«En este tiempo en que vivimos, en que aún las promesas más fundamentales que hacen las personas son rotas, con dolorosas consecuencias, tomar en serio la ´promesa Scout` y vivirla con fidelidad, es una experiencia que prepara y abre el corazón hacia el encuentro con el Dios fiel a sus promesas», asegura el Obispo Auxiliar de Salto y Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal del Uruguay, Mons. Heriberto Bodeant al celebrarse hoy ,1 de agosto de 2007, el centenario del escultismo mundial.

«La sociedad uruguaya tiene buenos motivos para agradecer la acción del escultismo en la formación de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes», así como la Iglesia que cuenta entre sus sacerdotes, religiosos/as y laicos/as comprometidos «a muchos antiguos y actuales miembros del movimiento que maduraron allí su vocación de servicio», señala el Prelado.

En un mensaje elaborado en ocasión de esta celebración, Mons. Bodeant rememora los inicios de este movimiento, destaca sus valores y expone el agradecimiento que le deben a la actividad del escultismo, el país y la Iglesia, a la vez que alienta a sus miembros a «seguir desarrollándola en creciente fidelidad al espíritu que quiso darle su fundador», quien, «atento a la formación integral de la persona, promovió el crecimiento espiritual y el cumplimiento de los deberes de los miembros con sus respectivas iglesias o religiones».

El Prelado explica que el Movimiento Scouts del Uruguay además de celebrar este año el centenario del escultismo mundial, se adhiere a los festejos por el sesquicentenario del nacimiento de Robert Baden-Powell, fundador de este movimiento educativo para jóvenes, hoy presente en 155 países y territorios, con aproximadamente 28 millones de miembros en todo el mundo, agrupados en distintas organizaciones.

Mons. Bodeant destacó que Baden-Powell creó, en realidad, un rico método pedagógico que, como lo recuerda recientemente Benedicto XVI «a través del juego, la acción, la aventura, el contacto con la naturaleza, la vida de equipo y el servicio a los demás, (…) ofrece una formación integral a todos los que se unen al escultismo».

La Pastoral Católica del Movimiento Scout integra la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Uruguaya y su capellán es el Pbro. Luis Fariello de la Arquidiócesis de Montevideo.

Texto completo del Mensaje elaborado por Mons. Heriberto Bodeant

Mensaje con motivo del Centenario del Escultismo Mundial

El 22 de febrero de este año se cumplió el sesquicentenario del nacimiento de Robert Baden-Powell, fundador del escultismo, movimiento educativo para jóvenes, hoy presente en 155 países y territorios, con aproximadamente 28 millones de miembros en todo el mundo, agrupados en distintas organizaciones.

El 1º de agosto se cumple el centenario de la apertura del primer campamento Scout, en la isla de Brownsea, en la costa sur de Inglaterra, en el que participaron 20 muchachos distribuidos en cuatro patrullas (Lobos, Toros, Chorlitos y Cuervos).

Estos dos importantes aniversarios están siendo celebrados por el Movimiento Scout del Uruguay.

Creo que vale la pena recordar, valorar y agradecer la actividad del escultismo en el Uruguay, al tiempo que alentar a sus miembros a seguir desarrollándola en creciente fidelidad al espíritu que quiso darle su fundador. En su testamento, Baden-Powell escribió: «procuren dejar este mundo un poco mejor de cómo lo encontraron». Atento a la formación integral de la persona, promovió el crecimiento espiritual y el cumplimiento de los deberes de los miembros con sus respectivas iglesias o religiones.

Recordar: después de antecedentes que se remontan a 1911, con la fundación de Vanguardias de la Patria y luego de otros grupos, algunos de ellos definidamente católicos (Exploradores Orientales, Exploradores de Don Bosco), el escultismo se consolidó institucionalmente en el Uruguay en 1947 con la fundación de la Asociación de Boy Scouts del Uruguay (ANBSU), reconocida en 1950 por el Bureau Mundial y que, con el agregado de otros grupos, tendría su continuación en la Asociación de Scouts del Uruguay (ASU), constituida en 1983. En 1955 un grupo de Scouts liderado por Germán Sellera fundó la Asociación de Scouts Católicos del Uruguay (ASCU), que recibió la aprobación del Arzobispo de Montevideo, Cardenal Antonio María Barbieri. ASU y ASCU decidieron fusionarse en 1994, pasando a constituir el Movimiento Scout del Uruguay (MSU). Para los grupos confesionalmente católicos provenientes de ambas asociaciones, se creó la Pastoral Católica del Movimiento Scout del Uruguay, cuyo capellán es actualmente el Pbro. Luis Fariello, de la Arquidiócesis de Montevideo. La Pastoral Católica del Movimiento Scout integra la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Uruguaya.

Valorar: «por sus frutos los conocerán» (Mt 7,16). Mi acercamiento al escultismo no fue directo, ya que nunca participé como niño o joven en sus actividades.

Fue, sin embargo, conociendo en el Seminario a varios compañeros que habían participado en el Movimiento y que llevaban su impronta, como fui descubriendo y valorando el árbol que había producido buenos frutos. A menudo el escultismo es mirado como algo «folklórico», con sus uniformes, fogones, danzas, gritos y canciones… Baden-Powell creó, en realidad, un rico método pedagógico que, como lo recuerda recientemente Benedicto XVI «a través del juego, la acción, la aventura, el contacto con la naturaleza, la vida de equipo y el servicio a los demás, (…) ofrece una formación integral a todos los que se unen al escultismo».

Agradecer: la sociedad uruguaya tiene buenos motivos para agradecer la acción del escultismo en la formación de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes. La Iglesia, además, encuentra entre sus sacerdotes, religiosos/as y laicos/as comprometidos a muchos antiguos y actuales miembros del movimiento que maduraron allí su vocación de servicio.

Ya desde la perspectiva católica, Benedicto XVI ha señalado que «fecundado por el Evangelio, el escultismo no es sólo un lugar de auténtico crecimiento humano, sino también el lugar de una propuesta cristiana fuerte y de una verdadera maduración espiritual y moral, así como de un auténtico camino de santidad. Hay que recordar, como subrayaba el padre Jacques Sevin SJ, fundador del escultismo católico, que «la santidad no tiene tiempo ni uniforme». El sentido de responsabilidad que despierta la pedagogía scout lleva a una vida en la caridad y al deseo de ponerse al servicio del prójimo, a imagen de Cristo servidor, basándose en la gracia que ofrece Cristo, en particular a través de los sacramentos de la Eucaristía y del Perdón».

En este tiempo en que vivimos, en que aún las promesas más fundamentales que hacen las personas son rotas, con dolorosas consecuencias, tomar en serio la «promesa Scout» y vivirla con fidelidad, es una experiencia que prepara y abre el corazón hacia el encuentro con el Dios fiel a sus promesas; el encuentro con Jesucristo que se hace presente donde dos o más se reúnen en su nombre (Mt 18,20), y que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20).

«Sé, buen Jesús, del scout el Hermano mayor / haznos seguir cada día tu senda de amor». Que el Señor Jesús, que nos desafía a «interpretar las señales de los tiempos» (Mt 16,3) ilumine y guíe los pasos de todos aquellos que, desde el escultismo, están buscando o han escuchado ya su voz que llama a seguirlo.

Salto, 31 de julio de 2007.

Heriberto A. Bodeant.

Obispo Auxiliar de Salto.

Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil.

de la Conferencia Episcopal Uruguaya.