Johana y Washington, la pareja de “Uruguayos Trotamundos” nos invitan a un viaje espacial, especial, bueno… que ellos mismos se explayen con su peculiar estilo sin fronteras.

Si vivís en Sudamérica y siempre te interesó la astronomía pero creías que sólo podrías ver un cohete en vivo y en directo en USA, Rusia, China o cualquier otro lugar lejano, dejame decirte que, afortunadamente, estás muy equivocado/a.

El Centro Espacial de Guayana Francesa es, además de una excelente fuente de trabajo y aprendizaje para los habitantes del país, una de las principales atracciones turísticas que curiosos como nosotros anhelamos ver.

*Un poquito de información

El Centro Espacial Guayanés (de siglas CSG, según su traducción al inglés) lanzó su primer cuerpo al espacio en el año 1968, siendo éste un cohete sonda, y su primer globo estratosférico en 1969.

A partir de acá, los lanzamientos de cohetes al espacio fueron aumentando su asiduidad, y a día de hoy no es una ilusión exagerada poder ver el lanzamiento de alguno de ellos.

El CSG cuenta con una extensión de 850 kilómetros cuadrados, en los cuales se distribuyen las 4 plataformas desde donde se lanzan distintos tipos de cohetes, una de ellas desmantelada a la fecha de hoy.

Estas plataformas son:

ZLV desde donde se lanzan las naves Vega.

ZLS desde donde se lanzan las Soyuz.

ZLA desde donde se lanza el Ariane 5

ZL2 desde donde se lanzaba el Ariane 4, pero actualmente esta estación se encuentra desmantelada, sin actividades de lanzamiento.

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Actualmente Francia firmó un acuerdo con Rusia, quien está construyendo la nave Soyuz 2, dándole la oportunidad de acceso al puerto espacial de Kourou y de esta forma tener más carga útil en órbita.

*¿Por qué Guayana Francesa?

Ahora bien, quizás a primera vista puede sonar un poco extraña la elección de colocar una Plataforma de lanzamiento espacial en un lugar tan alejado de Francia como lo es Guayana, siendo además un lugar con un terreno casi prácticamente cubierto de selva y con poca población, pero ésta no fue una decisión a la ligera y tiene todos los motivos bien justificados.

Fueron varios los factores que se tomaron en cuenta a la hora de decantarse por la elección de éste territorio, pero la más importante fue sin lugar a dudas su proximidad con la línea del Ecuador.

El Centro Espacial está situado a 5º3´ Norte, con una velocidad de rotación de 1663,3 kms/h , y a menos de 600 kms del Ecuador.

Es por estos factores que los objetos sobre Kourou recorren mayor distancia en el transcurso de 24 hs que en otros lugares.

Además, la rotación de la Tierra actúa como una ayuda extra a la hora de dar propulsión al cohete, permitiendo además enviar satélites más pesados ahorrando dinero y combustible.

Además, la inclinación del ángulo de lanzamiento desde éste punto es de 102º, facilitando los lanzamientos al Este y al Norte.

Por si todo esto fuera poco, se consideraron también otros factores importantes a la hora de elegir Kourou, tales como la escasa población de la zona, el acceso al Océano Atlántico, los factores climáticos y el hecho de que la zona no es propensa a terremotos ni huracanes.

*No, no hay astronautas.

Aun así, lamento pincharle el globo a quien estaba ya pensando en irse a trabajar de astronauta a Kourou, porque las naves que allí se lanzan no son tripuladas.

Solamente se envían cohetes que se encargan de transportar satélites para ser liberados en el espacio exterior, pero ningún ser vivo tripula estos colosos metálicos.

Lástima, nos hubiera encantado experimentar la gravedad cero… o darnos una vueltita hasta Marte o Saturno.

NUESTRA EXPERIENCIA EN EL CENTRO ESPACIAL Y CÓMO VIVIRLA VOS TAMBIÉN

El Centro Espacial cuenta con tres grandes atractivos: la maqueta de una nave a tamaño real, el Museo y la visita guiada.

El museo puede ser visitado sin reservación previa, pero la visita guiada debe ser coordinada con algunos días de anticipación.

Y te recomendamos mucho reservar primero la visita guiada antes de visitar el museo; seguí leyendo para enterarte por qué.

*Maqueta del cohete

Lo primero que te encontrás cuando llegás al territorio del Centro espacial, es una especie de monumento con forma de planeta Tierra, rodeado de las banderas representativas de los países que integran la Comunidad Europea.

Unos pasos más allá, vas a encontrarte con una especie de cortejo, integrado también por las mismas banderas, y de fondo frente a vos se va a erguir un tremendo cohete espacial.

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O eso creíamos nosotros.

La verdad es que lo que allí figura es una maqueta hecha a tamaño real de una nave real.

Nosotros tuvimos la suerte de conocer a alguien que trabajaba en el CSG y nos explicó un poco sobre la construcción de una de estas naves.

En resumidas cuentas y para abreviar, los dos grandes compartimentos a los costados del cohete, se utilizan como depósito de combustible, mientras que el cuerpo principal constituye un medio de energía continua.

Cada una de estas partes va desprendiéndose a medida que no se necesita más, quedando finalmente el conito de la punta, que viene a ser la chicha del asunto, el cual se abre para liberar los satélites que esperan en su interior para ser puestos en órbita.

Debajo de la maqueta del cohete está la silueta de una persona en cartón celeste, para poder comparar el tamaño de un humano con el de la nave.

Y aunque ya sabíamos que no eran tripuladas y que era una maqueta, intentamos hacerle dedo a ver si en una de esas, nos llevaban a dar una vueltita por el espacio.

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De más está decir que eso no sucedió… por ahora.

*Visita guiada

Para la visita guiada podés ingresar al sitio web y hacer la reserva vía telefónica o enviando un correo electrónico, ambas informaciones actualizadas en el sitio web.

En nuestro caso, realizamos la reserva viernes y nos dieron fecha para el miércoles próximo, así que siempre es conveniente contar con algunos días de espera.

Las visitas guiadas son a las 08:00 y a las 13:00 hs, y duran unas 3:30 hs.

Y por si te lo estabas preguntando, sí, es gratuita.

Te van a pedir que imprimas el formulario de confirmación que te envían por correo electrónico y otro formulario que tenés que completar a mano y presentarlo también el día de la visita.

Lo que nadie te dice es que éste último formulario no era tan necesario imprimirlo porque al llegar allá vas a ver muchas estanterías llenas de estos pequeños papelitos, así que si querés ahorrarte una hoja de impresión, ya sabés que no hacer.

Eso sí, la confirmación que te envían donde figuran tus datos y la fecha de la visita, sí tenés que llevarla impresa.

Una vez llegues al Centro Espacial, tenés que dirigirte a la entrada del Museo y presentar allí estos papeles.

Allí también es el punto de encuentro del grupo correspondiente a la visita.

La visita consiste en un recorrido en el bus particular del CSG, recorriendo los 850 kms de extensión y visitando las distintas plataformas de lanzamiento, y el interior de algunos edificios donde podemos ver las salas de control y algunas instalaciones más.

Todo el tour es acompañado por 2 guías que van explicando cada cosa que vas viendo, pero acá tengo que hacer una pausa para emitir un gran problema que tuvimos y no podemos dejar pasar de largo: todo lo que los guías explican, es en francés.

Ni inglés, ni español, sólo francés (a pesar de que, en nuestro caso, uno de los guías hablaba también inglés y otra hablaba español).

No entendimos para qué nos hicieron especificar si hablábamos francés o no en el formulario de confirmación, donde de hecho, figuraba que no hablábamos francés, pero entendíamos inglés.

A lo mejor fue un caso excepcional (o eso quiero creer) ya que, creo, éramos los únicos extranjeros que no hablaban francés en el grupo.

Aún así, consideramos que esto es algo a tomar en cuenta ya que las 3:30 hs que dura el tour se nos hicieron eternas ya que no entendíamos nada de lo que estábamos viendo.

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Ok, es muy lindo ver una construcción enorme con formas extrañas, pero si no sé para qué se utiliza no tiene mucho sentido.

Los guías nos dieron un mapa en inglés para que tuviésemos una idea de lo que íbamos a ver, pero la información es ínfimamente menor a la que ellos proporcionaban hablando.

En la visita entramos también a algunos edificios y pudimos ver lugares simbólicos, de esos que ya vimos en las películas, pero en persona, como por ejemplo la sala de control desde donde se hace la cuenta regresiva segundos antes del despegue de un cohete, y desde donde se escucha “Houston, tenemos un problema”. Y a falta de una, vimos dos.

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También vimos unas cabinas que no supimos nunca qué eran, pero yo quiero creer que se trataba de cápsulas de criogenia. A lo mejor Disney anda por ahí…

*El museo Espacial

El museo está ubicado ni bien llegás al centro espacial, en la primer infraestructura que te encontrás, justo al lado del cohete de muestra.

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Cuando nosotros fuimos, en la entrada había una especie de exposición a medio desarmar, así que no sabríamos decir si es algo que se haga muy a menudo, pero ahí estaba.

El costo de entrada es de 7 Euros por persona a fecha de Junio de 2019, pero ¿te acordás que te dijimos que reservas tu visita guiada antes de visitar el museo?

Bien, para que veas que no gastamos palabras al santo botón, te explico: si presentas tu papelito de confirmación en la entrada del museo, vas a poder obtener un descuento en la entrada, quedando en 4 Euros por persona.

Ahora bien, ¿vale la pena?

Yo diría que por 4 euros sí vale mucho la pena… quizás no tanto si tuvieses que pagar 7.

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Y no me malinterpreten, el museo es muy lindo, tiene muchísima información y vale la pena visitarlo, pero también sentimos que era un lugar que se prestaba para muchas actividades interactivas, y las pocas que había estaban todas sin funcionar. Incluso había varias columnas desperdigadas por todo el museo, que en otro tiempo tenían luces en su interior que permitían ver maquetas de satélites y demás cosas, pero cuando nosotros fuimos estaban todas apagadas, no viéndose nada en su interior.

Lo más interactivo que pudimos experimentar, fue este cartón para poner la cara y sentirte un astronauta pigmeo.

Otro punto que no nos convenció fue el hecho de que los videos que se proyectaban sobre algunas pantallas del museo, estaban hablados en francés, sin subtítulos en inglés ni ningún otro idioma.

Y podríamos pedir también un poco más de calidad en las maquetas de los motores y los satélites, que estaban hechas con cartón y un papel que parecía el que se usa para cocinar pollo al horno, pero en este punto no nos vamos a poner insistentes porque a lo mejor ese es el verdadero material de construcción de estos artilugios y nosotros acá, como unos incultos diciendo que es papel para cocinar.

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Pero después de las quejas, como buenos viejos que somos, hay que reconocer los aciertos.

El museo en general está muy prolijo, y logra meterte en un ambiente «espacial», donde todo brilla pero es oscuro a la vez y, a excepción del techo (que parece el del garaje del Pocho), todo tiene un ambiente en cierta forma futurista, cosa que alimenta el gusanillo que llevamos dentro todos los amantes de la ciencia ficción.

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Los carteles informativos son muy atractivos y te van llevando de uno en uno, con lecturas livianas pero bien explicadas, que abarcan desde el Big Bang, pasando por la astronomía en la literatura, los padres de la astronomía y los primeros lanzamientos espaciales, haciendo cierto incapié de vez en cuando en los astrónomos y astronautas de origen Francés.

Pudimos ver trajes espaciales (alguno nos decepcionó un poquito, asemejándose más a un pijama), representaciones de algunos de los astronautas más importantes como Yuri Gagarin, e incluso la comida que se consume en órbita.

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Y algo muy ínfimo pero que nos llamó la atención es la presencia constante de los lego.

Sí, señoras y señores, me refiero a esas fichitas con las que jugábamos tantas horas cuando éramos niños (y no tan niños también).

Hay dentro del museo una zona en donde se puede dejar a los niños para que se entretengan, encontrándose acá muchísimas piezas de lego, además de colores y dibujos para pintar.

En esta misma zona hay escritorios con entradas de corriente para quienes necesitan chequear algo en sus laptops o hacer una carga rápida de su celular.

Y volviendo al tema de los lego, cerca de la entrada del museo, en una zona de cafetería donde hay máquinas expendedoras de bebidas calientes y snacks, puede encontrarse una maqueta de la sala de control del edificio vecino al museo, fabricada completamente con lego.

*Posibilidad extra

También podés tener la suerte de presenciar un lanzamiento de alguna de las naves, porque como les comentaba más arriba, no es una posibilidad disparatada ya que varias naves son lanzadas a lo largo del año.

En nuestro caso, si nos hubiésemos quedado 15 días más, hubiésemos podido ver un lanzamiento de la nave Vega, que además es la más grande (este lanzamiento se realiza el día que publiquemos este post) pero tenemos cierta urgencia para llegar a Colombia así que no pudimos quedarnos.

Aun así, quienes experimentaron estos lanzamientos nos han contado que los lanzamientos suelen realizarse en la noche y cuando el cohete despega, da la sensación de que vuelve a salir el sol durante algunos minutos, y todo el piso tiembla, incluso a kilómetros de distancia del Centro Espacial.

RESUMIENDO NUESTRA EXPERIENCIA EN EL CENTRO ESPACIAL GUAYANÉS

A pesar de haber sonado como unos viejos renegados en más de un párrafo de este relato, la verdad es que, en términos generales, la visita al Centro Espacial de Kourou valió muchísimo la pena.

No sólo es mucho lo que se puede aprender, sino que además la sensación de estar viendo una sala de control, como esas que veíamos en las películas o leíamos en las novelas de Bradbury y Asimov, es impagable.

Toda la gente que atiende las instalaciones es muy amable y simpática, y si bien no pudimos entender nada de la visita guiada, la queja no remite sobre los empleados que nos atendieron sino más bien sobre la forma en la que se estructuran las visitas.

El interior del museo da ese aire que uno espera encontrar en algo directamente relacionado al espacio, y además enseña muchísimo (salvo las partes que se habla del Apolo porque esto es más bien creer o reventar, pero bueno… esto ya son teorías personales).

La tiendita de recuerdos al lado del museo tiene cosas a precios accesibles (tomando en cuenta que estamos en el país más caro de Sudamérica), incluso para un bolsillo mochilero.

Y finalmente, la posibilidad de viajar a dedo al Centro Espacial y viceversa es muy fácil ya que mucha gente viaja desde varias partes del país para ir a trabajar allí, siendo el Centro Espacial una de las principales fuentes de trabajo de Guayana Francesa.

Nosotros viajamos primero de Cayenne a Kourou y tuvimos la suerte de que nos llevara un brasilero que trabajaba allí mismo y entendía muy bien español, y para ir luego desde el Centro Espacial hasta Kourou, nos levantó un francés que estaba casado con una peruana, por lo tanto, hablaba español, así que no sólo fueron viajes rápidos sino además de fácil comunicación.

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