A partir de hoy, SOCIEDAD URUGUAYA contará con los aportes desde Montevideo de parte de la pluma de: EL TERO CIUDADANO.

Deseamos que les agrade este nuevo encuentro.

En esta oportunidad la columna se denomina: «Un nuevo comienzo laboral».

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secretaria ejecutivaMaría (38 años) se había levantado un poco más temprano de lo habitual aquel 1º de marzo en donde iniciaba una nueva tarea como Secretaria Ejecutiva de un exigente accionista de una empresa multinacional de la industria de la alimentación.

Se encontraba contenta por el logro alcanzado, pues, había estado como desempleada 10 meses y tres días, luego que la empresa en donde se desempeñaba del rubro de servicios turísticos decidiera achicar costos e irse de Uruguay como consecuencia económica de la pandemia del coronavirus.

En ese tramo, la tristeza había golpeado a su puerta: una prima, la hermana que nunca tuvo había fallecido de COVID, de esa forma que sólo el destino tiene preparado para teñir de oscuridad nuestras vidas. Lourdes, su primera, había ingresado a la mutualista para hacerse unos estudios cardiológicos, fue infectada del virus, y en sólo cinco días, se truncó la vida de una mujer aún joven y con mucho para dar y con sólo 37 años.

Sonó la alarma del celular, la apagó, y durante dos minutos, como si fuese una película en alta velocidad, afloraron dichos recuerdos.

Le esperaba una rápida ducha para luego desayunar de forma liviana: unas tostadas, un poco de manteca sin sal, mermelada, y un té Green Hills de origen argentino que le encantaba.

Luego los preparativos, bastantes rápidos, diríamos de forma pragmática, para estar llamando sobre la hora 8.20 un Uber, ya que, el primer día, no quería llegar stresada con su Hyundai hb20 ante el eventual problema del estacionamiento.

Llegó a la oficina, ubicada en unas emblemáticas torres sobre el coqueto barrio de Punta Carretas, a la hora 8.45, quince minutos antes de lo pactado. Tenía muy en claro que la primera impresión a la hora de la puntualidad siguen siendo valores muy destacados en la labor profesional.

-“Buenos días, un gusto. Soy María Dorques, y comienzo hoy mi labor”, dijo a la recepcionista, con una simpatía muy natural que la distinguía en cada lugar en donde pisaban las plantas de sus pies.

-“Bienvenida, soy Ángeles Gutiérrez, un gusto recibirte en la empresa. Pasa por aquí, te mostraré tu escritorio en la que trabajarás junto al director Sebastián Campos. Cualquier cosa que necesites consultarme, estoy a la orden.

El doctor Campos ya estará contigo en unos minutos”.

María miró rápidamente a su alrededor. Por un lado, un gran ventanal, que desde el piso 6to. de la torre, permitía divisar un paisaje envidiable sobre la costa montevideana.

Fue en ese momento en que irrumpió Campos, de mediana estatura, quizás 1.71, muy prolijo en su vestir, camisa, chaleco y saco, propicio para la temperatura otoñal en los primeros fríos del avance del invierno.

Tendría entre unos 50 y 53 años. Y con estas palabras le recibió:

-“Bienvenida María, es un gusto que te incorpores a nuestra empresa y en particular esta posibilidad de trabajar juntos.

Quiero que te sientas a gusto en tu función.

Y quiero ser muy clara contigo desde el primer minuto: eres la persona seleccionada en 32 currículums que se presentaron.

Nuestra especie de Decálogo empresarial se basa en 3 premisas: Honestidad, Respeto, y Dedicación.

Sabemos sobre tu trayectoria profesional, pero sobre todo, hemos averiguado sobre tus antecedentes personales. Y eres la persona que buscamos y en quien depositamos nuestra confianza”.

-“Muchas gracias doctor Campos. Procuraré dar todo de mí para estar a la altura”, respondió María, a quien su autoestima recibía nuevas dosis de optimismo y de esperanza en la vida, en este caso, en el desempeño laboral.

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