Compartimos las palabras del Mtro. Didier Zecchi Torres sobre el Libro «Juanicó, de apellido a localidad» de Fernando Lúquez Cilintano.

“Fernando me invitó a participar con alguna reflexión en este encuentro fraterno de amigos. Y no me podía negar; por el contrario acepté con entusiasmo hacerlo. ¿Por qué? Porque…para un docente, un ex alumno queda guardado por siempre en su corazón.

Fernando integró aquel grupo de 6° grado en la querida Escuela N°9 por el año 90. Y aunque yo conocía a sus mayores, desde siempre, a él lo comencé a reconocer por su permanente sonrisa, por su corrección,  por su permanente actitud de buen alumno muy participativo y atento y muy especialmente destacado para incorporar a su léxico nuevos vocablos de nuestro rico idioma español y más aún, para tejer con ellos acabadas producciones de textos, excelentes redacciones y muy buenas composiciones literarias en las que él resultaba muy hábil para engarzar sus imaginarias ideas con un selecto vocabulario y correcta sintaxis, autografiando sus trabajos con el seudónimo: “Rubicundo”.

Siempre recuerdo el placer que le produjo a la Sra. Inspectora, un día que nos visitaba, al leer el trabajo realizado por Fernando sobre un tema que ella propuso felicitándolo por el mismo.

Y, como casi siempre ocurre, el maestro ya había ganado un nuevo amigo al culminar la etapa escolar.

Todos fuimos valorando su dedicación al estudio, la decisión con la que escogió su profesión que deseaba emprender, fuimos reconociendo su esfuerzo, su tenacidad, su saber vencer los obstáculos. Indudablemente que, contando siempre con el apoyo permanente de su familia, logró cursar el nivel terciario de sus estudios muy joven el título que añoraba. ¡Cuánto afán! ¡Cuánta perseverancia!  ¡Cuánto sueño concretado!

Compartí con Fernando muchas horas de trabajo junto a otros vecinos amigos en años en los que integramos La Comisión Vecinal de Juanicó.

Infaltable a las reuniones semanales, siempre proponiendo proyectos; siempre con alguna idea novedosa y otras veces hermosas, propuestas que encontrábamos irrealizables pero, en todo momento aceptando nuestras apreciaciones y muy receptivo cuando debía aterrizar en la realidad; confieso que más de una vez me costó no acompañar sus sueños llenos de ilusión y juventud. Pero a Fernando siempre lo vimos jovial, respetuoso, incluso cuando algún interlocutor no compartía sus opiniones.

Quiero destacar de esos años de trabajo juntos su incansable interés por la creación de un centro de Enseñanza Secundaria para Juanicó, ayudándonos a lograr contactos con las autoridades superiores de la Educación del momento, contactos que resultaron muy acertados y positivos para la concreción, al fin, de esa obra tan reclamada en Juanicó.

Todos los que hemos seguido de cerca los pasos de Fernando reconocemos en él un entrañable amor por esta tierra que lo vio nacer, por este nuestro querido pago.

Siempre inquieto ansiado verlo crecer y mejorado en sus múltiples aspectos: el social, el cultural, el ambiental, incursionando en la política. Un afán que siempre lo ha identificado es el de: celebrar, celebrar y ¡Celebrar!

Es este, tal vez, el diamante que más detalla en su personalidad: reconocer en todos los ámbitos de la comarca: ya sea el productivo, el educativo, el comercial, el artístico, la memoria de los hombres y mujeres que, en cada aspecto, fueron tejiendo la historia de nuestro querido Juanicó.

Fernando nos contagia ese afán por recrear y recordar a quienes nos precedieron en el proceso de nacimiento de esta comunidad.

Y hoy, en este día, en esta noche, nos entrega otro de sus sueños concretados: este texto que lo ha titulado: “Juanicó, de apellido a localidad”.

Es este encuentro de su presentación.

¿Cómo, entonces, no estar felices? Y agradecidos a este joven autor. Al leerlo valoramos la tarea de investigación que a Fernando particularmente le apasiona, más cuando se trata de indagar sobre los seres humanos de esa familia que le dio el nombre a nuestra comarca.

Ese nombre que aprendemos a decir desde muy pequeños en nuestra casa, a conocer y a amar aún más en la escuela, a vivar en todo acontecimiento que nos permite gritarlo, nombre que nos da identidad, que nos une y del que nos sentimos orgullosos.

En el mismo texto hay apreciaciones sobre el alcance de esta obra que, sin duda resultan más acertadas que las que yo pudiera referir, pues tienen el aval de quienes las suscriben: el Profesor Agapo Luis Palomeque en el prólogo y el Escribano Freddy González que expone al final su juicio sobre este texto.

Tan sólo deseo manifestar a Fernando, como vecino, como quien fuera uno de sus maestros, como amigos, el reconocimiento por esta obra que para los juanicoenses nos ubica al alcance de múltiples datos que hacen que accedamos a conocer más y mejor sobre el sentido cabal del nombre de nuestra comarca y así identificarnos más con ella, ansiando crecer en la unidad y en el respeto que entre todos nos debemos.

Gracias Fernando por ayudarnos a conocer los datos sobre aquellos seres cuyo apellido ya quedaría para siempre como nombre de esta tierra y aprender a quererla aún más; gracias Fernando por ayudarnos a reconocer y valorar a aquellos que año tras año, década tras década colaboraron en forjarla y hacerla desarrollar!!!!

Y…para culminar, reflexionando sobre este logro de Fernando, me remito a expresiones de la Dra. Irene Kassorda que aparecen en su obra “Atrévase”. Allí dice: “…Quiero que avance con sus propios milagros y transformaciones. Exprima cada preciosa gota de su creatividad. Conviértase en una persona a la cual pueda admirar y respetar la persona que realmente desea ser. Usted lo posee todo en su interior: El poder de atreverse y convertir su vida en un triunfo”.

Mtro. Didier Zecchi Torres.