Sociedad Uruguaya

Guía Acción Climática Local: Una guía para jóvenes de América Latina

La guía Acción Climática Local. Una guía para jóvenes de América Latina, la cual fue elaborada con el objetivo principal de fortalecer las capacidades de jóvenes de América Latina para actuar en la promoción de la acción climática a nivel de sus países.

Los jóvenes tienen el potencial para protagonizar el cambio necesario para lograr la justicia climática. Esta guía propone una serie de pasos y estrategias para diseñar e implementar acciones de activismo, comunicación y lobby.

La guía comparte, en un lenguaje accesible, experiencias y reflexiones sobre cómo los jóvenes pueden actuar en sus comunidades a favor de implementar la una agenda climática, inspirada en la realidad de los jóvenes activistas latinoamericanos.

Aquí, algunos de los conceptos en los primeros dos capítulos.

¿POR QUÉ UNA GUÍA DE ACCIÓN CLIMÁTICA?

Hablar del cambio climático y de la crisis que genera es complejo. Principalmente porque la forma en que durante mucho tiempo se comunicó este fenómeno intensificado por la acción humana fue a través de imágenes alarmistas y, en su mayor parte, alejadas de la vida cotidiana y local. ¿Cómo podrían las personas en las ciudades, en las zonas rurales, en sus comunidades y territorios reconocerse en estos escenarios que no representaban sus realidades?

El gran problema de la crisis climática es que, actualmente, no hay región del planeta que no sienta sus impactos. A diferentes niveles e intensidades, es posible notar cambios en los patrones de las precipitaciones, sequías, escasez de agua, proliferación de virus, tormentas y, a escala local en ciudades, olas de calor, crisis hídricas, altas tasas de enfermedades respiratorias y muchas más. Se ha vuelto imposible no sentir el impacto del cambio climático a nivel local. El IPCC, un panel intergubernamental sobre cambio climático, ha presentado datos científicos en los últimos años para probar estos cambios, junto con la advertencia: algo debe hacerse con urgencia.

Uno de los principales objetivos del Acuerdo de París, que es un compromiso global para combatir el cambio climático a través de objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, es mantener el calentamiento del planeta por debajo de los 2°C en relación con niveles preindustriales, mientras se realizan esfuerzos colectivos e individuales adicionales que permitan que el calentamiento global no supere los 1,5°C. Después de todo, el objetivo común del planeta es simple: controlar la temperatura hasta finales de siglo.

Para actuar y colaborar con este objetivo, es necesario comprender qué hay detrás. Hablar de la crisis climática es hablar de cómo vivimos, cómo nos movemos, cómo existimos. Para garantizar la preservación de la naturaleza y de las generaciones venideras, debemos repensar todas nuestras relaciones humanas y ambientales.

Pero esto es sólo el comienzo. Cada país debe cumplir con los pilares y metas globales en función de sus especificidades y peculiaridades. Por ello, actuar localmente ha demostrado ser cada vez más importante para afrontar la crisis climática, para garantizar más salud, aire puro en las ciudades y el campo, estabilidad económica y social, preservación natural y, en consecuencia, bienestar para la población.

En este contexto global, es importante ver a América Latina y el Caribe (ALC) como una región fundamental en el proceso de combate a la crisis climática. Primero, por una historia de explotación y lucha, en gran parte asociada a movimientos ambientales con pueblos tradicionales, y en segundo lugar, como poseedora de una gran biodiversidad que es fundamental para el equilibrio de la vida en el planeta.

La región de ALC será una de las más afectadas por la crisis climática. El Banco Mundial, en su informe Preparing for Internal Climate Migration (Preparándose para la migración climática interna), estimó que más de 5,8 millones de personas se verán obligadas a abandonar sus hogares/regiones debido al clima para el año 2050. El IPCC 1.5 también señala graves riesgos para la salud, la seguridad alimentaria y los ecosistemas terrestres de la región. Como resultado, las pérdidas económicas serán cada vez mayores a medida que aumenten las temperaturas, especialmente en los países de ingresos medios, como es el caso de la mayoría de los países de la región de ALC. Además, los esfuerzos por controlar este escenario se reflejan en las estrategias de adaptación, ya que la necesidad de desarrollar formas de adaptarse aumentará proporcionalmente con la temperatura.

Los países deben ser más ambiciosos para resolver estos problemas. Los compromisos firmados hasta ahora son insuficientes. Es necesario presentar e implementar nuevos compromisos y nuevas tecnologías en todos los ámbitos. Es por eso que la ciencia juega un papel importante y debe guiar todas las decisiones climáticas basadas en datos confiables y seguros. Hay una transversalidad innegable en este recorrido, la agenda climática atraviesa varias otras y refleja la diversidad del tema.

Históricamente, las juventudes latinoamericanas y caribeñas han jugado un papel fundamental en la construcción de un nuevo camino a través de la justicia climática, no solo porque conocen los matices de ser el sur global y trabajar para cambiar la realidad, sino, porque, para muchos de nosotros, defender y cuidar el territorio es parte de nuestra esencia. Las juventudes de ALC han demostrado cómo avanzar hacia la descarbonización,

cómo trabajar en equilibrio y cómo proteger vidas. Es más, es la juventud la que ha reclamado una mayor responsabilidad por parte de los tomadores de decisiones. Es desde esta perspectiva que nació esta Guía de Acción Climática Local, a través del reconocimiento de los matices de la región de ALC y del entendido de que las juventudes tienen el potencial para protagonizar el cambio sistémico necesario para la justicia climática. Se desarrolló con el objetivo de equipar y fortalecer a las diversas juventudes de la región de ALC, con herramientas que pretendan impulsar la acción e incidencia local para combatir la crisis climática impuesta.

La Guía de Acción Climática Local traduce, en un lenguaje accesible, reflexiones sobre cómo las juventudes pueden actuar en sus comunidades a favor de la agenda climática, inspirada en la realidad de los jóvenes activistas latinoamericanos, en las experiencias de Engajamundo y otras organizaciones que luchan contra la crisis climática. Es una herramienta para inspirar preguntas y presentar formas para una transformación local.

¿POR QUÉ LAS JUVENTUDES DE ALC?

Los jóvenes siempre se han caracterizado por liderar grandes cambios sociales y la crisis climática es un ejemplo más de ello. Durante años, las decisiones que impactaban sobre el medio ambiente y, por ende, a la sociedad, las tomaba un grupo muy reducido de personas en busca de sus propios beneficios, a costa de la mayoría. Por ello, los jóvenes heredarán un futuro donde los incendios, las grandes sequías o inundaciones, las olas de calor, entre muchos otros, serán problemas cotidianos, aunque no formen parte de la toma de decisiones que nos llevó a ello. Ante la actual crisis ambiental mundial, está más que claro que este modelo necesita cambiar.

La gente suele decir que los jóvenes somos el futuro y que nosotros vamos a cambiar el mundo, pero no hay tiempo que perder. Más que el futuro, las juventudes también se ven impactadas en el presente, y si no actuamos hoy, no tendremos un mañana que garantizar. Por eso, se ha venido construyendo un movimiento imparable en todo el mundo a cargo de diversas juventudes que entienden que no hay justicia social sin justicia ambiental, y que está dispuesto a movilizar y presionar a quienes hoy tienen el poder de decisión hasta que nos escuchen y hagan lo que deben hacer por el planeta.

Como jóvenes, tenemos la obligación de incidir políticamente y colocar el tema ambiental en la agenda social, política y económica de nuestros países, con el fin de garantizar el cambio sistémico que necesitamos para frenar el cambio climático. No hay gobierno que nos salve de esta crisis, sino el movimiento que supimos construir y que seguiremos fortaleciendo. La militancia funciona y en nosotros, los jóvenes, reside la esperanza de construir un mundo más justo y sostenible.

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