El Presidente de la Cámara de Representantes, Gerardo Amarilla participó este martes 26 de la presentación del proyecto de ley de la diputada suplente, Lourdes Rapalín sobre prevención de Bullying y Ciber-Bullying, junto a la licenciada Silvana Verónica Giachero, y los doctores Carlos Leite, y Néstor Gutiérrez.

El evento se desarrolló en la Antesala de la Cámara de Representantes, y también contó con la presencia del legislador Pablo Abdala.

La iniciativa será oficialmente presentada por Rapalín el próximo 10 de agosto.

Amarilla indicó que el proyecto “tiene una significación muy importante porque aborda una situación que tiene que ver con las raíces de los problemas. Lamentablemente, muchas veces en el Parlamento, en el gobierno, los diferentes responsables estamos generalmente actuando en las urgencias atrás de las causas, pero siempre nos entreveramos en las consecuencias”.

En ese sentido, dijo que “estamos buscando al delincuente después que delinquió, estamos viendo al chico que tiene problemas de adicciones cuando ya está perdido en la droga, estamos tratando de sancionar a los responsables de la violencia doméstica después que cometen los delitos. Pero tenemos que ver los orígenes, las raíces de los problemas, las causas”.

“En el tema de Bullying, en el tema de acoso, de hostigamiento estamos trabajando justamente en las raíces de los problemas y si nosotros logramos incidir en estos temas desde la temprana edad en las personas, erradicar y evitar ese tipo de situaciones, que no solamente afectan a la víctima, si no que muchas veces afecta y moldea la personalidad del victimario y después tiene consecuencias negativas en su familia, en su entorno y en la sociedad toda, estaremos seguramente haciendo una sociedad mejor”, expresó Amarilla.

Datos alarmantes

A su turno, la psicóloga Giachero brindó algunos “datos alarmantes en el Uruguay y el mundo”, lo que refleja “por qué es tan importante sacar adelante este proyecto de ley”.

En ese sentido, dio a conocer que en Uruguay “el 19% de los suicidios en los jóvenes es por Bullying; 3 de cada 10 lo están padeciendo en este momento; sólo 2 de cada 10 lo cuentan, por lo que tenemos 8 niños que están sufriendo en el silencio este flagelo, esta tortura psicológica”.

Según Giachero “en el Ciber-Bullying todavía es más grave porque no solamente contamina toda la vida del chico, sino que solo 1 de cada 10 lo cuentan porque ellos temen que les quiten las redes sociales”.

Asimismo, “el 70% de los actos de Bullyng es delante del docente, por lo que tenemos que apelar a la capacitación y a responsabilizar a los docentes”.

Otros guarismos: “las edades de mayor riesgo son en los 8 años y en la adolescencia, pero también he tenido casos de 3, 4, o 5 años, y he tenido casos de 5º o 6º de liceo, y también universitarios; el 60% de los acosadores terminan delinquiendo antes de los 24 años; los acosadores llegan al mundo de los adultos como auténticos depredadores organizaciones pero también como depredadores familiares”.

Según datos de la UNESCO, agregó Giachero “el 51,1% en Latinoamérica está siendo víctima de Bullying, más que en el resto del mundo; afecta el desempeño en la lectura y en la matemáticas porque el clima escolar se vuelve tan tóxico y estresante que están en permanentemente estado de alerta”.

Compartió en que “el Bullying siempre existió, pero sí estamos asistiendo a que esto cada vez crece más porque es una violencia naturalizada, banalizada, muchas veces invisible a los ojos de los adultos que también ejercen violencia de este tipo, pero se está convirtiendo en una epidemia a nivel mundial”.

Aludió a que existen “tipos de acoso escolar: el verbal, el físico, el psicológico, y el social. ¿Cuál es el más destructivo? El psicológico, y el social, es la verdadera tortura”.

Costo país

Por su parte, Rapalín sostuvo que la existencia de Bullying “tiene un costo país, en el cual hay abandono de los estudios, altos costos en salud, en donde el 30% de los niños son medicados por psicofármacos, y hay intentos de suicidio, y suicidios en sí en un 19%, altos costos en juicios, reproducción de modelos vinculares violentos, pérdida de la confianza y la solidaridad entre niños, de niños a adultos, y en la familia también”.