Una vez más, la bancada canaria del Partido Colorado la
embiste duramente contra la administración del intendente de Canelones, el
frenteamplista Marcos Carámbula, en esta ocasión, en referencia a deudas del
pasado que la comuna no puede afrontar y la eventualidad de un auditor de la
gestión.

«Nos topamos con estas curiosas afirmaciones del Intendente
canario en la prensa de hoy: «Canelones con problemas para pagar ‘viejas´
deudas. Ingresos no alcanzan para los planes de obra»…»La Intendencia de
Canelones tendrá auditor permanente que dependerá únicamente del intendente
Marcos Carámbula».

Al leerlo, imaginamos de entrada que Carámbula tiene que
aborrecer de todo contralor sobre su actuación pública, salvo -claro- que quien
lo audite sea un dependiente a sueldo de su propia administración.

Con ello verificamos que tal vez la incapacidad pueda ser
una justa definición; sólo así podría entenderse el comportamiento al mismo
tiempo antirrepublicano, autoritario y desleal de este intendente. Esto primero
se comprueba en su insistencia por menoscabar la oposición a su gobierno, así
sea dentro o fuera de la
Junta Departamental, lo siguiente por sus acciones
arbitrarias contra tantos empleados del municipio (van más de mil doscientos
perseguidos y/o echados) y lo último, por su constante evasión de todos y cada
uno de los controles legales (TCR) y políticos (Junta Dptal.) a los que, según la Constitución, debería
someterse. Sumado a ello, persiste en culpar de su inoperancia presente a
quienes gobernaron antes.

No es novedad para nosotros, se lo advertimos a la
ciudadanía mucho antes de que Carámbula fuera elegido para el máximo cargo
departamental.

Nos parecía evidente, entonces, que quien se había mostrado
incompetente en el manejo de un club de fútbol local, mayor impericia tendría
aún para gobernar todo un departamento, y así lo reconoció inclusive el propio
Carámbula en prensa.

La realidad nos ha (y le ha) dado la razón, lamentamos
decirlo, ya que durante este período de abierta prosperidad económica nacional,
en que el Ministerio de Economía, el de Transporte, el de Defensa y hasta el
BROU (que le condonó una deuda de 13 millones de dólares), le han prodigado
infinitas ayudas financieras y de infraestructura a la Intendencia de
Canelones, sólo alguien demasiado chambón podría persistir en escudarse tras lo
que heredó del gobierno anterior, cuando ya es público y notorio el manejo
derrochón que hace Carámbula de los dineros ciudadanos.

Eso es lo que, en verdad, ha puesto a la Intendencia ante la
encrucijada de no tener medios para corresponder a las necesidades de los
canarios.

En sus increíbles contrataciones de familiares y amigos con
grandes sueldos (millones por mes), sus gastos discrecionales en viajes y
propaganda o publicidad, sus injustificables alquileres de vehículos privados
para pasear jerarcas y arrendamientos innecesarios de propiedades inmuebles, su
obstinación en manejar a los ponchazos los conflictos legales del Municipio, de
manera de multiplicar por tres o por cuatro las demandas actuales y los juicios
que perderá a futuro la administración, los millonarios adelantos de dinero a
sus jerarcas que jamás han sido liquidados, y el crecimiento desmesurado de los
gastos corrientes (de funcionamiento) nunca declarados, pueden hallarse algunos
de los motivos por los que están destartaladas las finanzas de la Intendencia, sin que
haya mediado crisis alguna que así lo justifique.

Su mecánica mental aparenta ser bastante obvia: todo aquello
que prometió y hoy no podrá cumplir, lo convierte en anuncio mediático y lo
repite muchas veces como profecía.

Se anima incluso a pronosticar hoy que el gobierno nacional
le hará las obras que a él le corresponderían, pero, eso sí, a partir de 2009
(casualmente el año de las elecciones), o será quizás como el divulgadísimo
saneamiento de Ciudad de la
Costa; que no incluye a El Pinar y finalizará -con viento a
favor, y si el gobierno de turno así lo quiere- en 2015″.

Bancada del Partido Colorado

Canelones, 21 de junio de 2008.