politica-y-religion1Por Diego Pereira pereira.arje@gmail.com

“Muchos cristianos sufren interiormente una gran tensión al no saber unificar la vida de fe con la vida y práctica políticas que son inherentes a la condición democrática que desarrollamos en nuestros países latinoamericanos. Tanto dentro como desde fuera del cristianismo, la discusión acerca de que si los cristianos debemos o no meternos en política, se sigue dando y es un tema que se seguirá discutiendo. Nos intriga porqué. ¿Porqué un trabajador como todos, que paga sus impuestos, que paga un alquiler, que consume como todos los ciudadanos: servicios, alimentos, etc; que sale a disfrutar y gasta algo de dinero consumiendo diversiones, que tiene TV por cable, que paga UTE,

OSE, ANTEL; pero que además es una persona de fe y tiene su comunidad de referencia donde alimenta y hace crecer su fe, no puede militar políticamente, no puede salir a la calle a protestar contra las injusticias sociales, o abusos de los gobiernos, o en defensa de algún movimiento obrero, campesino, o indígena?

La complicación del tema no sólo proviene de las incomprensiones y malas intenciones

externas a la persona de fe, sino que también responde a una manera de vivir la propia fe cristiana.

Son muchos los cristianos que al vivir la experiencia de la “Conversión” (del griego metanoia: transformación, cambio) y conocer a Jesús y a su vez reconocerlo como el Salvador, aquel que nos cambia la vida por completo, muchas veces nos quedamos con la parte más espiritual de la experiencia, perdiendo un poco de lado la eficacia transformadora que nos trae la Buena Noticia de Jesús. Sin duda que estamos condicionados culturalmente y sobre todo en un país laicista en su mayoría de ateos como es Uruguay, pero aún reconociendo la realidad, cada cristiano debe descubrir

en el mensaje de Jesús un llamado a cambiar las situaciones injustas que se sufren muchos hermanos nuestros, y eso exige ser parte activa del universo político.

Estando Jesús en el Templo de Jerusalén, donde su sola presencia ya cuestionaba el orden político y religioso del mundo judío pues Jesús ya se había mostrado en contra de ese orden, unos espías lo ponen a prueba y le dicen: “Maestro, nos consta que hablas y enseñas rectamente, que no eres parcial, sino que enseñas sinceramente el camino de Dios. ¿Tenemos que pagar impuestos al César o no?” (Lc 20,21-22). Estos hombres buscaban poner a prueba a Jesús y podríamos decir en varias direcciones: primero querían probar su inteligencia y querían desenmascararlo, como si Jesús fuera partidario de algún sector que no fuera el de los pobres y marginados; segundo, querían probar

su respeto y temor a la autoridad política ya que no creían que su valentía lo llevara a enfrentarla; y tercero, querían probar a Jesús en su fidelidad a Dios ya que su mensaje es lo que Dios mismo le quiere transmitir al Pueblo de Israel. Pero Jesús los sorprende y responde: “Muéstrenme una moneda ¿De quién lleva la imagen y la inscripción? Le contestaron: -Del César. Él les dijo: Entonces den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Lc 20, 24-25). Jesús deja claro que la entrega de la vida como alabanza y seguimiento de Dios, no nos exime del compromiso terrenal, de pagar

impuestos, de meternos en el campo político y buscar cambiar esas mismas estructuras que muchas veces criticamos.

Hoy es primero de marzo de 2015 y asume un nuevo presidente. Algunos cristianos pertenecen al partido que lo respalda, otros serán de los partidos tradicionales y no lo verán conveniente o estarán totalmente en contra. Unos cristianos los votaron y otros nunca lo votarían. ¿Están estos hermanos siguiendo el mismo principio que siguió Jesús? Es el deseo de todos nosotros, pues cada quien debe ser fiel a su conciencia e intenta ser también fiel a las enseñanzas de Jesús.

Pero aún creo que los cristianos nos debemos una discusión a nivel de nuestro compromiso político, más allá de las banderas y partidos políticos, más allá de propuestas de los gobiernos de turno. El discernimiento siempre debe hacerse viendo si tal o cual partido y su plan de gobierno, se acerca al proyecto del Reino de Dios que Jesús comenzó a instaurar en la Tierra, y que los cristianos estamos llamados a colaborar en la construcción. Pero es obvio que los gobiernos cambien, unos privilegiarán la educación, otros el trabajo, otros la vivienda, ya que ninguno será perfecto. Pero los que no pueden cambiar sus convicciones somos los cristianos. Somos nosotros los que debemos ser siempre fieles al proyecto de Jesús y si eso implica cambiar de opciones políticas a lo largo del tiempo, lo único importante es que queremos ser fieles a nuestra conciencia y a las enseñanzas de Jesús.

Pidamos a Dios que nos ayude a seguir discerniendo y nos acompañe en esta nueva etapa democrática”.

*Para una mayor profundización del tema recomiendo el artículo: “La praxis cristiana y el compromiso político desde la experiencia latinoamericana”, en Amerindia en la Red, (http://www.amerindiaenlared.org/biblioteca/6832/la-praxis-

cristiana-y-el-compromiso-politico-desde-la-experiencia-latinoamericana-)

Fuente Imagen: Radio Transmundial. www.rtmuruguay.orgpolitica-y-religion1