Las ineficiencias a nivel logístico, provocadas por la falta de infraestructura apropiada y de procesos adecuados, supone para todos los uruguayos el pago de un importante sobrecosto asociado al consumo.

El director CLC, una  empresa especializada en el diseño de centros de distribución y plataformas logísticas, Pablo Bobba, estimó que anualmente esa cifra se ubica en el entorno de los US$ 1.400 millones de dólares.

El experto, que participó recientemente en Transolg, la primera feria internacional de Transporte y Logística que se realizó en Uruguay, formuló este cálculo apoyándose en datos del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y del Banco Mundial (BM) y en estimaciones propias.

Bobba explicó que según Cinve, el consumo de los hogares uruguayos se situará este año en alrededor de US$ 32.000 millones, mientras que de acuerdo al INE, el consumo de alimentos, vestimenta y artículos para el hogar representa alrededor de 30% del total, esto es unos US$ 9.600 millones.

A su vez, indicó que un estudio elaborado por el BM establece que el costo logístico implícito en el consumo de bienes en el Mercosur es aproximadamente del 30%, cuando en los países desarrollados se ubica entre el 8% y el 10%.

“Si contáramos con centros de distribución diseñados especialmente para esos fines, si aplicáramos tecnología para gestionarlos, si administráramos nuestra flota de distribución de manera eficiente, la incidencia del costo logístico en el precio final podría reducirse, en una estimación conservadora, a la mitad”, sostuvo Bobba. “Es decir, en vez de gastar unos US$ 2.800 millones en hacer que los productos lleguen a nuestras manos, gastaríamos US$ 1.400 millones”, concluyó.

Asimismo, Bobba destacó que Uruguay, gracias al alto nivel de desarrollo registrado en los procesos logísticos orientados al comercio exterior, ha logrado posicionarse como centro de distribución regional. Sin embargo, afirmó, “todavía existe un enorme potencial de desarrollo para la logística ‘puertas adentro’, que permita una circulación eficiente de los bienes que se comercializan internamente”

En este sentido, remarcó que las mayores deficiencias se detectan en la distribución de mercaderías a nivel urbano, lo que internacionalmente se conoce como la “logística de la última milla”.