El Centro Nacional de Rehabilitación de reclusos anunció los planes de trabajo que viene desarrollando con la población carcelaria. Los prepara para «el afuera», en una apuesta fuerte a reducir la reincidencia, que en el CNR alcanza sólo el 10%. La formación y la experiencia laboral son los ejes de una iniciativa sin precedentes en el país.

Pese a su corta existencia -fue creado en 2002- el Centro Nacional de Rehabilitación (CNR) dejó de ser un proyecto piloto para convertirse en un centro de pre-egreso modelo, donde se brindan oportunidades para desarrollar aptitudes, conocimientos y competencias en pro de una inclusión social favorable en el medio abierto, explicó el director general del Centro, Augusto Vitale.

Funciona en el predio del ex Hospital Musto y surgió como uno de los componentes del Programa de Seguridad Ciudadana, hasta el año 2005, fecha en que ingresa a la órbita del Ministerio del Interior como un establecimiento no dependiente de la Dirección Nacional de Cárceles, sino de la Secretaría Ministerial, convirtiéndose en un organismo con independencia técnica y de gestión.

Los reclusos que aquí ingresan coinciden en la diferencia «abismal» que existe en relación a otros centros carcelarios. En el CNR «se vive con dignidad», aseguran.

Requisitos y perfiles: la llave del ingreso
Un requisito básico para ser seleccionado por un equipo multidisciplinario y así ingresar al CNR es tener entre 18 y 34 años. Si bien no se tiene a priori una preselección en cuanto a los delitos, a un perfil criminógeno, se apunta a aquellos que por sus características tengan posibilidades de incorporarse a un sistema de confianza y sean apoyados por su red social y familiar, que no es necesariamente la familia tipo constituida, sino aquellas personas que lo vienen apoyando y que lo continuarán haciendo a su ingreso
Para acceder y permanecer en el centro es esencial la voluntad de participar de un proyecto de estas características que compromete profundamente al individuo y a su entorno social y familiar que tiene que apoyar el Plan Individual de Trabajo, una especie de «contrato» que se firma al mes de ingresar, previa selección en establecimientos carcelarios. Esos primeros 30 días se consideran la etapa de diagnóstico.
Actualmente 118 internos están alojados en el CNR, pero se genera un promedio de 80 libertades al año y la misma cifra de ingresos, por lo que el número de reclusos es constante. Se encuentran alojados en tres niveles del edificio que representan las tres fases del proceso, teniendo en cuenta que se trata de un «sistema de progresividad».
En el centro trabaja un equipo técnico de 28 personas, 10 administrativos, una guardia interna de 13 funcionarios ejecutivos y una guardia perimetral de nueve personas.
Una jornada tipo de los reclusos que ya pasaron la primera etapa es: levantarse 7:30 am. A las 8:00 hs. desayunan; 8:30 bajan a la actividad laboral hasta las 12:30 hs. La misma es progresiva, pasan de un aprestamiento básico donde se procura asignarles una labor, que se habitúen a cumplir un horario y sean responsables de la tarea que realizan. A partir de una serie de evaluaciones pasan a puestos internos de trabajo más complejos, con mayor nivel de complejidad, a la vez que van adquiriendo competencias en la parte educativa, que se realiza en el horario de la tarde.
Mediante un convenio entre el CNR, Jefatura de Policía de Montevideo, la Junta Nacional de Drogas y el MIDES, se lanzó este año el programa de atención a primarios, a jóvenes que por primera vez ingresan al sistema penal y a la privación de libertad como consecuencia del consumo problemático de drogas.
La visión que los Jueces tienen del CNR es valorada como positiva por las autoridades del Centro, teniendo en cuenta el apoyo que reciben los internos ante sus solicitudes, tanto sea por las primeras experiencias laborales afuera, como de salidas anticipadas. Muchos Jueces y abogados defensores visitan a los internos en el lugar.
En cuanto al nivel educativo de los reclusos, mayoritariamente se ubica en la finalización del ciclo de Primaria. Algunos comenzaron Secundaria o UTU (1º y 2º grado). El nivel educativo ha aumentado, un poco por la oferta interna y otro poco porque ya ingresan al CNR con esa formación.
Al ingreso de los internos se realiza un diagnóstico laboral. Luego se inicia un proceso de aprestamiento de varios meses, donde efectúan trabajos colectivos para generar cohesión entre los internos. El trabajo en equipo permite distribuir las tareas según las aptitudes. Se distribuyen en comisiones laborales internas para luego definirse la labor que ocupa cada uno.
El eje transversal dentro del Centro Nacional de Rehabilitación es el empleo, que los internos en el proceso de pre-egreso, de obtención paulatina de su libertad tengan un empleo asistido. Para ello se concretaron una serie de convenios con diversos organismos que brindan oportunidades laborales, a través de pasantías.
En cuanto al rol de la familia, se manejan dos posibilidades: la familia fue permisiva con relación al delito, lo vio como algo natural, o esa familia no fue capaz de poner los límites necesarios. Se trabajan ambas hipótesis en lo que se denomina el Sistema Multifamiliar.
Un elemento diferencial del Centro es que durante las festividades de Navidad y Fin de Año, los familiares de los internos pueden concurrir y pernoctar hasta el día siguiente en el edificio. La iniciativa se instrumenta desde el comienzo del proyecto, teniendo en cuenta que se trata de un sistema de máxima confianza.
Existen niveles de reincidencia como ocurre a nivel mundial, pero los niveles en el CNR son muy bajos, no alcanzan el 10%, cifra que se viene manteniendo durante estos seis años, salvo leves oscilaciones