Declaración Pública de Mariano Fernández Amunátegui, Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas en Haití.

Minustah y su futuro.

En los últimos días ha habido muchas opiniones sobre Minustah en la opinión pública haitiana y también internacional.  Como una manera de contribuir al conocimiento de ella y permitir así una opinión más precisa y mejor fundada, me permito puntualizar lo siguiente:

1.- Minustah es la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, creada por el Consejo de Seguridad en 2004, con el objeto de cooperar a la normalización de la vida política de Haití y también asegurar la paz y la seguridad a sus habitantes, en vista de la conmoción política y social existente a la época en el país que se encontraba en situación prácticamente ingobernable.

2.- El compromiso de Naciones Unidas con Haití se inició en 1990, con una misión de verificación electoral (ONUVEH). Después del golpe de Estado de 1991 una misión conjunta ONU-OEA se desplegó en 1993; Entre 1994 y 2000 el Consejo de Seguridad autorizó la instalación de sucesivas misiones como la UNMIH, UNSMIH,UNTMIH y MIPONUHEn marzo de 2000 la presencia de la ONU se transformó en una misión de consolidación de la paz (MICAH) y, finalmente, a raíz del conflicto interno se estableció la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) a partir del 30 de abril de 2004.

3.- Con el correr del tiempo la situación general de Haití mejoró y Minustah se encontraba en fase de reducción de sus actividades cuando sobrevino el catastrófico terremoto de 12 de enero de 2010 que no sólo cobró cerca de 200 mil víctimas fatales, destruyó parte importante de su infraestructura, incluyendo valiosas construcciones patrimoniales en buena parte del país, sino que también deterioró severamente la gestión pública, el desarrollo económico y extremó la situación de pobreza y daño social.

4.- Minustah trabajó arduamente en el proceso de recuperación de Haití después del desastre y agregó más personal militar, policial y civil, para cooperar de manera importante a las tareas de reconstrucción y normalización de la vida cotidiana, a pesar de que no podemos esconder que aún hay mucho por hacer en ambos casos.

5.- Minustah y la comunidad internacional fueron decisivas en lograr elecciones en Haití y permitir finalmente que el pueblo haitiano eligiera un nuevo jefe de Estado.  No sólo eso, también colaboró  en la consolidación del nuevo Presidente y celebró que Haití, por primera vez en su historia, presenciara la transferencia del mando de un Presidente elegido a otro de la oposición también legitimado por el voto popular.

6.- Luego hemos vivido los casi cinco meses de Jefatura de Estado de Michel Martelly, quien ha tenido dificultades para instalar un nuevo Primer Ministro y su respectivo gabinete.  Pese a esas dificultades, ya en julio hicimos una evaluación interna, con el apoyo de una misión de Nueva York, y concluimos que era factible iniciar un proceso de reducción de la Minustah, en consideración a los avances en el proceso democrático y a la necesidad de volver a cifras de funcionarios previas al terremoto, pues ya no se justifica su presencia en Haití.

7.- Así se presentaron los antecedentes a los países que contribuyen con tropas y al Consejo de Seguridad y no hemos encontrado ningún desacuerdo tanto para prorrogar las actividades de la Minustah en Haití por un nuevo año como para reducir los contingentes a niveles de la representación existente en 2009.  Algunas personas muy conocedoras de la situación de Haití y también de las Naciones Unidas, nos han advertido que misiones anteriores debieron  regresar a la isla (como se señala en el numeral 2.-), pues los haitianos no pudieron convivir de manera estable y tolerante.

8.- Es nuestra opinión que la estrategia de salida de la Minustah será con el objeto de nunca más volver, pues Haití merece vivir como un país responsable de su paz y seguridad internas, así como también asegurando fuentes de trabajo, vivienda, educación y salud a sus habitantes.  Y, por ello, seguimos atentamente y muy de cerca la evolución política, económica, social y cultural, de tal manera que nuestras medidas serán de acompañamiento y apoyo a la consolidación de los avances que es lo que nos permitirá trabajar con un calendario más preciso y realista para nuestra partida.

9.- No podemos soslayar que vemos con alguna inquietud la lentitud en reforzar, crear o afianzar algunas instituciones fundamentales para el Estado de derecho en Haití o dicho con otras palabras: Para la partida de la Minustah es de primera prioridad comprobar que están funcionando las instituciones que protegen los derechos ciudadanos, así como aquellas que los obligan a cumplir con sus deberes. Aquí es evidente que debe haber un esfuerzo de los ciudadanos con responsabilidad política para avanzar en la Corte de Casación y el Consejo Superior de la Magistratura, el Consejo Electoral Permanente, el Registro de la Identidad y el Registro de la Propiedad, etc., todos ellas instituciones fundamentales para pensar en un país, sin limitaciones en el ejercicio de la soberanía, la protección de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones.

10.- Toda obra humana tiene imperfecciones y hemos repudiado y manifestado nuestra tolerancia cero frente a faltas graves o leves cometidas por el personal que trabaja para las Naciones Unidas, pero esperamos que los abusos inaceptables cometidos por un puñado no empañarán la obra realizada como contribución a Haití, particularmente si se observa que, además de la tareas evidentes de paz y seguridad que se llevan a cabo en todo el territorio 24 horas al día durante todo el año, podemos decir que hemos realizado y realizamos actualmente numerosas obras de servicio a la comunidad que esperamos estén contribuyendo a la estabilización bienestar de los haitianos.

11.- A medida que los avances en la estabilidad de Haití se consoliden y progresen, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del cual depende Minustah, estará en mejores condiciones para tomar decisiones para poner fin a su mandato.  El mayor éxito de una misión de paz es abandonar el país en que ella se estableció, pues eso quiere decir que se logró el objetivo.  Esa es nuestra sencilla aspiración en Haití.

Puerto Príncipe, Haití.