Un estudio publicado por la Revista Uruguaya de Cardiología analizó todos los casos en que personas con paro cardíaco fueron asistidas con los «desfibriladores externos automáticos» instalados en lugares públicos y llegó a la conclusión que estos «funcionaron adecuadamente».

El estudio, realizado por los doctores Álvaro Niggemeyer, Federico Machado, Fernanda Xalambrí y colaboradores se propuso «comunicar las características de presentación y sobrevida de un grupo de pacientes que sufrieron una muerte súbita y fueron asistidos con resucitación cardíaca básica y desfibriladores externos automáticos antes de la llegada de una emergencia médica móvil».

Uruguay tiene una política de acceso público a la desfibrilación desde que se aprobó la ley 18.360 de Desfibriladores Externos Automáticos que establece la disponibilidad de desfibriladores en lugares públicos.

Con esa norma, que obliga a tener desfibriladores en todos los espacios donde circulan por lo menos 1000 personas mayores de 30 años por día, se avanzó en concretar el acceso a desfibrilación en un plazo menor a cuatro minutos.

Según indicaron los investigadores, en el período analizado se instalaron 950 desfibriladores en lugares públicos y se entrenó en resucitación cardíaca básica al menos a ocho personas por cada desfibrilador instalado. Muchos de ellos son personas no vinculadas a la salud.

«Entre el 1 de enero de 2005 y el 1 de setiembre de 2011 se reportaron 27 eventos en que los desfibriladores fueron utilizados en paro cardíaco extrahospitalario. Se analizaron 24 eventos con datos completos. Los desfibriladores funcionaron apropiadamente en todos los casos, administraron descargas en los 16 casos de fibrilación ventricular y no administraron descargas en los ocho casos de ritmos no desfibrilables», se indica en el informe.

De los casos analizados, 21 ocurrieron en hombres y tres en mujeres, y la edad promedio fue de 63,5 años.

De ellos, 15 pacientes lograron el «retorno a la circulación espontánea» mientras que nueve «fallecieron antes del traslado» y 14 «ingresaron vivos al hospital. En tanto, un paciente «falleció durante el traslado». «En 22 casos el colapso fue presenciado por testigos» y «en 20 casos se comenzó a realizar la reanimación cardíaca básica antes de dos minutos de paro cardíaco».

Otra característica es que en 13 oportunidades los resucitadores fueron personas de la comunidad con instrucción previa, mientras que en 11 casos se trató de personal de salud.

«Las personas no vinculadas a la salud pueden ser entrenadas y actuar efectivamente (…) Los resucitadores no médicos probaron su idoneidad en la realización de las maniobras de resucitación», indicaron los investigadores.

Además, añadieron que el índice de «retorno a la circulación espontánea y sobrevida al ingreso y al alta hospitalaria de los pacientes fue adecuado y comparable a la casuística internacional».

«Por todo eso, a juicio de los investigadores, «los programas de acceso público a la desfibrilación son costo-beneficio efectivos».

Fuente: Sindicato Médico del Uruguay. http://sermedico.com.uy/

Fuente Imagen: escuela.med.puc.cl