pan y circoCompartimos una nueva entrega de nuestro columnista Diego Pereira pereira.arje@gmail.com . En esa ocasión la pasión del fútbol… y de la vida, no se escapa. Lleva como título “EL DESAFIO DE SABER JUGAR”.

(Pido perdón por el divague, no siempre se pude escribir tan formalmente cuando hierve la sangre)

Días de Copa América; días de primeros fríos fuertes. Días en que vemos lo que es capaz de mover el fútbol, y no me refiero sólo a la adrenalina del cuerpo ni el pulso sanguíneo que se acelera, sino que también me refiero al dinero que circula. Mucho se invierte en estadios, hoteles, viajes en aviones, en infraestructuras que faciliten el disfrute de un espectáculo tan importante. Pero por este lado del continente tenemos que invertir, en estos días que estamos frente al televisor, en lograr calentar la casa para no congelarse. A unos les bastará encender la calefacción, otros comprarán leña para la estufa, otros deberán encargar una garrafa de 13 kgrs para prender la estufa a gas, mientras los que no acceden ni a uno ni  a otros servicio, deberán prender la estufa a cuarzo, hipotecando su cuenta de luz por el alto gasto que produce. Todo esto dependerá también de otras variantes.

Lograr calentar el hogar no es una cuestión fácil. Depende de muchas cosas. Depende de la construcción de la cual estemos hablando. Unos están muy cómodos en sus mansiones climatizadas, otros en casas y apartamentos con estufas a gas, pero muchos están en edificaciones llenas de humedad de la cual nunca se libran, pero otros, que socialmente no logran esas comodidades, apenas si logran calentar la casa juntando sus cuerpos un poco más, ya que las condiciones en las que viven no son ni cómodas y muchas veces, tampoco son higiénicas. Hay personas que no acceden a lo que normalmente todos vemos como medios para calentar el hogar. No pueden. No tienen los medios económicos. Y ni hablar de la gente en situación de calle que no puede ni quiere ver los partidos de la Copa América ni tiene para calentar sus cuerpos. Su almohada es el escalón de una escalera y su abrigo algún cartón encontrado por ahí.

Es muy poética la imagen de la gente del campo que temprano en la mañana enciende la cocina a leña para calentar la cocina de campo, preparar el mate y quizá preparan unas tortas fritas o panes caseros mañaneros. Pero a este disfrute no le saquemos el sacrificio de los peones que salen al campo en pleno invierno, bajo la helada y la escarcha, a comenzar sus trabajos. ¿Quién recuerda al peón de campo al desayunar cada mañana, al agregarle carne a nuestras comidas? La leche que nos servimos, la carne que disfrutamos están en nuestra mesa gracias al trabajo de muchas mujeres y hombres que día a día hacen circular la energía en nuestro país. Mientras en la capital nos queremos encerrar para estar calentitos, en el campo el calor en el cuerpo se logra trabajando, poniendo en movimiento la energía corporal.

En Chile también hace frío, lo vemos en los informes de la Copa. Y mientras buscamos calentar nuestro organismo, recomiendo mirar los informativos locales, seguros que nos calentamos! Pero podemos tensionarnos entre la calentura y el frío del terror que podemos sentir al ver cada día, que la prensa está peor. Nos asustan con que cada día avanza y avanza la delincuencia, los dramas, los problemas, las muertes, las enfermedades. Difícil es creer que se puede caminar tranquilo por Montevideo. Pero ¿acaso no suceden todos los días cosas buenas que son verdaderas “buenas noticias” para todos? Pareciera que no. En función de lo que dije antes: sube la carne, sube el gas, se encarece la vida…lo que no aumenta son los salarios. ¿Qué es lo que buscan los que están en el poder? ¿Qué pretenden hacer cuando nuestra mirada hacia donde ellos quieren que miremos?

Detrás del problema del frío como del problema de la delincuencia están otros problemas de fondo que se siguen sin atacar. ¿Dónde están las soluciones para el problema del trabajo y la vivienda de tantos uruguayos que aún siguen pasando mal? ¿Dónde está el esfuerzo real en ayudar a los adolescentes y jóvenes que siguen desertando del sistema educativo? ¿Qué hacen los funcionarios del estado que son elegidos por la confianza del pueblo para que puedan defender el bien común de todos los uruguayos? Perdón por tantas preguntas…pero tengo un cajón lleno de ellas. No logro comprender aún el juego que hay que jugar en estos días. Si miramos el pasado, en la época romana fue muy famosa la frase “panem et circenses” (pan y circo) que se adjudicó al los políticos que, para ganar la simpatía del pueblo, armaban los circos romanos y regalaban pan. Hoy no siquiera es tan así.

Hoy no importa armar el circo, a pesar que la Copa América es un gran circo como la Copa Mundial. Tampoco importa dar pan al pueblo. ¿Es que no tenemos capacidad de reacción? No necesitamos ni circo ni pan para quedarnos tranquilos en nuestro lugar, esperando que un día las cosas cambien. ¿Qué es lo que nos sucede a los uruguayos? No protestamos ni defendemos nuestras ideas pero sí nos quejamos todo el día. Somos quejosos con razón o sin ella. Nos molesta si llueve en Montevideo, cuando en el interior abrumó la sequía. Nos quejamos si sale el sol con la cantidad de gente que pasa frío. Se quejan los que tienen auto pr el precio del comustible, cuando los que andamos en ómnibus gastamos hasta cuatro boletos por día. Cada quien se queja mirando su propio bolsillo, su propia situación. ¿Cuándo nos quejaremos por el bien de todos? Mientras sigamos defendiendo cada cual sus propios bienes, el circo seguirá, pero no el pan. Los circos son fáciles de inventar porque nos encantan las novedades, pero nos estamos acostumbrando a vivir sin comer pan.

Disculpe el lector que lea estoy hoy…es sábado…juega Uruguay…hay que hacer la picada, prender la estufa y sentarse en familia o con amigos a mirar a la celeste. El que pueda hacerlo debe hacerlo! Es parte de nuestra cultura. Pero no se olvide que muchos uruguayos no pueden disfrutarlo de la misma manera. Muchos no tienen para calentarse ni comer. Sí, miremos hoy el partido y apoyemos la celeste…pero mañana sigamos luchando por un país más justo para todos, intentemos defender los derechos de todos y el bien común. Todos podemos estar mejor. Dejemos de ser tan egoístas y desarrollemos la capacidad de ser comunidad. Seguro que podemos hacerlo. La vida es un desafío, es un juego, pero el juego se gana en equipo.

Fuente Imagen:  http://desmotivaciones.es