La empresa que diseñó la conocida computadora que llega a manos de los escolares uruguayos está a punto de quebrar. Nicholas Negroponte, líder del proyecto, ha asegurado que les queda dinero para aguantar un año y que la causa de sus problemas es la crisis económica mundial. Sin embargo, los críticos del proyecto sostienen que la situación viene de lejos, de una nefasta estrategia técnica y comercial.

Negroponte presentó en 2005 su idea de fabricar un ordenador portátil para los niños del tercer mundo. Tendría un bajo precio, 100 dólares, y se crearía desde cero, para adaptarse a las necesidades de los niños. Los compradores serían los gobiernos y en 2008 se habrían vendido 150 millones.

La idea provocó la ira de dos grandes de la industria, Intel y Microsoft, que quedaban fuera del proyecto porque se usaban chips AMD y sistema operativo Linux. Aplaudido por la comunidad internacional, Negroponte afirmaba: «Cuando tienes a Intel y Microsoft en contra, sabes que estás haciéndolo bien».

Pero pronto llegaron los problemas: diseñar el portátil desde cero llevó a sucesivos retrasos y el precio es de 175 dólares más gastos de envío. No se han vendido ni un millón.

Rodrigo Arboleda, presidente para Iberoamérica de OLPC, afirma: «El proyecto no ha fallado, a pesar de que varias personas y entidades lo querrían». El gran error ha sido, «creerle a los presidentes de varios países que firmaron cartas de intención por pedidos de un millón de portátiles cada uno».Según Arboleda, «con esas cartas, Negroponte fue a la fábrica en Shanghai, donde le cotizaron un precio que rondaba los 100 dólares la unidad». Pero a la hora de materializar los pedidos «había que presentar la solicitud siguiendo los trámites normales, lo que implicaba 18 o 24 meses de burocracia».

Al final, asegura, «en vez de siete millones de unidades sólo fueron 700.000. Mientras tanto, la fábrica incurrió en inversiones millonarias para anticipar los pedidos iniciales y cargó los gastos de amortización al millón de unidades que había producido el primer año, lo que obligó a elevar el precio de los portátiles».

La fundación siempre dijo que sólo vendería a países del Tercer Mundo, pero los problemas financieros la llevaron a lanzar en 2007 la campaña llamada «Give 1 get 1» (Regala 1, toma 1) en Estados Unidos: se podía comprar una laptop por 399 dólares y la fundación mandaba otro al Tercer Mundo.

Vendieron por valor de 37 millones de dólares, menos de lo que pretendían.

Para el consultor tecnológico Alberto Lozano, la razón de esta debacle es que «el proyecto nació desconectado de la realidad. No es fácil producir un ordenador de 100 dólares y que sirva para algo, ni tampoco que los fabricantes se entusiasmen con montar un equipo que no les dará beneficios».

Se ha criticado también que el pedido mínimo fuese de un millón de unidades (hoy es de 50.000). Más cuando, afirma Lozano, «los gobernantes de los países deprimidos tienen poco o nulo interés en que sus súbditos dispongan de tecnología. Incluso los más democráticos antepondrán la alimentación a la computación».

Desde el punto de vista técnico, Lozano recuerda que cada portátil OLPC funciona como un punto Wi-Fi. «Para que sea efectivo habría que crear una red muy potente de comunicaciones inalámbricas gratuitas. Aunque cada ordenador cuesta 100 dólares, la infraestructura costará mucho más».

Arboleda asegura que el proyecto va «muy bien» en América Latina, que supone el 75% de la producción: «En Uruguay y Perú, donde ya hay más de medio millón, están maravillados de los cambios no sólo pedagógicos, sino sociales, de desarrollo psíquico, emocional y de actitud, y han aumentado notoriamente la asistencia escolar».

El último revés para OLPC ha sido el anuncio del Gobierno indio de vender ordenadores a 30 dólares dentro de dos años. Mientras, Negroponte recorta gastos; reorganiza su producto para que funcione con Windows, y copiando a Intel piensa en sólo diseñar las laptop’s.

Fuente Imagen: www1.portalx.com.uy