gerardo amarillaEl saludo del Presidente Tabaré Vázquez, la presencia de autoridades eclesiásticas y de varios legisladores, y la participación del pastor Pedro Lapadjian, de los referentes argentinos Marcelo Díaz y Luciano Bongarrá, pautaron la presentación del libro “Parlamento y Fe” del legislador nacionalista Gerardo Amarilla, reivindicando su cosmovisión cristiana.

Al participar el pasado jueves en la Antesala de la Cámara de Representantes, compartimos textualmente las palabras del autor Gerardo Amarilla.

En esta jornada tengo la necesidad de realizar algunos agradecimientos

A Dios porque en el somos y hacemos todas las cosas

A mi familia, en la que uno surge y donde aprende y recibe valores que intenta conservar y representar el resto de su vida

A la familia que un mismo forma y que soporta la parte más difícil, muchas veces en silencio y a la distancia, los sinsabores de esta actividad, le dedico especialmente a mi esposa que ha llevado la difícil tarea de acompañar y muchas veces sostener la familia a 500km de distancia,

A los colaboradores y amigos, asesores permanentes y ocasionales, compañeros de camino, que son parte de este trabajo y que muchas veces contribuyen – más de lo que ellos mismos se imaginan – a inspirar, contener, soportar, alentar la tarea de alguien que se expone la trabajar por un proyecto, para mejorar la sociedad.

A los compañeros de trabajo, legisladores, funcionarios, periodistas con los que compartimos muchas veces la tarea cotidiana y que de sus las cosas más sencillas como de simples gestos o actitudes, o de las más profundas como compartir parte de nuestra vida en nuestro lugar de trabajo o generar amistades, nos influyen y marcan en nuestra tarea de servicio público.

Agradecer a los que me han presentado, a los amigos que generosamente han hablado en esta mañana, a los que más que generosamente han escrito el prólogo cargado de inmerecidos elogios y a la editorial ACUPS por confiar en esta idea y hacerla posible.

Y vuelvo a agradecerle a Dios por el privilegio de servir a la sociedad en este ámbito.

Este libro representa un testimonio, mi testimonio de vida. Tal vez sea demasiado osado en desnudar los verdaderos motivos y justificaciones de  porque abrazo esta causa de servir a la sociedad desde la actividad política.

Lo hago en la convicción de que todos los seres humanos tenemos una misión y un propósito en esta vida. Me niego y rechazo la idea de que somos tan solo un accidente de la materia, una casualidad cósmica y que nuestra tarea nace y muere con nosotros y no hay nada más allá, no hay nada más trascendente que la vida misma de un ser  o una especie.

No hago esto por casualidad ni por un interés personal ni material ni una lógica ni razonamiento elaborado de un ser también producto de ese accidente.

Porque creo en esa trascendencia y en ese más allá es justamente que rescato el valor de una vida de misión y de trascendencia que tiene que ver con Dios, que nos muestra el camino de hacer lo bueno y fundamentalmente como parte de ello servir al prójimo, y es justamente eso los que nos motiva y nos impulsa en la tarea política.

Reclamo también el derecho a venir al servicio público, a la política, con el bagaje de principios y valores desde la concepción cristiana y ofrecer a la construcción del pensamiento nacional nuestra Cosmovisión cristiana de la vida. Una visión desde la que aportamos, con tolerancia, que no pretende ser ni exclusiva ni excluyente pero que reclama no ser discriminada ni proscripta como muchas veces, lamentablemente se ha intentado por parte de sectores intolerantes y arbitrarios.

Ayer en la Asamblea General rendíamos homenaje a un científico y un ciudadano comprometido con su sociedad que lo hacía desde su concepción comunista e inspirado en gran manera de la obra doctrinaria de Marx, a quien citaría muy asiduamente en su tarea. Reclamamos ese mismo derecho a citar nuestra fuentes de valores, que si es la Biblia como muchas veces lo hemos hecho, no tengamos que ser víctimas de duros o agresivos cuestionamientos por el origen de la fuente o no tengamos que enfrentar la burla como muchas veces la enfrentamos.

Reclamamos ese mismo respeto, tolerancia y porque no, reconocimiento que desde nuestra inspiración o cosmovisión se han realizado en la historia grandes aportes para el bien de la humanidad.

Es un mensaje de esperanza y es un compromiso.

La esperanza de que con honestidad, entrega y sacrificio podemos tener una sociedad mejor, luchar contra la injusticia, contra la falta de libertad, contra la violencia, contra la depresión, contra la inmoralidad, contra las miserias del ser humano, contra la pobreza material pero sobre todo contra la pobreza espiritual.

El compromiso de trabajar incasablemente por estos objetivos y entregar nuestra vida en esa lucha, aportando nuestros valores y nuestros principios, en la búsqueda de los mejores rumbos y en la búsqueda de la verdad, creyendo en la enseñanza de Jesús de Nazaret de encontrar la verdad para que la verdad nos haga realmente libres.

Fuente Imagen: Fotografía del Palacio Legislativo.