Compartimos la carta abierta de Prof. Juan de Marsilio dirigida al Presidente José Mujica.

“Montevideo, 27 de febrero de 2013

Sr. Presidente de la República Oriental del Uruguay, Don José Mujica

Respetado Señor:

Dirijo a Ud. la presente para expresar mi profunda discrepancia con el estilo, el contenido y la oportunidad de las declaraciones formuladas sobre posibles medidas sindicales en la educación pública, en entrevista para «Correo Socialista», órgano de prensa del Partido al que me honro en pertenecer.

En general cuenta con mi simpatía su práctica de dirigirse a la gente con llaneza. Pero en este caso, cuando se mete Ud. con el derecho a la educación de nuestros niños y muchachos y con el derecho de huelga de los trabajadores docentes, ambos consagrados en la Constitución, no parece constructivo poner a los sindicatos de la educación pública y sus eventuales medidas de paro poco menos que como causantes únicos de nuestro profundo retraso educativo. Y esto en un tono propio de una discusión de boliche, en la que los espectadores terminan poniéndose a favor de uno u otro interlocutor más por su habilidad para insultar, ridiculizar o victimizarse que por la buena ley de los argumentos esgrimidos.

En cuanto al contenido, aparte de lo ya adelantado en el párrafo anterior, discrepo con lo que Ud. no dice: no dice – o por lo menos no insiste lo suficiente en ello – que hay carencias graves en lo edilicio, en los recursos humanos (tanto docentes como técnicos, administrativos y de servicio) y en las remuneraciones, que si bien se recuperaron algo en el quinquenio de gobierno anterior, vieron enlentecido ese proceso de mejora en la presente administración. Con esto apunto a que, más allá o más acá de

la conveniencia de medidas de paro en este momento concreto – asunto que no discutiré por este medio, pues daré mi opinión en los organismos sindicales correspondientes – razones objetivas para el descontento y la movilización sindical, vaya si las hay. Y el principal deber de las autoridades de gobierno es trabajar, con energía y humildad, para que esas razones sean menos cada día.

Finalmente, considero inoportuno que, cuando los sindicatos discuten posibles paros de actividades, que pueden resolver o no, el Presidente de la República estigmatice tales medidas. Ud. tiene, como cualquiera pero más que nadie, el deber de criticar sin ambages lo que, tras haberlo meditado, le parezca malo para la vida del país. Simétricamente, tiene también el deber de promover el diálogo y el acuerdo entre los agentes políticos y sociales. Declarar lo que Ud. declara en estos momentos termina siendo, más allá de sus intenciones, que debo suponer honorables, un argumento a favor del paro, tan luego sea como respuesta a una provocación.

Lamento tener que dirigirme a Ud. en estos términos. Le deseo, en bien de nuestro pueblo, buen final de gestión”.

Prof. Juan de Marsilio

C.I.: 1.864. 466 – 4.