Lunes 13 de Diciembre de 2010.

Con motivo de un nuevo aniversario del nacimiento del General Seregni sus compañeros – los que aprendimos y compartimos tanto, de su vida y de sus ideas -queremos recordarlo. Necesitamos recodarlo.

Nació un 13 de diciembre de 1916 y esa fecha, durante mucho tiempo, fue en el Uruguay un momento de recuerdo y de lucha. Seregni estaba preso de la dictadura y era sin duda el símbolo de la mejor tradición democrática y progresista del país. Muchas uruguayas y uruguayos lo recordábamos dentro y fuera del Uruguay. Y no sólo los frenteamplistas. Era una época oscura y sin embargo, llena de generosidades y grandezas. Sufríamos juntos, luchábamos juntos y compartíamos recuerdos y momentos importantes.

Para tratar de ser fieles al pensamiento, a la vida de Seregni, hay que recordarlo en su trayectoria y sobre todo, en su proyección de futuro, en su mensaje. Es uno de los personajes políticos y ya históricos de nuestro país que tuvo y tiene un mensaje con más contenido de futuro, con más enseñanzas y valores necesarios para este presente que estamos construyendo y el futuro que avizoramos.

Hay un hilo conductor en las ideas y en el mensaje de Seregni, expuesto en su último discurso en el Paraninfo de la Universidad: la ética de la responsabilidad. Toda su vida y su participación en la política fue coherente y fue constructor de esa ética.

Decía Seregni en ese discurso “Max Weber hace 80 años y que incluso comentaba el doctor Guariglia en un libro reciente, el dilema de la posible oposición entre la ética de las convicciones y la ética de las responsabilidades. Cuando uno tiene un cargo, cuando uno habla en nombre de otros, no es uno solo el que habla, y eso limita seriamente las posibilidades de expresión propias. Esto debe ser tenido muy en cuenta, la ética de las responsabilidades, muy en cuenta por todos nosotros cuando juzgamos las conductas de gobernantes y de líderes políticos”

¿Responsabilidad ante quién, ante quiénes? Es una pregunta definitoria, sobre todo ahora que la izquierda, que nuestro Frente Amplio, que el Frente Amplio de Seregni está en el gobierno y lo ocupa por segunda vez; gobierna cinco intendencias municipales; desde hace cinco periodos gobierna Montevideo y también – ¿por qué no recordarlo? – cuando por primera vez se interrumpió nuestro ciclo de permanente crecimiento político electoral.

La primera responsabilidad, la que le da valor principal a toda nuestra definición de la ética es con la gente, con el país, entendido como su sociedad,  pero también con el conjunto de elementos históricos, culturales y físicos que forman nuestro país. Esa sigue siendo nuestra responsabilidad, desde la oposición o desde el gobierno. Y ése es un mensaje fundamental: es mucho más difícil ser fieles a la ética de esa responsabilidad cuando se está en posiciones de poder.

Voy a referirme a un ejemplo muy actual, muy concreto y en debate en estos momentos. Hay compañeros muy queridos, hay sectores de la sociedad que nos piden, que nos reclaman que asumamos un perfil más fuerte en este segundo gobierno del Frente Amplio. En una variedad de posiciones y opiniones existe una tendencia a exigirnos para que marquemos con mucha más fuerza nuestro perfil y, en general, el perfil refiere a las diferencias, a las opiniones críticas que tienen asegurada una amplia cobertura de prensa y ocuparán un lugar destacado en la agenda política. A veces efímera.

Nosotros hemos optado por una responsabilidad y por una ética a la que seremos fieles: nos debemos a la gente, a sus esperanzas y expectativas de que el país avance, mejore, que sus aspiraciones personales y familiares se cumplan o al menos tengan un sendero, una posibilidad, nos debemos a sus libertades y a la democracia que entre todos ejercemos y renovamos, en este momento, ese compromiso para dar todas nuestras energías apoyando a nuestro gobierno.

Nuestra responsabilidad es aportar con otros compañeros muy valiosos a ese esfuerzo y hacerlo apoyando a nuestro presidente, José Mujica. Colaborando desde dentro del gobierno, desde áreas muy sensibles y complejas a un camino que le ha dado resultados a toda la sociedad, que nos permitió salir de la principal crisis nacional y sortear una grave crisis mundial y que nos encuentra con buenos indicadores en los sectores claves de nuestra actividad.

Cuando dijimos – y hoy lo reafirmamos – que una tarea fundamental de este nuevo gobierno del Frente Amplio era redistribuir mejor la riqueza – esa riqueza que crece por el esfuerzo de los uruguayos, por su confianza, por su trabajo e innovación, por las inversiones y por la seriedad de sus políticas -, no fue una consigna. Es un compromiso responsable y posible, pero para ello tenemos que seguir y cambiar, tenemos que mantener una política económica y social al servicio de mejorar la vida de la sociedad uruguaya, continuar disminuyendo la pobreza, hacer desaparecer la indigencia, generando muchos y calificados puestos de trabajo, aumentando salarios y jubilaciones y el poder de compra de nuestra gente, invirtiendo en educación, en salud, en seguridad y en cultura. Una política indivisible y coherente.

Esa es una ética de la responsabilidad con la gente, con el país y por ello con el gobierno de izquierda. Es una batalla que libramos no sólo desde el gobierno, en el Parlamento, desde la política y la sociedad civil o el movimiento social.

Nuestra responsabilidad es con democracia y la más plena libertad, que hay que construir todos los días, a través de las leyes, de las instituciones pero también de la cultura, de la libertad de expresión, de pensamiento y de prensa y del más profundo espíritu republicano.

Nuestra responsabilidad es con el Frente Amplio, con su renovación necesaria, para integrar a viejas y nuevas generaciones al proceso de los cambios, para acompañar los tiempos y sus transformaciones, para asegurar la mejor representatividad y democracia y sobre todo, para tener ideas, fuerza, empuje de futuro. La gran tarea del Frente es hoy pensar, imaginar, construir un país y una sociedad de primera. Todos sabemos que nos falta mucho y avanzamos lentos en esta dirección de los cambios en la fuerza política.

La otra gran tarea y el gran mandato de responsabilidad de Seregni es preservar la unidad del Frente Amplio.

Nuestra responsabilidad es también con los grandes ideales transformadores, con aquellos objetivos históricos que son inseparables del nacimiento del Frente Amplio y del aporte del propio Seregni. Ideas en construcción permanente cuyo objetivo es construir un país más justo, con igualdad de oportunidades, con más libertad y democracia. Un país audaz que se propone grandes metas no por el tamaño de sus proyectos sino por la profundidad de los cambios políticos, económicos, sociales y culturales.

Claro que tenemos dudas, preocupaciones y también críticas que nos incluyen. Para nosotros la prioridad absoluta, la primera e intransferible responsabilidad es gobernar bien, es mejorar, es profundizar los cambios ahora y no comenzar desde ya a pensar en las próximas elecciones del 2014. Eso no es estrategia, eso es un disparate.

Por esa misma ética de la responsabilidad que nos enseñó Seregni, cuando tuvimos que discutir, que polemizar, incluso de forma firme, lo hicimos y afrontamos los temas con respeto pero con rigor. Y lo seguiremos haciendo. Cuando sea necesario hablándole al oído a los compañeros, cuando sea obligatorio opinando públicamente.

En medio de las tensiones diarias de la política, de la acción de gobierno y parlamentaria, de los debates, es muy importante tener un instante, aunque sea breve, para mirar hacia adelante y encontrarnos nuevamente con Seregni.

Danilo Astori.

Fuente Imagen: facebook.com