gerardo amarillaHace algunos días se agitaron las aguas en la opinión pública a raíz de una noticia sobre una ceremonia de una confesión religiosa por la que se procedía a bendecir a determinados funcionarios públicos, tanto electos como designados, que pertenecemos a la iglesia cristiana evangélica de nuestro país.

El acto no significaba más que eso, había representantes de varios partidos además de pastores y líderes de varias congregaciones cristianas.

La información aparecida en algún medio padeció de un error ya que se anunciaba la conformación de una “bancada evangélica” en el ámbito parlamentario y además contenía una frase que dio mucho que hablar en la que nos comprometíamos a respetar la Constitución y la ley siempre y cuando no se opusieran a nuestra fe.

Sobre el primer punto debemos ser muy contundentes y coincidimos todos los que allí participamos: no es cierto la conformación de una “bancada evangélica” que no parece una herramienta adecuada a nuestro sistema político y sí bregaremos por una coordinación con actores de diferentes partidos, confesiones religiosas y posiciones filosóficas, sin exclusión, que estén dispuestos a trabajar por la salud y el bienestar integral de la familia uruguaya.

Por otra parte consideramos sano y conveniente que los cristianos participemos en las diferentes instancias de actividad política y social de nuestro país así como que difundamos y motivemos nuestro accionar en los principios en los cuales basamos nuestra fe.

Reclamamos el derecho a venir al servicio público, a la política, con el bagaje de principios y valores desde la concepción cristiana y ofrecer a la construcción del pensamiento nacional nuestra Cosmovisión cristiana de la vida. Una visión desde la que aportamos, con tolerancia, que no pretende ser ni exclusiva ni excluyente pero que reclama no ser discriminada ni proscripta como muchas veces, lamentablemente se ha intentado por parte de sectores intolerantes y arbitrarios.

Sobre la declaración de tener en nuestra escala de valores, principios y postulados que pueden estar por encima de la ley y aún de la Constitución es una afirmación que está sostenida por los que creemos y pensamos.

Nuestra religión no es el Estado ni nuestro Dios es la razón, por eso sostenemos que nuestras convicciones están afirmadas en creencias que están por encima de gobiernos, instituciones y aún reglas hechas por el hombre, por más legítimas que estas sean.

Es nuestra forma de creer y el expresarlo libremente no debería ser motivo de censura o los duros cuestionamientos y reclamos de retractaciones que se suscitaron.

Hace algunos años, la familia Borgogno, que tenían una concepción “naturista”, tuvo serios problemas para educar a sus hijos ya que se negaban a cumplir con el sistema de vacunación que les imponía el Estado uruguayo. Tuvieron las consecuencias de la desobediencia civil cuando la ley les imponía una conducta que iba en contra de sus convicciones.

Nosotros afirmamos que estamos dispuestos a sufrir esas consecuencias si mañana se nos pretende imponer reglas que vayan en contra de nuestra fe y convicciones, y por supuesto que estamos dispuestos a sufrir las consecuencias del caso.

Recuerdo uno de los principios que Couture plasma en el decálogo del Abogado y que viene muy a colación de este tema, cuando nos impulsa a la Lucha y dice que “Debes luchar por el Derecho, pero si en algún momento ves que existe conflicto del Derecho con la Justicia, siempre tienes que velar por los intereses de la Justicia”.

En suma: no pretendemos conformar una organización o estructura a partir de nuestra concepción; no pretendemos cosechar resultados electorales a partir de nuestra fe; queremos aportar desde nuestra concepción a enriquecer el pensamiento de nuestra patria, partido y sectores; creemos que hay valores y principios que están aún por encima de las instituciones o normas creadas por los hombres; reclamamos nuestro derecho de creer y expresar nuestras convicciones con libertad y en las mismas condiciones que aquellos que profesan otras concepciones.

Seguiremos animando la participación de los cristianos en todas las áreas de la sociedad y facilitando la coordinación de su accionar para defender valores fundamentales de nuestra Patria como la vida, familia, libertad de pensamiento, integridad, paz y la plena vigencia de todos los derechos humanos.

El gran primer Ministerio británico Winston Churchill dijo que “los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos anti fascistas” y emulando esa cita podríamos decir que los que se llaman paladines de la libertad se levantan hoy y pretenden imponer verdades y silenciar expresiones del libre pensamiento. Dignos herederos de Robespierre añoran imponer el terror jacobinista y silenciar al pensamiento diferente.

Nosotros con firmeza reclamamos el mismo respeto que se les otorga a otras concepciones o ideologías que participan con libertad de la vida nacional, la misma tolerancia y por qué no, el reconocimiento por los aportes que desde nuestra inspiración o cosmovisión se han realizado en la historia de la humanidad.

Fuente Contenido: La Democracia. http://lademocracia.info

Fuente Imagen: politicacristiana.com