Los centros educativos de todo el país, incluidos en el Proyecto de Fortalecimiento de las Instituciones para la Mejora Educativa (ProMejora), debatieron y presentaron propuestas –elaboradas por las comunidades docentes- orientadas a profundizar una construcción común que supere eventuales dificultades en el funcionamiento y relacionamiento en los distintos institutos, contemplando las realidades particulares de cada uno.

La actividad central se desarrolló en el salón de actos del Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores (IPES) “Prof. Juan E. Pivel Devoto”, con la presencia del Presidente del Consejo Directivo Central (CODICEN) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Profesor Wilson Netto, el Consejero, Inspector Javier Landoni, el Consejero, Licenciado Daniel Corbo –Presidente de la Comisión del ProMejora- y la Consejera, Maestra Teresita Capurro.

Durante el encuentro se realizó un intercambio entre los centros educativos que participan del ProMejora, en función de la presentación del trabajo “15 Planes de Mejora. Una construcción desde las comunidades educativas”, el cual fue comentado por la especialista Doctora Adriana Aristimuño.

Asimismo, se realizaron talleres de intercambio entre los equipos de los Centros ProMejora (fases I y II), acerca de “Aprendizajes colectivos, estrategias superadoras de las dificultades y cambios en la cultura de las comunidades. El proceso hacia la mejora educativa”, y acerca del “Intercambio de experiencias innovadoras y aprendizaje de buenas prácticas. Consensuando estrategias de mejora educativa”.

Además, el experto argentino, Licenciado Ricardo Baquero, disertó en torno al tema “Educabilidad. Inclusión y diversidad”, luego de lo cual, se abrió la posibilidad a que los participantes realizaran las preguntas que consideraron pertinentes.

CAMBIO DE CULTURA

El Consejero Corbo sostuvo que los quince planes de mejora son “el esfuerzo por construir una nueva institución. Una nueva forma de hacer escuela, de hace liceo y de hacer escuela técnica. Esto supone un cambio de cabeza, un cambio de cultura”.

Esta situación implica “pasar de la idea de que no se puede, que los estudiantes no quieren estudiar, no están motivados, que los padres y la familia no ayudan, a empezar a visualizar que también los docentes tienen cosas que pueden hacer”.

En ese sentido, dijo que si el colectivo docente “se reúne y diseña un plan de mejora, eso permite tener un proyecto común. Lo que cada uno hace es en función de conseguir las metas y los objetivos de ese proyecto. Ya cada uno no es un átomo independiente, separado, suelto, sino que todos los esfuerzos personales están conjugados en un plan que ha diseñado en conjunto. Todos saben donde están las prioridades y, a partir de allí el trabajo se fortalece”.

Con esta nueva forma de encarar la tarea, “los profesores dejan de cerrar la puerta del salón, hacer lo que quieren y nadie se entera de lo que allí pasa.

Ahora tienen que poner sobre la mesa y trasparentar qué está haciendo y por qué hace las cosas de esa manera”.

El nuevo mecanismo instaura la figura de la “evaluación por pares”, lo cual consiste en que un docente “va a la clase de un compañero colega, escucha la clase, las intervenciones de los alumnos, ven los trabajaos realizados y después se reúnen”.

De esa forma “analizan qué pasó, qué se hizo bien, en qué los estudiantes tuvieron dificultades, cómo se puede mejorar eso, qué ideas hay para poner en práctica en ese sentido, trabajando en colectivo. Después, el profesor visitado va él a visitar a alguno de los profesores que lo visitó, y se recrea el proceso”.

ACOMPAÑAR Y ESCUCHAR

Por otro lado, Corbo indicó que “también importa que los estudiantes sientan que están siendo acompañados, que se les escucha y que existe preocupación por ellos. Entonces, a algún liceo se le ocurrió la idea del padrinazgo”.

“Había un conjunto de chicos con vulnerabilidades, con fracasos, que tenían muy bajas notas, con posibilidad de que se desvincularan de la institución. Se les pidió a los profesores, voluntariamente, si podían adoptar a uno de esos alumnos y acompañarlo, ponerse a su lado, hace un seguimiento de cómo hacía las cosas y en qué podía ayudarlo”, explicó.

De esa forma, se logra “una escucha, comienza un vínculo, comienza una preocupación que el estudiante siente. Así el alumno se siente fortalecido, va superando la vulnerabilidad y, además, provoca que otros chicos empiecen a golpear la puerta del profesor para pedir ser adoptados”.

“En definitiva, es lo que nos reclaman muchas veces los chiquilines: vínculos, escucha, contención, alguien que se preocupe por ellos”, agregó.

Por otra parte, el jerarca marcó que otro aspecto de “enorme preocupación” es lograr la motivación de los padres para que efectivicen o estrechen su relacionamiento con el centro educativo.

“A veces el tema con los padres es que se trabaja mal, porque se les convoca cuando su hijo o hija cometió alguna falta o a la entrega de carné para decirle que le va mal”, precisó.

Para Corbo, la situación debería encararse expresando “mire, nosotros tenemos este proyecto para este año que, en los aprendizajes quiere lograr mejores resultados para su hijo, queremos que tenga una mejor enseñanza y vamos a ayudarlo haciendo determinadas cosas que se deben explicar. En eso, usted tiene una parte, porque nos puede ayudar haciendo tal o cual cosa, que esté a su alcance”.

“Si los padres sienten que los profesores están preocupados por sus hijos, si sienten que están haciendo cosas para que tengan mejores oportunidades, estamos seguros que los padres dirán que si ellos hacen por mis hijos, nosotros también”, puntualizó.

EL PROYECTO

El ProMejora –es uno de los proyectos centrales de la ANEP, orientado a generar márgenes de autonomía a los centros para la gestión de propuestas pedagógicas propias, enmarcadas en los objetivos nacionales de política educativa y a partir de un núcleo común curricular, con vocación inclusiva.

Privilegia el protagonismo de los centros educativos como unidad de cambio, promoviendo planes de mejora y fortalecimiento de las instituciones educativas en los aspectos de gestión, convivencia y aprendizajes. Asimismo, procura repensar a las instituciones educativas como ámbitos de perfeccionamiento y profesionalización docentes.

Se trata de aplicar planes a tres años, con metas parciales a corto y mediano plazo que establecerá cada institución. Dichos planes, buscan desarrollar métodos y propuestas pedagógicas propias para responder mejor a las características específicas del centro.

El Programa contempla que las instituciones dispongan de apoyos técnicos que las acompañarán en la implementación y evaluación del proceso de mejora, en articulación con las inspecciones respectivas.

Asimismo, habilita espacios para la innovación, la diversidad y la contextualización del proyecto pedagógico a las características del grupo de estudiantes y del medio social y familiar. El plan estratégico tiene en cuenta una acción de monitoreo desde el propio centro.