En Malvín Norte, barrio periférico de la ciudad de Montevideo, se viene gestando en los últimos años una organización barrial construida por los propios vecinos.

Enfrentando las dificultades impuestas por las condiciones de vida y por las hostilidades de lo instituido vienen abriéndose paso para avanzar en la salida colectiva a sus problemas, tantos años postergados.

Condiciones de vida

Esta zona de la ciudad, otrora cubierta de quintas, en las últimas décadas se ha venido poblando de compatriotas provenientes en su gran mayoría, del interior del país.

Buscando una esperanza en la capital, luego que la injusticia organizada los desplazara de su lugar de origen, fueron construyendo sus viviendas con material liviano y de a poco –el que pudo- fue levantando alguna pared de bloques. Las calles se fueron diseñando entre todos. Primero de tierra, después de balastro.

Las dificultades para conseguir trabajo estable son enormes. El mercado laboral formal es escaso –lo sigue siendo-. La orfandad de un modelo de desarrollo nacional ha llevado, entre otras cosas, a que estos vecinos carezcan de oportunidades para acceder a puestos de trabajo estable que les permita proyectar la organización de su vida sobre bases sólidas.

Esta inestabilidad trae consigo infinidad de consecuencias en otras esferas de la vida, en la posibilidad de poder proyectarse en el tiempo, de poder ubicarse históricamente, en la relación con el resto de la sociedad y el lugar en ella, en las estrategias de subsistencia, pero también en la alimentación, en el acceso a una vivienda digna, a la educación.

A través de las ONG’s se intenta estirar la situación, contener, mientras nada cambia. Ofrecen trabajo temporal para que la gente mantenga la expectativa de poder acceder a él, pero el problema sigue ahí. La temporalidad dificulta la organización sindical pero ya se han realizado varios cortes de calle por atraso en el pago de salarios.

Los vecinos como en todos los barrios periféricos de la ciudad han encontrado, como sustento, la clasificación y venta de los residuos para devolverlos a la actividad productiva. Este es el resguardo con que la mayoría de estos vecinos subsiste.

Cooperativa de clasificadores

En abril del año 2009 un grupo de vecinos dedicados a la clasificación, desde su niñez y en forma individual, se nuclean para formar una cooperativa con la cual mejorar los ingresos y las condiciones de trabajo.

Así, en los humildes hogares del barrio, surge la Cooperativa La Bombonera.

Recordemos que el barrio se encuentra pegado a la cancha de Basáñez, con similar denominación. Allí había muchas canteras y los hogares que se fueron amontonando sobre los desniveles daban la sensación que estuvieran unos encima de otros, por eso el barrio se empezó a llamar Bombonera. El cuadro de fútbol adopta el nombre para su estadio y  la cooperativa hizo lo mismo en homenaje al nombre que surgiera de los propios vecinos y como clara identificación del lugar.

Su labor se centra en organizar circuitos limpios (pre-clasificación en el lugar donde se generan los residuos) en cooperativas de viviendas, centros de estudio y en algunos grandes generadores.

En paralelo asumen la pelea por conquistar un predio municipal para trabajar, y otros instrumentos de trabajo que viabilicen la labor social de la cooperativa en cuanto recuperadora de materia prima y cuidadora del ambiente debido a su actividad laboral.

A su vez comienzan a promover la organización en el barrio, abren una escuela barrial y articulan con cooperativas y estudiantes de la zona.

En estos más de dos años han recorrido bastante camino en estos tres aspectos: el desarrollo del trabajo de la cooperativa, la lucha por arrebatar conquistas a lo organismos públicos y la organización del barrio junto a la articulación con otras fuerzas en aspectos compartidos.

La cooperativa ha logrado extender y mejorar los “circuitos limpios” para retirar los residuos.

Ha conseguido un predio municipal para trabajar aunque, por no contar con espacio cerrado, el acopio de lo clasificado lo realizan en el fondo de los domicilios.

De allí es que uno de los reclamos sea el poder hacer un galpón en la planta donde trabaja la cooperativa. Otro es un vehículo para realizar la tarea, que complemente la labor que se hace en los carros tirados por caballos.

En la segunda mitad del año 2009 se intensifica el reclamo a la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM). Sobre fin de año la IMM y el MIDES se compromete a ceder el galpón y el camión. Esto se logra en una acción conjunta con otras cooperativas que también acceden a parte de sus reclamos.

Pero las instituciones no premiarían tan fácilmente la lucha independiente de los humildes.

El año 2010 fue de largas, de trámites interminables, de papeles nuevos cada mes que era necesario presentar. Con la hostilidad característica de la IMM y la sutileza del MIDES.

Así se llega al mes de setiembre cuando los vecinos dicen basta. Se realizan asambleas en el barrio donde se decide emplazar a la Intendencia a resolver el tema y cumplir sus compromisos.

Los vecinos parten del barrio y se instalan en el Palacio Municipal hasta ser atendidos por los Directores y satisfechos los reclamos.

Ante la anunciada elevación de las medidas, rápidamente los directores se reunieron con la intendenta y resolvieron dar señales de solución, enviar a la Directora de Desarrollo Social a que se haga cargo y comprometa el inicio de las obras.

Pasado este momento las autoridades han vuelto a estirar el tema y ni la IMM ni el MIDES se hacen responsables por estar faltando a este compromiso.

Los cooperativistas no han recibido una versión oficial al respecto.

Ambas instituciones hacen la apuesta a debilitar la organización propia de los clasificadores por eso,  temen, no se les quiera permitir construir un galpón.

En esa dirección el MIDES a empezado a financiar ONG’s para que gestionen y controlen a los clasificadores. A estos emprendimientos les daría el respaldo en detrimento de las organizaciones propias de los trabajadores y vecinos, como La Bombonera.

Perciben una estrategia para debilitarlos. Por eso, ahora ponen el acento en fortalecer el proyecto y desde ahí obligar a que las autoridades cumplan los acuerdos.

Por otra parte, este nuclemaniento ha contribuido a la organización en el barrio.

En julio del 2009 crea la Escuela Barrial La Bombonera y, en este 2011, ayuda a gestar la Cooperativa de panadería La Bombonera con vecinos del mismo barrio.

También colabora con la organización de cooperativas de clasificadores de otros barrios.

Como trabajadores todos sus integrantes son afiliados al sindicato del sector la UCRUS (Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos Sólidos), uno de sus miembros integra el secretariado. Como es una cooperativa de carreros ha aportado los carros a las últimas movilizaciones del sindicato.

Articula solidaridad con cooperativas de trabajo de otros rubros.

Ha participado en movilizaciones por reivindicaciones vinculadas a la soberanía y a la defensa de los recursos naturales y sobre todo a la tierra, de la que han sido excluidos, colaborando con la campaña contra la extranjerización de la tierra.

Escuela Barrial

Teniendo vida en los hogares del barrio este humilde espacio educativo además de ser un apoyo escolar para los niños, de aportar elementos básicos de lectura, escritura y cálculo a los integrantes de la cooperativa, nociones de música, etc. Es un ámbito donde las nuevas generaciones se interiorizan de manera conciente en el proceso y el espíritu organizativo de sus padres o vecinos. Se reconocen como parte del proyecto organizativo del barrio y así lo representan cuando les ha tocado salir del barrio a una actividad recreativa o a participar de una movilización.

Las jornadas educativas están dinamizadas por maestros, profesor de música y jóvenes del barrio que generosamente brindan su tiempo como aporte a la herramienta de todos.

Suelen acompañarse con alguna chocolatada aportada de manera alternada por los padres. Se han organizado paseos, se ha estampado un mural representativo, elaborado por los niños, junto al apoyo de compañeros muralistas. Talleres de elaboración de lápices artesanales y un largo etcétera.

Cooperativa de panadería

Estimulados por el ejemplo de la cooperativa inicial un grupo de vecinos se lanza a conformar una panadería y rotisería. Gracias al apoyo del núcleo de clasificadores y de otras cooperativas de trabajo y de vivienda con las que se articula, en el mes de junio se inicia el trabajo. Una nueva fuente de trabajo que se abre. En este momento está dando sus primeros pasos consiguiendo los clientes fijos, explorando las mejores formas de organizar el trabajo y los instrumentos de trabajo.

Construyendo el Centro Barrial

Estos tres espacios (clasificación, escuela, panadería) forman parte de la construcción  del Centro Barrial La Bombonera. Lo identifican como un espacio de referencia y contención que sirva para defender los intereses de los vecinos y de ayuda mutua entre sus integrantes. Además de atender a las más diversas demandas como organizar entre los propios vecinos la distribución de ropa para quienes más lo necesiten, o conseguir con la acción organizada prótesis dentales gratuitas, en esta experiencia se han fortalecido los lazos de solidaridad entre los integrantes hasta en compartir la casa si alguno se queda sin ella. En su pensamiento está como un instrumento que estará presente en el futuro y cada vez más fortalecido por lo que facilita el pensar en salidas

colectivas a los problemas que los rodean, por supuesto, a través de la organización barrial que construyen. En ese camino ya han dado los pasos mencionados y proyectan otros desde donde fortalecer su trabajo y su lucha por mejores condiciones de vida, para aportar a la organización general de nuestro pueblo y de la mano del artiguismo, única bandera que reconocen, se ubican históricamente, se valoran socialmente como herederos de aquellos pioneros y se encuentran  con sus compatriotas para bregar por una patria soberana y justa.

Fuente: (*) Nota publicada por Patria Libre, Nº 4, agosto, 2011.