En este caso la columna del diputado colorado Alberto
Scavarelli alude a la situación política y social del país hermano y lleva como
título: «Argentina nos preocupa y nos ocupa».

«Hemos mantenido un prudente silencio y una preocupada atención respecto de los
hechos que en los últimos meses se vienen produciendo en la Argentina.

Pero para un uruguayo, nada de magnitud, sea positivo o
negativo puede sernos ajeno, si es que se produce en Argentina. Porque a
Argentina se le quiere y mucho y porque Argentina desde siempre en lo personal
nos importa, nos preocupa y nos ocupa, desde el respeto por sus temas internos
y desde el afecto que profesamos a su gente y a su tierra y porque existe
siempre alguna interrelación entre los hechos que se producen entre nuestros
países.

Nos alienta hoy la esperanza de que comiencen a transitarse caminos de civilidad
democrática, buscando puntos de encuentro en una situación que ya no admite
demora porque empaña su imagen ante el mundo.

Un privilegio formidable, como lo es ser productor de alimentos en escala planetaria,
no puede o no debiera transformarse en un motivo de pesar para los
argentinos, solamente por no encontrar un punto de encuentro.

Desde afuera, que solo es un modo de decir, la situación parece producto de una
intensa incomunicación entre gobierno y sociedad y la constatación de errores
que porfiadamente parecen decir que no admiten marcha atrás, porque se confunde
carácter con mal carácter y convicciones firmes con arrogancia que enmascara
preocupación profunda y persistencia en el error.

Fue muy duro ver imágenes de leche volcada en los caminos, gobernantes crispados,
o suficientes por demás ante la insuficiencia en la construcción de salidas a una bloqueada situación entre góndolas y surtidores mal abastecidos.
Preocupa la tensión instalada frente al Congreso de la Nación, que fuera convocado
para en medio del conflicto para arbitrar pretendidamente mandatado, una
solución legislativa a un tema tributario que siempre debiera tener fuente
legal parlamentaria y no de poderes
especiales conferidos al Poder Ejecutivo en tiempos de paz.

Justamente el tema de la fijación de impuestos, ha sido uno de los fundamentos
fácticos universales de la separación de poderes. A veces por obvio se deja
soterrado el fundamento pacificador y distribuidor de impacto social de la
separación de poderes, y de la civilidad que significa moderar el impacto en la
comunidad de lo que procede de un parlamento representativo e independiente en
debate franco. Porque los parlamentarios se eligen por partidos pero son
votados por la gente para representarle, esa gente que es fuente y destino
superior de toda acción política en un estado democrático de derecho.

Dolió y mucho al gobierno argentino ver sus rutas bloqueadas por
indignados productores que sintieron confiscado el producto de su trabajo.

Pero también nos indignó a los uruguayos ver al gobierno argentino inaugurar su indignación ante los cortes de rutas, en idéntica operación que la que mantiene
sitiado, desde tiempo inconfesable por vergonzoso, al Uruguay por el litoral.

Una situación que fue siempre inexplicable, que ahora descubre inadmisible cuando
debe ahora padecer la aplicación de procedimientos que el mismo gobierno
ganancial, promovió y cobijó imprudentemente y aun cobija. Sufrió una
sobredosis de su propia medicina en plena mala praxis.

Una pena realmente. Habrá que esperar el fallo de la Haya para resolver el tema
remanente de la planta de celulosa, mientras esta bate récords de producción y
papeleros argentinos vienen a tomar nota de cómo producir con seguridad
ambiental, todo ante la pasividad continuada de un gobierno, que nuevamente
reacciona con crispación. Dos bipolaridades complejas para el poder: la
indolencia y la crispación.

El arte de gobernar debiera ser justamente evitar esos extremos. El mérito del
gobierno siempre debe ser la evitación del conflicto, desde el dialogo y la
firmeza, desde la comprensión y la razón, como forma de ser justo. Es demasiado
el poder que se le otorga al poder, porque la fuerza debe ser monopolio del
estado en todo estado de derecho, partiendo de la base que se utiliza en un
sistema de frenos y contrapesos, de control recíproco y funcionamiento plural
sometido al derecho, porque de lo contrario, desde la crispación es demasiado
fácil, tanto como peligroso, caer en la arbitrariedad.

Al gran pueblo argentino salud, todo pasará, como también la gente por los puentes.
Sólo deseamos que sea pronto, mucho mas pronto que la vergüenza compartida y
sostenida ante el mundo, de tener esos puentes internacionales bloqueados por
un puñado cada vez menor de personas que ya casi no recuerdan por que lo hacen.
Dos naciones hermanas, que lo serán siempre mas allá del poder de turno de cada
lado del río.

Se esta causando un daño enorme a mi país, desde un gobierno que con su acción
u omisión alternativa, cree que no importa bloquear rutas, cuando el bloqueado
es su vecino, pero que es capaz de la crispación mas profunda cuando por su
porfiada actitud, confundida con gesticulada firmeza, se le bloquea el acceso a
su interna cotidianeidad.

Toda nación es permanente. Los gobiernos individualmente considerados, felizmente
todos y sin excepción, por definición son siempre transitorios, aunque a
veces desde el poder pareciera creerse lo contrario.

Representante Nacional – Partido Colorado – Uruguay.

http://www.scavarelli.com albertoscavarelli@yahoo.com