Según la directora del Departamento de Psiquiatría del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Mónica Silva, entre el 40% y el 60% de los adolescentes privados de libertad están medicados, ya que es la única manera de llevar adelante un “proceso educativo” con ellos. “Si no logro que puedan pensar sobre sí mismos, sobre las consecuencias de los actos, la privación de libertad no va a cumplir ninguna función. El proceso socioeducativo precisa de un sujeto que pueda escuchar”, explicó.

La profesional se refirió a las declaraciones del representante de la Organización Mundial Contra la Tortura, Eric Sottas, quien dijo que los adolescentes del Hogar Ser de la Colonia Berro, “parecían zombies de tomar tanta medicación para dormir”. Silva dijo que “no hay zombies, no hay jóvenes sobremedicados”, sino que “todos los chiquilines” que ingresan en la Colonia Berro son “evaluados por médicos y psiquiatras, no solo porque corresponde que sean evaluados porque generalmente hay que hacer informes al Poder Judicial, sino por una cuestión de salud”.

Silva señaló que al menos el 90% de los adolescentes privados de libertad tiene “un consumo prolongado de pasta base”, y es su deber profesional cuidar de éstos. “El paciente que está en un período de abstinencia, que no puede dormir, que se quiere cortar, requiere apoyo farmacológico, no un chaleco químico, no para sedarlo, sino para mitigar el sufrimiento que le implica la abstinencia más la privación de libertad”.

Agregó que además de los problemas de consumo, los adolescentes tienen “una larga historia de trastornos psiquiátricos de la infancia no tratados”, situación que alcanza al 60% de ellos. Esto lleva a que haya un 15% de adolescentes a quienes es “muy difícil” rehabilitar, a causa de estos trastornos psiquiátricos. “Hay un grupo que realmente no se cura”, afirmó.

Fuente: (Búsqueda, pág. 13; 30/08/2012) y Agencia Vos y Voz El Abrojo.