Una vez más Luis Alzamendi comparte con nosotros la reflexión que lleva como título “Volviendo al Principio”.

Llevaba una vida de acore a la mayoría de los hombres. Le gustaba sentir el sabor de las bebidas alcohólicas, no pensando escatimar en la cantidad que bebiera ni medir las consecuencias de éste accionar. Había adquirido el hábito de fumar, de andar con mujeres que según él, le alegraban la vida. A veces trataba de hacer conquistas amorosas con el fin de obtener alguna novia, pero esto duraba poco tiempo. Pero por supuesto no siempre llevó éste estilo de vida.
Teniendo alrededor de 7 años, fue invitado a concurrir a una iglesia evangélica en Trujillo, una ciudad de Perú y junto con otros niños, eran guiados con mucho amor por el pastor y la esposa, a vivir sus vidas de acuerdo al propósito que Dios tenía para con ellos. Unos continuaron bajo la guía de Dios, pero él, después de algunos años, lo había dejado todo.
Un día una novia lo invitó a concurrir a otra iglesia evangélica en la ciudad de Lima, y él en estado etílico, hacia escarnio de todo cuanta cosa se hacía y se decía allí. Pero llegó el día, a la edad de 24 años en la ciudad de Cuzco, que las palabras que había recibido de Dios en diferentes circunstancias, cobraron valor en su vida, y diciéndole si a Dios, le entregó su corazón. Los días de borracheras, de vicios y mujeres quedaban atrás dando lugar a un nuevo amanecer, lleno de novedosas experiencias.
Hoy, después de varios años y fuera de su país natal, realiza la misma tarea pastoral que tiempo atrás, lo había ayudado a cambiar su estilo de vida.
Cuando Dios tiene un propósito en la vida de alguien , se toma su tiempo hasta lograr su objetivo.
Hace más de 2700 años Dios dijo “ …porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché”.