Se está llevando a cabo en Montevideo la VIII Conferencia Sudamericana sobre Migraciones, un evento que busca un proceso de consolidación mundial para tener mayor incidencia en las resoluciones concernientes a la migración regional. La estrategia de fortalecimiento, incluida en la declaración final tentativa, apunta a dotar a la Conferencia Sudamericana de la legitimidad necesaria «para hacer sentir su presencia en foros políticos y organismos especializados de las Naciones Unidas (ONU), Secretaría General Iberoamericana (Segib), Organización de Estados Americanos (OEA) y Unión Europea (UE)».
El texto a consideración destaca como características distintivas de la Conferencia «su espacio específico de participación, especificidad en la temática migratoria y vocación de instalar la reflexión a nivel estratégico regional para facilitar convergencias y sinergias entre sus participantes».
El encuentro se inscribe en una coyuntura de particular tensión internacional sobre los temas migratorios, pautada en especial por la Directiva Retorno adoptada por la UE, y la favorable disposición política en Sudamérica para avanzar en cuestiones como los derechos de los migrantes y la resolución de conflictos.
Aborda además los derechos cívicos de los emigrantes, su eventual retorno, el combate de la trata, la creación de mecanismos más eficaces para comprender el fenómeno migratorio, la elaboración de políticas y la formación de personal capacitado.
La CSM reúne en nuestra capital a representantes de los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay, Venezuela, Guayana, Surinam, México y El Salvador, así como también a numerosas organizaciones no gubernamentales.