El Mercosur, el bloque comercial que integran Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay ya es mayor de edad. La suya, como casi todas, ha sido una adolescencia complicada, repleta de altibajos, con continuas riñas entre sus miembros, la última de ellas el viernes, después de un despliegue militar brasileño en la frontera con Paraguay, que ha desatado la inquietud del Gobierno de Fernando Lugo. A pesar de éste u otros roces, nada impidió que la semana pasada se cumpliesen 18 años de la firma del Tratado de Asunción, que otorgó el nombre al primer gran organismo de integración regional en el Cono Sur.

Así, textualmente, comienza una nota publicada recientemente en el diario español “el país” en el que hace una suerte de radiografía del bloque comercial firmado hace 18 años atrás. De los cuatro presidentes que rubricaron el acuerdo regional sólo uno piensa en volver a ocupar ese sitial político: el uruguayo, Luis Alberto Lacalle. El resto de los mandatarios o fallecieron o ya no tienen chances de volver a la cumbre presidencial.

La modesta conmemoración celebrada en Paraguay, que ocupa la presidencia temporal del bloque, puso de manifiesto los escasos avances que se han producido los últimos años. Si bien todos los analistas consultados piensan que no hay que ser pesimistas ni considerar Mercosur como un organismo fallido, las expectativas que el bloque comercial había generado no se han cumplido.

Compuesto por un gigante, Brasil; un país de medio o alto peso, Argentina, y dos pequeños, Uruguay y Paraguay, la asimetría del bloque es uno de los motivos por los que no ha sido posible conseguir crear un mercado común, como se acordó el 31 de diciembre de 1994. Aunque la idea de una aduana común sigue siendo una quimera, el factor integrador del organismo ha ayudado a que en casi dos décadas las posturas bélicas ?sobre todo entre Buenos Aires y Brasilia? se hayan suavizado. Hoy en día, Argentina es el tercer exportador de Brasil y éste uno de los principales socios comerciales del tan diversificado mercado argentino.

Las aportaciones del gigante que lidera Luiz Inácio Lula da Silva en 2008 fueron prácticamente 20 veces mayores que cuando se fundó el organismo. Las exportaciones alcanzaron los 22.000 millones de dólares. Además, el monto de las importaciones se aproximó a los 15.000 millones. «Es cierto que han aumentado los flujos comerciales, pero no hay unas reglas de juego muy claras; son simples, precarias», opina Félix Peña, analista argentino experto en relaciones internacionales.

La falta de institucionalización parece ser el principal cáncer de este organismo. La secretaría general es muy débil y los expertos opinan que la estructura debería ser similar a la de la Organización Mundial del Comercio (OMC). «Tenemos el 0,1% de las instituciones que hay en Bruselas. Necesitaríamos al menos el 1% o el 3%», añade Fabián Calle, investigador del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

La incapacidad de ampliar el bloque en estos 18 años es otro de los fallos en el que más inciden los expertos. Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú mantienen el estatus de Estado asociado. En el caso de Chile, decidió no incorporarse de pleno para mantener su autonomía arancelaria.

Quien está en proceso de adherirse a Mercosur es Venezuela. El pasado mes de diciembre, el Parlamento brasileño aprobó finalmente su entrada, una decisión no exenta de polémica debido a la consideración que algunos sectores políticos tienen de Hugo Chávez. Para que se culmine la incorporación de Caracas, sólo falta la rúbrica del Senado brasileño y el visto bueno de Paraguay, no ya por la falta de apoyo del presidente Fernando Lugo, chavista consumado, sino porque el ex obispo carece de mayoría parlamentaria.

Entretanto, la actual crisis económica global, aunque posiblemente, según los expertos, no vaya a incidir en el futuro a corto plazo de Mercosur, ha reavivado tensiones entre los dos principales socios del bloque. Buenos Aires reclamaba medidas más proteccionistas, algo que no gustó demasiado en Brasilia.

Aunque no se hayan cumplido las altas expectativas, ¿tiene futuro Mercosur? No hay duda de que sí. Los analistas no consideran la posibilidad de que el organismo llegue a desaparecer. Eso sí supondría un auténtico fracaso. «Hay muchos retos en América del Sur como para que se debilite completamente Mercosur», argumenta Félix Peña, quien no maneja otra opción que «seguir trabajando. No creo que haya otra alternativa».

Y es que el bloque no se considera incompatible con la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el otro gran instrumento de integración regional creado el pasado año. A priori son organismos diferentes. Unasur está concebido más como una institución para resolver conflictos regionales.