El PCTP y la Fundación Ricaldoni de la Udelar firmaron un convenio para colaborar en modalidades que van desde la ejecución de proyectos industriales y medioambientales, hasta las actividades de promoción de la investigación. En el acto, el ministro Kreimerman afirmó que el “desarrollo tecnológico propio” es el más genuino motor de generación y distribución de riquezas para nuestro país.

El Parque Científico Tecnológico de Pando (PCTP) -en cuya junta directiva participa el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM)- y la Fundación Julio Ricaldoni (FJR) de la Facultad de Ingeniería (Universidad de la República) firmaron este miércoles un convenio marco para implementar actividades de colaboración en diferentes modalidades. Entre ellas se encuentran la complementación para el desarrollo y ejecución de proyectos industriales, medioambientales y de valorización de residuos; la cooperación en programas de formación de personal investigador y técnico; el asesoramiento mutuo, y la organización de actividades de promoción vinculadas a la investigación y el desarrollo tecnológico.

El convenio se suscribió en el salón del Consejo de la Facultad de Ingeniería, con la presencia del ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman; el presidente de la Fundación Ricaldoni y decano de la Facultad de Ingeniería, Héctor Cancela; y el presidente del PCTP, Fernando Amestoy.

El PCTP, creado por el artículo 251 de la Ley 18.362 de 2008, es una entidad pública de derecho privado cuyo objetivo es ser un espacio articulador entre el sector empresarial que apuesta por la innovación en Uruguay y el sector científico capaz de desarrollar productos y procesos para la mejora de la competitividad en los mercados nacionales e internacionales. En su junta directiva hay representantes de la Facultad de Química de la Universidad de la República, el MIEM, la Intendencia de Canelones y la Cámara de Industrias del Uruguay.

El ministro Kreimerman afirmó que todos quienes asistieron al acto compartían una “visión común” sobre el “proceso de desarrollo necesario para el país”. “El desarrollo productivo y la industrialización son la base tanto de la generación de la riqueza como de su distribución a largo plazo”, señaló, y añadió que este proceso –que debe ser inclusivo y sustentable ambientalmente- posee una “fuerte base científica y tecnológica”. Además, sostuvo que el Estado “tiene un rol significativo” al respecto.

Kreimerman recordó que, luego de una década de crecimiento, se corre el riesgo de “caer en la trampa del medio”, según un término de la economía industrial. Esta consiste en agotar los factores que han permitido ese crecimiento, pero que hoy resultan insuficientes, y frenar así el proceso de incremento de la riqueza de los uruguayos y la mejora de su distribución. Estos factores son la utilización de los recursos naturales, la explotación máxima de las posibilidades logísticas y la atracción de inversiones extranjeras. Uruguay ha podido aprovechar los tres, si bien todos ellos tienen “pros” y “contras”, que pasan por el riesgo de la no inclusión, el “techo” de la actividad o el “flujo de fondos inverso” que se produce ante las inversiones extranjeras.

El único verdadero director de crecimiento carente de estas contras, según han demostrado “dos siglos de capitalismo”, es el “desarrollo tecnológico propio”, que debe basarse en los tres pilares antes mencionados, afirmó Kreimerman. A esto hay que sumar la incorporación de tecnología extranjera para internalizar “habilidades, conocimientos y desarrollo”, un camino que aborda el convenio suscripto este miércoles.

Kreimerman enfatizó la importancia de las políticas de ciencia y tecnología, y añadió que el desarrollo se logrará con base en los recursos humanos, “la construcción y el relacionamiento de instituciones en el tema de la investigación científica” y la profundización de un programa estratégico de investigación.

Por su parte, Cancela dijo que la institución posee una visión de “país que crece, se desarrolla y cambia”, en un período “inédito” de crecimiento y económico y social. La preocupación, entonces, pasa por sostener este crecimiento en el tiempo y “derramarlo”, lo que implica la transformación de las matrices productivas, la incorporación de conocimiento y tecnología, el desarrollo equilibrado de todo el territorio nacional y una proyección internacional más sólida. Afirmó que ninguna institución puede lograr estos objetivos en solitario, por lo que el convenio de este miércoles resulta particularmente significativo, ya que une a dos organizaciones con una misma visión de país.

Amestoy, en tanto, destacó la trayectoria de la FJR y recalcó que el PCTP es un “instrumento de políticas públicas”, articulador de conocimiento entre varias instituciones, que apuesta al desarrollo local promoviendo procesos de innovación abierta. Añadió que actualmente la sociedad demanda “más generación de conocimiento”.

Por otra parte, el presidente del PCTP enfatizó que esta institución y el FJR ya cooperan en proyectos, entre ellos la valorización de residuos industriales para incorporarlos a otras cadenas productivas, u otros vinculados a la mecánica de fluidos para evitar impactos en la cuenca del arroyo Pando en momentos en que en esa zona existe un auge de la construcción.