El organizador de las cumbres iberoamericanas y ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias destaca que, tras pasar con nota sobresaliente la tormenta financiera, la región está lista para recibir 180.000 millones de dólares en inversión extranjera, expresa el lunes 3 de mayo en una entrevista de Carlos Otiniano en Madrid para www.cincodias.com

¿Cómo se ha vivido la crisis en América Latina?

Con mucha intensidad. Cuando hablamos de la región como un todo hay que tener cuidado porque cada país y subregión es una realidad. De Panamá al norte, incluyendo el Caribe, los países están muy vinculados al ciclo económico de EE UU y, por tanto, sienten mucho más el impacto, especialmente en los precios de las commodities, el turismo y las remesas. El sur, en cambio, está mucho más ligado al ciclo asiático y, como China mantiene un ritmo de crecimiento muy alto, los precios de las materias primas bajaron, pero no a niveles excesivos, por tanto, el impacto ha sido menor. Pero en general, la región capeó mejor el temporal. Es más, hay varios países que sortearon la crisis sin pasar por la recesión, es decir, no llegaron a perder producto, sólo crecieron menos.

¿Qué hace falta para que esa recuperación se sostenga más allá de 2010?

Lo primero es esperar que se recupere el comercio mundial, que en 2009 cayó casi el 12%, un descenso nunca antes visto. Ahora se está recuperando y es muy importante que así sea. Pero una vez que el comercio mundial se recobre, América Latina tiene que seguir llevando su macroeconomía con prudencia y al mismo tiempo afrontar las grandes reformas que son cruciales para el futuro de la región: mejorar la productividad para poder competir y diversificar la estructura productiva, hacer un esfuerzo masivo de formación de recursos humanos, innovación y tecnología. Y, por último, mejorar y dinamizar los esquemas de cooperación regional.

¿Qué disposición ve en los Gobiernos para enfrentar estas reformas?

Empieza a haber conciencia de que no tendremos desarrollo sostenible si no somos capaces de mejorar la productividad de los factores. Y ahí la tarea es muy grande porque es un trabajo transversal, que toca muchas variables, desde recursos humanos hasta infraestructura. Y tengo la impresión de que cada vez hay mayor conciencia de eso. Los países están mejorando y, en algunos casos, visiblemente. Por ejemplo, en el caso de la agricultura, en Argentina y Uruguay se está produciendo una verdadera revolución tecnológica que está elevando la productividad.

Este año hay elecciones en varios países. ¿Qué influencia puede tener el relevo de líderes en las relaciones con la UE?

Poca, porque una de las cosas que hemos ido aprendiendo es que hay una especie de desenganche entre lo político y lo económico en América Latina. Lo económico tiene una dinámica propia que se está extendiendo y eso hace que las reglas de juego se mantengan aunque cambien los Gobiernos, lo cual es muy saludable.

El presidente Uribe ha pedido tener cuidado con los «nuevos comunismos» que están surgiendo en la región.

En América Latina hay más de una manera de ver la política y la economía y hay que convivir con esa diversidad. Lo importante es respetar la forma que cada país tiene de entender el desarrollo.

El flujo inversor desde España hacia América Latina es muy fuerte, pero no pasa lo mismo con el comercio.

Con España siempre ha sido así y eso tiene que ver con la estructura productiva de cada uno. Todavía el 70% de las exportaciones de América Latina son materias primas que se concentran en países asiáticos donde la demanda es muy fuerte. Pero la inversión se está recuperando y hay un apetito creciente por América Latina. El año pasado el mundo invirtió 135.000 millones de dólares en la región y este año la cifra alcanzará los 180.000 millones.

Fuente. www.cincodias.com