En este caso compartimos la columna del precandidato presidencial Danilo Astori que desde su sala de internación en el Casmu 4 se dirige en forma particular a las mujeres.

«Montevideo, 8 de junio de 2009

Queridas compañeras:

Estamos más cerca. De un momento muy importante para las definiciones de la izquierda uruguaya y por lo tanto, para el país. Y yo me siento mucho mejor y más cerca para encontrarme nuevamente con todas ustedes.

Hoy realizan un acto de campaña electoral. Hay una primera comprobación que quiero compartir con ustedes, existe una desproporción evidente entre lo que han representado las mujeres uruguayas en la construcción del Uruguay, a todos los niveles – incluso, o en particular, en la historia de la izquierda uruguaya -, y su representación a nivel de los órganos de poder, de decisión. No podemos quedarnos en un diagnóstico más, en una denuncia más, tenemos que comprender hasta las últimas consecuencias que hay un cambio fundamental que debemos instalar en la sociedad uruguaya.

La igualdad de oportunidades, el fin de toda forma de discriminación y de sometimiento de las mujeres, en las cosas que duelen, que importan, en el acceso a las oportunidades con igualdad de salarios, la presencia en los organismos de poder, en la cultura y en todas las cosas representativas de nuestra sociedad, no es un derecho sólo ni principalmente de las mujeres, es una necesidad de toda la sociedad. Sin ello nos estamos amputando una condición fundamental para un desarrollo sostenible, con más libertad y justicia para todos.

Tomemos algunos aspectos de nuestra realidad social. La pobreza no está distribuida de la misma manera, el problema grave que afrontamos y que debemos privilegiar es la pobreza infantil, juvenil y de las madres solteras. Nuestro objetivo de reducir la pobreza a un dígito exige políticas generales y selectivas, una combinación de oportunidades de trabajo con derechos laborales; políticas sociales; educación; salud y vivienda. Y una especial atención hacia los hogares con madres solteras.

Tomemos otro aspecto relevante, de mucha actualidad, la violencia doméstica, que en realidad en la enorme mayoría de los casos, incluye la violencia contra las mujeres y sus hijos. No se combate sólo ni principalmente desde la policía, aunque hay que especializarla y hay que promover las denuncias y la exposición de esta lacra. Sin la escuela y la asistencia social que sale de sus locales y va a buscar a las familias, y logra reforzar la presencia de la sociedad en los hogares críticos, no podremos frenar este flagelo.

Hemos asumido en esta campaña compromisos fuertes, porque sabemos que pueden y deben cumplirse. Tomo uno, que además de su importancia concreta tiene un profundo valor simbólico y social. Proponernos que en el próximo gobierno progresista lograremos  realmente  que a igual función igual salario entre mujeres y hombres. Es una forma importante de redistribución de la riqueza a través del trabajo y entre los géneros. No es sólo más plata, es más libertad y más justicia.

Nos quedan muchas batallas por librar, incluyendo la despenalización del aborto y nuevos planes y programas dentro de la reforma de la salud y de la educación.

Me he puesto demasiado locuaz, les quería enviar sólo un saludo y estoy entrando en terrenos que reclaman mucha atención y análisis.

Quiero pedirles un esfuerzo especial en este fin de la campaña electoral. Ustedes, en sus vidas, en sus hogares, en sus trabajos, entre sus amigas en general, manejan dos extremos de la realidad aparentemente muy alejados: el monedero y los sueños.

Sin sueños, sin proyectos posibles, pero optimistas y audaces, sin confianza, no hay proyecto de país y no hay izquierda. Son condiciones imprescindibles para pensar, para sentir, para vibrar como luchadoras de izquierda, pero con la condición del rigor, de la seriedad, de la responsabilidad en el manejo de los recursos, tanto para generarlos, para hacer crecer nuestra economía, nuestra riqueza como para administrarla y distribuirla.

El Frente Amplio demostró que se puede hacer una gestión de izquierda de la economía y conseguir éxitos, resultados y dotarnos de los recursos para que sea posible el monedero de las políticas sociales, de la generación de empleo, del aumento de los salarios y las pasividades, de los recursos para la educación y la salud.

Ni en los países ni en las casas de familia se puede vivir sin sueños ni  monedero, y no se puede tener el monedero a la derecha y los sueños y los gastos a la izquierda. Eso es un fracaso seguro, eso es no entender cómo fue posible que este gobierno obtuviera tantos éxitos y cumpliera con sus promesas.

Y por eso les pido a ustedes que contribuyan a informar, a comentar, a discutir sobre este aspecto clave para un gobierno progresista: necesitamos seguir construyendo un país de izquierda y, por lo tanto, practicando una política económica, social y cultural de izquierda. Sueños y monederos de izquierda.

Con mis más cálidos saludos y abrazos de su compañero.

Danilo Astori».