“Decisión acertada” es el título del relato que nuestro amigo Luis Alzamendi comparte con los lectores de Sociedad Uruguaya.

“Disfrutaba de la etapa de la niñez en la forma que le fuera posible, ya que su vida familiar a consecuencia de la separación de sus padres, era muy inestable, en realidad lo que era familia, había tenido una corta duración, había sido mutilada por un motivo del cual el niño era ajeno. Al pasar el tiempo, su mente fue invadida por cosas que para él eran novedosas, cosas que cuando vivía en familia no conocía. Algunas pasarían por el filtro de los consejos de su madre, quién según ella le indicaría si eran buenas o malas, otras quizás pasarían inadvertidas porque serían consideradas comunes a los ojos de las personas. La vida del ya adolescente se iba formando según el medio que lo rodeaba. La escuela no sólo era un lugar de estudio, sino también un albergue diurno, porque estaba parte del día ahí. También era un lugar donde él descargaba la violencia que había en él. Pasaba más en otras casas que en la que lo cobijaba, no había nada que lo atrajera para estar ahí. La calle era un lugar de desahogo, de libertad y de malas influencias. Ya siendo un joven su mente seguía en formación y eran mas las cosas malas que tenía, que las buenas, algunos consejos de su madre habían sido guardados, pero nuevas cosas iban apareciendo. Con el deseo de adquirir algo de dinero, invitó a uno de sus amigos a formar una banda para intimar a personas a pagar como un peaje para pasar por cierto lugar, sino iban a tener problemas. A éste le gustó la idea y fueron a decirle a otro que era estudioso de la música y tocaba el piano. Cuando le comentaron a éste, él pensó que era de música, pero cuando le explicaron bien, el les dijo que no y les aconsejó que no lo hicieran, que iban a terminar mal. En ese momento se dieron cuenta lo que estaban por hacer y desistieron de hacerlo”.

“Reten el consejo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida”.

Luis Alzamendi.

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