce al país hacia una dictadura familiar… como la de Anastasio Somoza.

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