El gobierno debe reflexionar.

El gobierno acepta cualquier tipo de excesos de parte de corporaciones sindicales, al límite de permitir la pérdida de clases en la educación pública.

El gobierno acepta la ocupación de los lugares de trabajo, el gobierno acepta manifestaciones de todo tipo y color en el contexto de la rendición de cuentas y de cara al proceso de negociación colectiva.

El gobierno quiere poner a la productividad en el centro de la negociación salarial por reconocer el enlentecimiento del crecimiento económico.

Sin embargo el gobierno no tolera que las cámaras empresariales realicen críticas acompañadas de propuestas de cara a una agenda de desarrollo productivo y mejora de la competitividad.

Si el gobierno cree que por atacar a los gremios empresariales o amenazar con el retiro de los estímulos fiscales va a perjudicar a los empresariados se equivoca. Es un enorme error. Las amenazas de cambios en respuesta a una visión distinta de parte de los empresarios atenta directamente contra la inversión y eso atenta directamente contra el trabajo de los uruguayos.

Es autoritario.

No es de recibo esta suerte de gimnasia de patota con que se maneja el gobierno.

Los que creemos en el desarrollo productivo en definitiva lo hacemos por defender el trabajo.

El gobierno se equivoca al promover una “dicotomía” entre el trabajo y los uruguayos en situación de pobreza. Solo con trabajo, con calificación, con educación y con formalismo la sociedad se desarrolla y los uruguayos hoy en situaciones desfavorecidas encontrarán la ruta de salida.

Políticas sociales sin trabajo es demagogia política, que se agota en el tiempo en que se agotan los recursos fiscales o la capacidad de endeudamiento. Así de sencillo.

Las políticas sociales sin duda ocupan un lugar trascendente en la defensa de aquellos que no acceden al trabajo.

Pero deben necesariamente enfocarse en generar las condiciones para que el sector productivo genere puestos de trabajo para estimular el progreso individual en base al esfuerzo. Como siempre ha sido.

El gobierno se equivoca en asociar los intereses privados con los políticos. Los que piensan que las cosas se pueden hacer de otra manera no somos solo los que hoy nos ubicamos en los partidos de la oposición.

Los que creen que las cosas se pueden hacer de otra manera, que la austeridad fiscal es una virtud, que la medición de los resultados en las diferentes áreas de la gestión pública es una necesidad, los que creen que el trabajo debe ir acompañado de procesos de capacitación que permitan mejorar la productividad y el salario en forma real y sostenible, toda esa gente no se asocia a un partido político, simplemente se asocia a la sensatez.

Por lo tanto el gobierno en esta reacción desproporcionada, fuera de lugar y claramente totalitaria simplemente evidencia que ha perdido la sensatez, por eso entendemos que debe reflexionar.

Dr. Jorge Larrañaga.