Durante los días 7 y 8 de julio de 2008 se reunirán en Betin, Minas Gerais, Brasil, centenares de referentes obreros, populares y estudiantiles que llegarán desde más de una decena de países de América Latina y el Caribe, convocados por CONLUTAS de
Brasil, la COB de Bolivia, CCURA de Venezuela, PIT-CNT de Uruguay y Batay Ouvrié de Haití.

Serán dos días de intenso debate con el objetivo de discutir los problemas de los trabajadores, así como determinar las acciones a coordinar de manera conjunta.

La realización del ELAC será un acontecimiento histórico. El continente ha sido sacudido en los últimos diez años por el proceso revolucionario más importante en medio siglo.

En los años ochenta, poderosas revoluciones echaron a las dictaduras que dominaron el continente durante la década del setenta. Ahora, las masas dieron un paso más, y derribaron con sus luchas a los gobiernos neoliberales de los 90.

Surgieron nuevos gobiernos que despertaron inmensas ilusiones entre los trabajadores y el pueblo y que adoptaron un lenguaje y una propaganda progresista, de izquierda y hasta socialista.

Este proceso se abrió hace diez años, con el arribo de Hugo Chávez al poder en Venezuela, continuó con la caída de Fernando de la Rúa en Argentina y posterior triunfo de los Kirchner, el triunfo de Lula en Brasil, de Evo Morales en Bolivia, del
Frente Amplio en Uruguay, de Rafael Correa en Ecuador, y de Fernando Lugo en
Paraguay.

Ha pasado una década, pero la situación de los trabajadores no ha mejorado, más bien todo lo contrario. Argentina y Venezuela tienen la inflación más alta del continente
(30%), los salarios de los empleados estatales están congelados desde hace años
en Venezuela y en Argentina todavía no han llegado al nivel del 2001, en ambos
países hay una enorme cantidad de trabajadores en negro (40% en Argentina, donde
el principal empleador en negro es el Estado) y en Argentina la desigualdad social es la misma que en los noventa.

Chávez anunció una «alianza estratégica nacional» con los capitalistas al tiempo persigue a los sindicatos y referentes sindicales independientes y que llama a las FARC a desarmarse.

En Bolivia, el gobierno de Evo Morales ha hecho concesión tras concesión a la derecha
autonomista, permitiéndole que crezca y que triunfe en los cuatro referéndums
autonómicos. En Paraguay, Fernando Lugo anuncia la continuidad de los ministros
neoliberales.

La ingerencia del imperialismo continúa avanzando: Bajo el «socialismo del siglo XXI» de Chávez, las llamadas «nacionalizaciones» son puras compras de empresas a precios
fabulosos, como está sucediendo con SIDOR, y se mantienen las sociedades mixtas
para explotar el petróleo.

En Bolivia, las nacionalizaciones de Evo han dejado intactos los negocios de las multinacionales petroleras, mientras que en Brasil, Lula es el más fiel empleado de Estados Unidos en la región.

En Argentina, la deuda externa es hoy mayor que durante el menemismo, se gasta más en el pago de la deuda que en salud y educación, YPF continúa en manos extranjeras, y el gobierno prolonga 30 años los contratos de exploración petrolera.

En Ecuador, Correa sigue pagando la deuda externa, mantiene las concesiones ilegalmente entregadas a las transnacionales, intenta privatizar los grandes campos de PETROECUADOR, habla de la necesidad de concesionar la explotación minera a las grandes transnacionales y acaba de renovar los contratos a las Transnacionales PORTA y MOVISTAR por un periodo de 15 años, debilitando las empresas públicas.

De la ilusión a la decepción.

Por estas razones, sectores de vanguardia y cada vez más sectores de movimiento de masas desconfían cada vez más de estos gobiernos y luchan contra ellos.

El punto más alto de estas luchas ha sido la de los trabajadores venezolanos por la nacionalización de Sidor, y actualmente, la huelga de 100 días de los pequeños y medianos productores argentinos. Esto ha provocado el desprestigio y la crisis de estos
gobiernos.

En Venezuela la popularidad de Hugo Chávez viene en declive como lo demostró su derrota en el referéndum , en Argentina Cristina Kirchner, electa hace seis meses, cayó al 20% de popularidad, el peronismo se erosiona y un profundo descontento social en las ciudades por la inflación se une a la bronca del campo, como lo demostraron los
cacerolazos.

Correa ha perdido el respaldo de los sectores indígenas y Evo Morales no puede frenar los proyectos autonomistas de derecha por las enormes concesiones y el desencanto con su política.

La ruptura política con estos gobiernos avanza en toda América Latina. Esta es la explicación del éxito de la convocatoria del ELAC. Han madurado las condiciones para que, por primera vez desde que León Trotsky lo propusiera, se lleve adelante una
convocatoria de estas características

Afinar el programa para no errar el tiro

.Por primera vez, representantes sindicales combativos de distintos países latinoamericanos nos reuniremos para discutir cuáles son las principales tareas del movimiento obrero, en pleno desarrollo del desprestigio y el comienzo de la crisis de los
gobiernos de frente popular.

Para ello, será fundamental ponernos de acuerdo en este diagnóstico: los gobiernos progresistas, nacionalistas, populistas, o como quiera que se les llame, no curaron al
enfermo, sino que por el contrario, están agravando sus síntomas.

Hay una división de toda la izquierda latinoamericana: un sector enorme se ha plegado a estos gobiernos, en particular al «castro chavismo», al kirchnerismo.

Los movimientos sociales que viven de planes sociales y prebendas y referentes sindicales, como un sector de la UNT en Venezuela, encabezado por Stalin Pérez, que fueron a Ginebra a la OIT a defender al gobierno de Chávez diciendo que es un gobierno que respeta la «libertad sindical», o como los referentes sociales argentinos,
que se han convertido en voceros de los Kirchner contra el paro de los pequeños y medianos productores agropecuarios.

Por eso es fundamental que un sector de los trabajadores latinoamericanos se erija como una verdadera alternativa de de lucha y de independencia de clase contra estos
gobiernos, y que esta reunión del ELAC adopte una postura clara frente a estos
gobiernos.

Un sector ha cuestionado la convocatoria del ELAC por la derecha, planteando el punto central deberá ser la defensa de las supuestas medidas antiimperialistas y la de los
gobiernos que las llevan adelante, posición que ha sido justamente rechazada por
los compañeros de Conlutas.

Sin embargo, nosotros creemos que hay que avanzar más en el sentido de definir una política independiente, de clase, y de lucha contra estos gobiernos.

Creemos que este encuentro debe culminar con un llamado abierto a la más amplia unidad de acción para derrotar los planes neoliberales, de bajos salarios, de aumento de la dependencia del imperialismo, de falsas nacionalizaciones, de continuación de la
entrega de nuestros recursos naturales, de ataques a la libertad sindical, de ataques a las clases medias y sectores campesinos para favorecer la concentración de las tierras como en Argentina.

Es fundamental que, ante la ofensiva de estos gobiernos «cooptando» a parte de la izquierda y de las cabezas sindicales, el ELAC se pronuncie categóricamente por la más absoluta independencia de los trabajadores de los partidos patronales y gubernamentales y por la adopción de un claro programa de lucha contra estos gobiernos.

Fuente: www.noticiastroskas.blogspot.com