Compartimos la columna del senador Tabaré Viera (Partido Colorado) en su espacio en Facebook con fecha Viernes 14 de enero, que en este caso lleva como título “Empezar por los cimientos”.

“Ningún edificio comienza a construirse por el techo. Es más, para que las paredes resistan el paso del tiempo, los avatares del clima y del propio suelo, debe comenzarse por  concretar un adecuado cimiento.  Sin ser arquitectos  sabemos que la mayoría de las patologías de un edificio, como humedades, rajaduras, etc., tienen sus causas en una deficiente cimentación.

Lo mismo ocurre en la construcción de la vida de una persona, de una familia o de toda la comunidad.

LA CRUDA REALIDAD

Nuestra sociedad muestra claros signos patológicos que se agravan. La inseguridad pública que crece al azote de una delincuencia cada vez más joven, es el principal síntoma de una enfermedad mucho más grave y más grande que anida en el seno de nuestra población.

A la delincuencia hay que combatirla, pero coincidamos que también debe ser prevenida.

¿Qué podemos esperar de un niño de menos de trece años que está en situación de calle, que sin control alguno deambula por la ciudad en compañía de otros niños, pero también junto a grandotes mayores de edad, pidiendo dinero o jugando en medio del tránsito? Estoy seguro que todos los lectores conocen casos reales como éste. Muchos casos que, según dicen, ya estarían consumiendo pasta base y algunos incluso habrían sido hasta violados.

Seguramente será cuestión de tiempo  para que esos niños comiencen a delinquir, serán faltas menores al principio.  Y en su triste destino, luego de los trece  serán punibles e irán, si lo dispone algún juez,  privados de libertad al INAU. Finalmente cuando lleguen a los dieciocho (y será lo mismo pero a los dieciséis, si se baja la edad de imputabilidad) será muy difícil que no sea un delincuente con vasto currículum.

Estos menores provienen de hogares nada estructurados. Seguramente de padres con problemas de adicción y con violencia doméstica, o madres solteras. En condiciones de extrema pobreza, con todas las necesidades básicas insatisfechas.

Entonces, el principio del problema  ¿está en el niño en la calle cometiendo todo tipo de tropelías o en la falta de soluciones efectivas para una parte de la sociedad excluida?

El problema no es nuevo, pero no ha tenido solución. Todos somos responsables, es un asunto de todos los partidos y de toda la sociedad.

La base de la solución está en las políticas sociales de inclusión, nada nuevo tampoco.

Pero claramente las políticas hasta ahora desarrolladas, las acciones del estado y de las ONGs.  que  seguramente han hecho buen  esfuerzo,  por lo menos no han sido suficientes.

LA EDUCACIÓN ES LA BASE

¿Dónde está la solución? ¿En asegurar, con planes de emergencias, la alimentación básica de la población en situación de extrema pobreza? ¿En darles mejores condiciones de hábitat, con viviendas y servicios básicos? ¿En brindarles trabajo a los jefes de familia? ¿En tener una legislación más severa para los menores infractores? ¿En castigar a los padres por omisión de los deberes inherentes a la patria potestad?

Todo esto es correcto, se necesita;  pero la base, los cimientos aún para estas medidas está en la EDUCACIÓN Y EN LA FORMACIÓN.

Y este es el punto ya que la educación uruguaya está en crisis. Diversos diagnósticos, elaborados además desde diversas teorías y por medio de diversos instrumentos, son coincidentes  al respecto. Todos afirman que el sistema educativo “no logra construir los aprendizajes requeridos, consolidando así de manera temprana y brutal la exclusión social y educativa de los más pobres y obteniendo  pobres resultados educativos de los incluidos”.

Es cada vez más urgente construir escuelas de tiempo completo. Aquel proyecto de los gobiernos colorados de Sanguinetti y Batlle, que  con el liderazgo de técnicos como el Prof. Germán Rama, pretendía sacar más tiempo a los niños de su ambiente marginal y mantenerlos en contacto con otros niños y con educadores bien formados para que desde la más temprana edad vayan educándose en valores, de los que lamentablemente en sus hogares son escasos o no existen.

Formar  desde pequeños a nuevos ciudadanos para que puedan realmente estar preparados para  recibir políticas verdaderamente  de desarrollo social.

Aún si fuera posible. ¿Cómo darles trabajo a personas que no tienen hábitos ni tienen una preparación mínima para la tarea?

¿Cuánto puede durar una vivienda en manos de una familia que pertenece a una segunda o tercera generación de sobrevivencia en asentamientos sin ningún tipo de servicios?

En la otra punta de la sociedad, ¿puede desarrollarse un país con indicadores como la deserción en secundaria  que alcanza el 64% en el nocturno y 44% en el diurno en un liceo como el Bauzá (Dicho por la renunciante directora de ese centro Dra. Graciela Bianchi)?

Mejorar sustantivamente la educación es el gran desafío que tenemos por delante  los uruguayos. Es la única forma de asegurar procesos exitosos de cohesión social y de desarrollo económico integral y sustentable.

Es el verdadero cimiento para la solución de varios problemas que hoy sufrimos.

El sistema educativo uruguayo actual es el principal obstáculo al cambio, un cambio que se requiere de forma desesperada.

Desde estas páginas reiteramos nuestra disposición a encontrar coincidencias que tiendan a consolidar  políticas de estado en esa materia. Disposición  ya demostrada  por el Partido Colorado ante la convocatoria del Presidente Mujica  a integrar comisiones multipartidarias al inicio de su gestión. Ahora hay que evaluar lo actuado por el gobierno en relación a lo entonces producido y para ello es imprescindible el mantenimiento de esos ámbitos técnicos”.