El proyecto que establece normas «al derecho a la identidad de género y que promueve el cambio de nombre y sexo registral» tiene como propósito «evitar otra forma de discriminación bastante dolorosa», expresó la senadora Margarita Percovich (Vertiente Artiguista) en el seno de la Comisión de Población y Desarrollo del Senado.

En la sesión del lunes 30 de junio de 2008, Percovich dijo que «hemos recibido muchas denuncias -creo que a todos nos ha ocurrido lo mismo- sobre casos de discriminación de personas que tienen una identidad sexual pero su aspecto físico no se corresponde con ella, como por ejemplo, un hombre que se siente mujer y se viste y maquilla para tratar de que su imagen coincida con su sentimiento de ser mujer. Es más, en algunos casos, incluso, llegan a operarse, intervención que en nuestro país se realiza en el Hospital de Clínicas».

Pero, lamentablemente, agregó Percovich, «lo que todavía no se puede cambiar es la partida de nacimiento y el documento de identidad, debido a la estricta reglamentación que actualmente existe en nuestro país. Entonces, más allá de que una persona sea del sexo masculino y trabaje, vaya al médico, viaje, etcétera con apariencia de mujer -es común, por lo menos si consideramos los casos que llegan a nuestros despachos- igualmente sufre tremendas discriminaciones en el momento en que se lo nombra en voz alta, ya sea en un consultorio médico, en la fila para obtener un pasaporte o en el mismo trabajo».

Identidad de Género

La titular nacional del Programa ITS-SIDA, del Ministerio de Salud Pública, socióloga María Luz Osimani sostuvo que «el SIDA tiene una serie de raíces y cuando uno comienza a trabajar en la enfermedad se da cuenta de que ésta se mete en la sociedad como un pulpo. Como es un asunto que no se resuelve sólo con determinada medicación, comenzamos a acercarnos a grupos que se consideran de mayor vulnerabilidad en cuanto a su inclusión social y a su acceso a los sistemas educativo, laboral y de salud».

Entre ellos, dijo, «se encuentran las personas que tienen identidad de género diferente a su identidad biológica, por lo cual, para acceder a los distintos sistemas a lo largo de su vida, han enfrentado diversos problemas».

Por otra parte, ante una consulta, Osimani estimó en algo más de 2700 el número aproximado de travestis en nuestro país que son «trabajadoras sexuales» (1700 en Montevideo y superior a 1000 en el interior).