A continuación compartimos la opinión de la Casa Uruguay en
Madrid, analizando la información que da cuenta que «Emigrados uruguayos envían
US$ 125 millones a su país», al leer la información en http://www.mandioca.tk

«Cual es la empresa privada que genera un lucro líquido de ese tamaño en
el Uruguay? y ¿qué empresa estatal llega a ese porte sin su pesado costo administrativo?.

Cuando se asegura que no hay (y no hubo) ninguna política de emigración en la República Oriental
del Uruguay, es absolutamente inverídica.

Existe y existió siempre.

Tal como el Emperador Hirohito, despedía a sus compatriotas japoneses a la emigración,
desde los años 60 existió el mismo espíritu de «conservación feudalista» del territorio.

El mismo legislador que mando escribir en la Constitución del 67
un acuerdo social entre los habitantes (y no de los ciudadanos):
«Artículo 1º.- La
República Oriental del Uruguay es la asociación política de
todos los habitantes comprendidos dentro de su territorio».

Tuvo la visión focalizada en el envío de divisas que cada familia emigrantes efectuaría
coma resultado de su trabajo.

El negocio de la nostalgia.

Mentalidad de político estanciero. Con poca cosa, vista gorda y pastito verde
así el ganado engorda.

El flujo de dinero que los emigrantes latino-americanos, enviaron a sus países,
monitoreado por el BID (Banco Interamenricano de Desarrollo) llegó a los 66.500
millones de dólares en 2007.

De los cuales al Uruguay, se enviaron US$ 125 millones.

Al analizar el flujo histórico, se destaca el despegue efectuado en el año 2002,
y el sostenido aumento año tras año.

Se puede decir que el uruguayo sigue invirtiendo en «ladrillos»,
¿Se puede decir que el emigrado todavía funciona como bombero para apagar los
fuegos y las cuentas de la familia que quedo en el territorio oriental?

Se puede decir todo eso, pero es ignorado por los medios de comunicación, ypor el estado uruguayo, que aún está pensado en efectuar «algo» en cuestiónde ciudadanía pero si en materia de lucrar con ellos.

Infelizmente, los uruguayos en el exterior, poseen más derechos civiles en su
territorio de habitat que en su propio país de origen.

Como consumidores, como tributarios y como ciudadanos, disfrutan de un conjunto
de derechos (y obligaciones) que su natalidad oriental, no les garante.

Pero es parte del juego, y la ampliación del mapa del poder, que la clase política
«intra-territorio» no se desayunó.

O tiene miedo de asumir.

Por ello no se habla de efectuar un censo de las familias uruguayas en el exterior,
y menos de retornar al alicaído derecho a voto en territorio consular.

Nuevos tiempos vendrán después de golpearse la cabeza».

Por mayor información: Casa Uruguay en Madrid. http://www.casauruguayenmadrid.com/