Rodrigo Nuñez nos comparte una vez más de sus conocimientos a la hora de transmitir emociones, vivencias y sentimientos a través de sus cuentos. En este caso lleva como título “El Chacarero”.

“Había una vez un señor muy trabajador que se dedicaba a la siembra y el cuidado de sus animales.

Siendo de oficio chacarero tenía una  tradición de levantarse a las seis de la madrugada con el canto del gallo y, de acostarse muy temprano…cerca de las nueve de la noche.

Este humilde hombre llamado José, era un buen obrero que no disponía de grandes lujos y comodidades; pero si tenía un gran corazón para darles a sus hijos y esposa.

En la familia siempre había buena comunicación y nunca se ocultaba nada; ya que la más pequeña no se le escapaba nada en decir.

No obstante, esa bonita comunicación que se generaba en la familia determinaba los verdaderos valores y principios en cada uno de los integrantes del hogar; como ser el respeto, la honestidad y la responsabilidad que se tenían.

Al percibirse en ellos esos bonitos valores su ambiente, también, iba cambiando mágicamente. Los esposos se ayudaban mutuamente en las tareas de hogar, o sea, juntos lavaban la losa, la ropa, criaban a sus hijos, cultivaban la tierra y cuidaban de los animales…una rutina que no la perdían de vista, porque su único fin era tratar de repartir las tareas por iguales.

Sin embargo, sus hijos iban cultivando de sus padres esa rica enseñanza de: amor, respeto, solidaridad…que con el tiempo entre hermanos imitaban el mismo ejemplo.

Cuando iban a la ciudad hacer las compras y mandaban a sus hijos a la escuela su medio de transporte era un carrito con caballos que hacía largo kilómetros, hasta llegar al pueblo.

Al regresar a la chacra volvían en su carrito con una sonrisa de felicidad en sus rostros, y con la pregunta que toda madre le hace a sus hijos: ¿cómo les fue hoy?, ¿a prendieron mucho?, ¿se divirtieron?…lo cual, la respuesta de ellos a coro era siempre de un siiiiii¡¡¡

Mientras que José, muy contento de la familia que tenía cantaba sin parar  durante todo el camino…verlos era un ejemplo de vida que a muchos daba envidia.

Además, el chacarero no sólo era bondadoso con su mujer e hijos; sino que lo era con sus vecinos más a llegados al ofrecer su mano solidaria para aquellos que la necesitaban y, deseándoles el bien a las personas que lo tenían como mal visto.

Finalmente, esta historia de vida fue el testimonio de un niño que al contarla, la recuerda con mucho amor…aunque, hoy convertido en un hombre la fue conociendo en su vida, como un sueño que un día aspiraba ser…”.

FIN.

AUTOR: RODRIGO NÚÑEZ.

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