En momentos en que una delegación oficial uruguaya encabezada por el ministro de Defensa Nacional de nuestro país, José Bayardi, visita a los militares uruguayos apostados en el Congo en el marco de la misión de Paz de la ONU,  grupos humanitarios que trabajan en el este de la República Democrática del Congo (RDC) consideran «insuficiente la actuación de la Misión de la ONU» (MONUC) en ese país, pese a la reciente decisión del Consejo de Seguridad de la organización de elevar a 20.000 el número de los llamados «cascos azules».

«La MONUC no hace casi nada, son meros observadores y cuentan con unos medios técnicos y humanos muy pobres, casi de vergüenza», declaró en la ciudad de Goma, la capital de la provincia oriental de Kivu Norte, Juanjo Aguado, religioso católico español que trabaja en un proyecto educativo del Servicio Jesuita para los Refugiados, según la agencia española de noticias, EFE.

Para él, «lo único que hacen bien» los militares de la MONUC, «es el control de la ciudad de Goma, porque los soldados que están en el campo, completamente aislados, son indios y paquistaníes que desconocen el terreno, la situación y, por supuesto, el idioma».

En esa área se encuentran también los militares uruguayos.

«No tienen una idea general de la situación y falta claridad en el mandato de la MONUC», agregó Aguado, al tiempo que explicaba que «se trata de una guerra a fuego lento, con combates todos los días en algún lugar, entre grupos armados que campaña por toda la región de Kivi».

Sobre el alto el fuego declarado el pasado 29 de octubre por los rebeldes tutsis congoleños del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), recordó que «es unilateral, ellos mismos no lo respetan y los otros (el Ejército y las milicias locales mai-mai) no lo aceptan». El CNDP, que lidera Laurent Nkunda, declaró el alto el fuego después de haber ocupado gran parte de Kivu Norte y situarse a las puertas de Goma, y posteriormente se ha retirado de diversos frentes a la espera de unas negociaciones con el Gobierno, presidido por Joseph Kabila, que promueve Naciones Unidas.

«Soy defensor de las fuerzas de paz, pero no así, porque cuando la situación se pone muy caliente ponen la tapa, pero no logran apagar el fuego», concluyó el jesuita español.