Entrevista al P. Carlos Ma. González Saracho, Vicario del Opus Dei en Uruguay

El P. Carlos responde sobre la figura de las prelaturas personales, los presuntos secretos del Opus Dei y su imagen pública, el desarrollo e influencia del Opus Dei en Uruguay.

 

2008/11/17. IEEM // Revista de antiguos alumnos, Año XI, Número 5, Octubre 2008

 

-P. Carlos Ma. González. En 1982 [28 de noviembre] el Papa Juan Pablo II le dio al Opus Dei la configuración de Prelatura personal. ¿Podría explicar en qué consiste esta figura?

-Una Prelatura personal forma parte de la Iglesia católica. Es lo que se conoce como «circunscripción eclesiástica», como lo son la diócesis de Montevideo o la de Canelones o las demás. Pero con un par de diferencias que conviene señalar: las diócesis tienen una jurisdicción territorial y, en el caso del Opus Dei, la jurisdicción es personal, es decir, no sobre la base del domicilio, sino por un contrato con la Prelatura; y, en segundo lugar, los fieles que se incorporan a la Obra continúan dependiendo del Obispo de su diócesis, ya que no existe oposición sino complementariedad entre ambas jurisdicciones.

-¿Cuáles son sus recuerdos romanos de ese momento sin duda histórico para el Opus Dei?

-Me impresionó que, en las primeras semanas en que Juan Pablo II asumió su cargo, pidió que se estudiara «l’auspicata soluzione giuridica» (la deseada solución jurídica) de la Obra. Luego, siguió muy de cerca los estudios que se iban haciendo sobre este asunto, que requería particular importancia y prudencia por tratarse de la primera Prelatura personal en la Iglesia. Por esto, el Santo Padre quiso que se informara a los más de 2.000 obispos de los países en los que trabajaba el Opus Dei, para que hicieran sus observaciones. Fue un trabajo muy profundo, decidido por el Papa con un marcado espíritu colegial.

-Al Opus Dei muchas veces se lo juzga por lo que se ve, por ejemplo, esta Universidad, pero también hay personas que hablan de algún tipo de secreto ¿Qué es lo que no se ve o se oculta?

-No hay secreto ni se oculta nada. La vinculación de alguien con el Opus Dei es conocida por familiares, colegas y amigos, de la misma manera que conocen también otros aspectos de su vida privada. Quizás algunos interpretan que se guarda un secreto o se encubre una táctica porque el Opus Dei como tal no aparece con una determinada postura, o porque sus miembros no llevan distintivos o porque no aparecen en grupo. Muchas veces se sospecha de lo que se ignora. Sin embargo, es sencillo informarse correctamente sobre el Opus Dei. Además, trabajamos siempre con el reconocimiento de las autoridades civiles y eclesiásticas, a la luz del día.

Lógicamente, pueden ser noticia unas pocas personas del Opus Dei de particular relieve en la vida pública del país, pero es imposible registrar la inmensa cantidad de personas de cualquier otra profesión – amas de casa, funcionarios, estudiantes, empleadas domésticas, jubilados, etc. – que forman parte de la Prelatura y que no tienen ni buscan publicidad y que, con todos sus defectos, intentan vivir con coherencia el Evangelio.

-Usted ha trabajado en el Consejo General del Opus Dei, en Roma, durante treinta años. ¿Cómo veía desde allá el nacimiento de la Universidad de Montevideo y de otras iniciativas de enseñanza promovidas por miembros del Opus Dei, como los colegios Monte VI y Los Pilares y el preuniversitario Pre/U?

-Para empezar, creo que conviene aclarar que esas iniciativas no son lo importante ni lo específico del Opus Dei. Lo característico y representativo del Opus Dei es el apostolado personal de cada uno de sus miembros, que no entra en estadísticas ni busca publicidad. Pero ciertamente me alegraba ver que nacían esas instituciones a iniciativa de personas deseosas de contribuir a mejorar la sociedad uruguaya a través de ofertas educativas serias y cristianas.

Concretamente, me impresionaron la fe y la magnanimidad que tuvieron los fundadores de la UM-IEEM. También es de agradecer la confianza en el Opus Dei que demostraron, al pedir a la Prelatura que se encargara de la orientación doctrinal y espiritual de la Universidad.

En los casos de los colegios Monte VI y Los Pilares, se trata de iniciativas audaces, que promovieron algunos matrimonios -a los que conocía y aprecio- para brindar una buena educación personalizada a sus hijos, dando prioridad al compromiso de los padres en la tarea formativa del colegio. El Pre/U tiene una historia parecida, aunque más reciente.

Pero estos emprendimientos ¿obedecen a una «estrategia educativa» de la Prelatura?

No hay una estrategia educativa de la Prelatura. El Opus Dei no tiene entre sus objetivos la educación: es una tarea que algunos fieles de la Prelatura emprenden libre y personalmente, si y cuando lo desean. Lo que el Opus Dei les aporta -si a ellos les interesa contar con nuestra colaboración- es apoyo espiritual y doctrinal; y aliento apostólico, que supone, entre otras cosas, la apertura a todo tipo de alumnos y docentes, no necesariamente católicos: sólo les exigen respetar el ideario propio de cada ente.

Tampoco se trata de un «sistema» educativo integrado o una especie de circuito cerrado: por los datos que tengo, no hay pasaje automático entre esas instituciones, ayudas económicas o vasos comunicantes entre ellas.

Por otra parte, en su pregunta no hizo referencia a otras labores promovidas por fieles de la Prelatura y que quizá, según la perspectiva que se tome, son más importantes: el CADI y Los Pinos, con una amplia repercusión educativa en el Barrio Casavalle; y también Escuelas Familiares Agrarias en el interior del país.

Usted es Contador y Economista por la Universidad de la República y trabajó profesionalmente en Uruguay antes de ir a Roma. Si tuviera que intervenir en una clase del IEEM y le preguntaran sobre el papel de la empresa en nuestro país, ¿qué le gustaría transmitir a sus antiguos colegas?

Como usted ya dijo, pasé treinta años fuera del país. Además, desde hace diez soy sacerdote y procuro no entrar en temas económicos y políticos que son siempre muy opinables y no propios de un sacerdote.

Si tuviera que intervenir en una clase del IEEM, me gustaría comentar con los alumnos aspectos prácticos sobre la responsabilidad social de la empresa. O, dicho con otras palabras, de la contribución al bien común que pueden hacer como empresarios. Todos hemos recibido algo -mucho o poco- de nuestros padres y de la sociedad. Es de justicia que procuremos contribuir a mejorar el entorno, comenzando por el modo con que tratamos a quienes trabajan con nosotros: son personas, con sus familias, no números o simples medios para conseguir un fin.

-¿Y que diría sobre el desarrollo de la labor apostólica del Opus Dei? ¿Le parece que influye su espíritu en el país?

-Gracias a Dios, y a pesar de nuestros muchos defectos, la Obra nunca ha dejado de crecer y continúa creciendo en el país. Ya hay fieles del Opus Dei viviendo en casi todos los departamentos. Recientemente se comenzó la labor estable de la Obra en Paysandú, con la aprobación previa de Mons. Pablo Galimberti, Obispo de la diócesis (no trabajamos en ninguna diócesis sin el beneplácito del Obispo local).

En una respuesta anterior, le explicaba que la mayor parte de la actividad del Obra no se ve, no porque se esconda sino porque no es noticia la vida normal, común, de casi la totalidad de sus miembros. Por eso es muy difícil intentar medir su influencia. El Señor en el Evangelio nos dijo que debemos ser «sal de la tierra». Cuando la sal cumple su tarea, modifica el sabor sin que se puedan contar cuántos granos hay en el plato.

-Una última pregunta. Usted es ahora el Vicario del Opus Dei en Uruguay. ¿Piensa que es necesario mejorar su «marketing»? ¿Le parece correcta su imagen en la opinión pública?

-No soy experto en marketing pero, ya que hablo para la revista de una escuela de negocios y rescatando algunos conceptos aprendidos antes de ser sacerdote, le hago la siguiente consideración. En los procesos de formación de la imagen se pueden distinguir la identidad (cómo soy), la imagen proyectada (cómo quiero que me vean) y la imagen percibida (cómo me ven). Mi identidad más profunda, sólo la conoce Dios, y nosotros podemos aproximarnos a conocernos -individual o institucionalmente- con humildad y espíritu de examen. Respecto a la imagen percibida en la opinión pública, me consta que la mayoría de las personas que conocen de cerca al Opus Dei nos aprecia, o al menos tiene una imagen positiva. El problema es que hay muchos que no lo conocen directamente sino por rumores o referencias tipo caricatura de publicaciones que frecuentemente también critican al Papa y a la Iglesia católica.

Y respecto a la imagen proyectada, al marketing, ¿qué estamos haciendo? El Opus Dei enseña a vivir la vida cristiana con sencillez y naturalidad, por lo tanto no podría enseñar bien esto si se dedicara como institución a hacerse notar o a hacer publicidad. Cristo tampoco hacía marketing ni diluía su mensaje exigente para ganar adeptos. De todos modos, deseamos que la Obra sea cada vez más conocida, no para buscar un éxito terreno, sino para ser un instrumento mejor de la Iglesia y de la salvación de las almas: es lo único que nos interesa. En este sentido, el sitio web de nuestra Oficina de información, http://www.opusdei.org.uy  , está resultando una excelente plataforma comunicativa.

Fuente: Oficina del Opus Dei. http://www.opusdei.org.uy