Compartimos la columna del dirigente nacionalista Hernán Bonilla titulada “¿Qué esla Libertad?”.

La respuesta a la pregunta del título no es obvia. Nosotros mismos le damos acepciones distintas en distintas circunstancias y los más diversos autores a lo largo de la historia también lo han hecho. Veamos entonces en la forma más sintética y menos académica posible si podemos aclarar un poco el tema.

Alberto Benegas Lynch (h) da una buena definición; es el respeto irrestricto al prójimo, a su proyecto de vida, lo compartamos o no (lo que es irrelevante) y pone énfasis en la palabra respeto. Los derechos no se toleran, se respetan, lo que es bien diferente porque lo primero conlleva cierto tufillo de superioridad por parte de quien “tolera” los derechos de los demás.

Partiendo de esa definición podemos afirmar que la democracia, como forma de elegir gobierno, como criterio para asignar el poder, es el sistema compatible conla Libertad. Claroque la democracia no es un criterio de verdad, es simplemente un criterio de legitimación, el menos malo, como decía Churchill.

Ahora, ¿la democracia es condición necesaria y suficiente para que exista Libertad? Rousseau pensaba que sí. En la medida en que cada persona a través de su voto participara en la conformación de la “voluntad general” después no podía quejarse de sus resultados. Otros autores, en general asociados a lo que Hayek llamaba la corriente del “liberalismo inglés” en contraposición al de Rousseau que llamaba “liberalismo francés”, opinan exactamente lo contrario. Lo fundamental para Hume o Locke eran los derechos humanos o derechos individuales. Puede existir democracia, pero sin un Estado de Derecho que garantice a cada persona algunos derechos inalienables no puede existir Libertad.

Más allá de la discusión de si esos derechos individuales son naturales o contractuales (muchas veces esa discusión es más semántica que sustantiva, pero para que conste en actas, me anoto entre los que piensan que son naturales) es claro que en una democracia en que la mayoría pueda avasallar los derechos de la minoría o de una persona en particular no existe Libertad. Toqueville escribió que la opresión no es menor porque la ejerza una mayoría que porque la ejerza un tirano. Y es así. El derecho a la vida, a la propiedad, al honor, entre los que enumera nuestra Constitución por ejemplo, son derechos irrenunciables y el Parlamento no puede derogarlos o limitarlos, o no debería.

En definitiva hay dos patas sin las cualesla Libertadno hace pie, la democracia y un  Estado de Derecho que asegure la plena vigencia de los derechos individuales. Volviendo a la definición del principio, en definitiva, si cada persona puede desarrollar su proyecto de vida familiar, laboral, vocacional, deportivo o el que se le ocurra sin ser interferido o coartado violentamente por otra persona o el mismo estado.

Todo lo anterior nos conduce a una pregunta perturbadora ¿los uruguayos somos libres? Queda para el próximo capítulo.