La Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda del Senado que analiza la Rendición de Cuentas recibió el martes 28 de septiembre a una delegación del Instituto de Economía de la Universidad de la República integrada por las profesoras Gabriela Mordecki y Verónica Amarante.

¿Cuáles fueron los elementos sustanciales que pusieron sobre la mesa respecto a la actual coyuntura económica del país?

lMORDECKI. Lo que vamos a hacer es situar brevemente cómo está la economía uruguaya, mirar las proyecciones que hace el presupuesto y señalar lo que entendemos debería tomarse en cuenta.

En el primer gráfico tenemos la evolución del PIB desestacionalizado; aquí está desde 2016 con los nuevos cálculos que realiza el Banco Central. Si nosotros nos paramos en 2019, antes de la declaración de la pandemia, vemos que en realidad la economía uruguaya estaba estancada. Para 2020 se proyectaba el inicio del crecimiento, sin embargo, vino la crisis y tuvimos una caída muy fuerte del PIB en 2020 la que, en realidad, podría hasta haber sido mayor si no estuviera la obra de UPM 2 y todas las obras de infraestructura conexas que también están impactando en el 2021en forma muy importante.

En el otro gráfico tenemos la evolución de los PIB de los países del Mercosur, incluido Uruguay. La línea donde pusimos el 100, sería marzo de 2019 para poder hacer, digamos, una comparación con respecto a cómo estaba cada país en ese momento. La línea roja que vemos en la gráfica representa a la economía uruguaya que si bien no fue la que experimentó la mayor caída –lo fue Argentina–, su recuperación fue de las más lentas de la región. Todavía estamos en un nivel bastante por debajo del de 2019 –alrededor de un 3 % todavía por debajo–, a pesar del fuerte crecimiento que tuvo la economía en el segundo trimestre de 2021.

En esta gráfica simplemente pusimos los supuestos que tiene la rendición de cuentas y, en base a ellos –que no los vamos a repasar porque están en la exposición de motivos–, realizamos proyecciones de algunas variables que nos parece importante considerar. Por ejemplo, en el tipo de cambio real, que es la variable que nos muestra cómo va a evolucionar la competitividad de la economía –o sea, competitividad precio–, tomamos los valores hasta ahora y proyectamos utilizando los supuestos de la rendición de cuentas. De acuerdo con la evolución de precios y el tipo de cambio que allí están incluidos, no habría prácticamente mejora en este indicador; esto no lo está proyectando el marco de los supuestos en los cuales está incluido la rendición de cuentas.

Cuando miramos las proyecciones de las exportaciones incluidas en la rendición de cuentas –más allá de que en 2021 vamos a tener un crecimiento, volviendo a lo que pone en el sector externo– vemos que, en realidad, prácticamente no se proyecta que las exportaciones de bienes aumenten o se espera un aumento muy leve en los años siguientes. Al analizar las proyecciones en cuentas nacionales de las exportaciones de bienes y servicios, que sí muestran un mayor dinamismo, se puede decir que el gran incremento está basado en los servicios, fundamentalmente en el turismo, que es el principal servicio de Uruguay. Digamos que ese crecimiento no se basa en una mejora de la competitividad de los precios, por lo que nos parece que es un factor que todavía tiene mucha incertidumbre para ponerlo como base en las proyecciones del crecimiento del PIB, tomando lo que nos dice la rendición de cuentas. Pensamos que es una proyección que no toma en cuenta toda la incertidumbre que hay en este momento; estamos justo ante la apertura de las fronteras, sobre todo por parte de Argentina que es nuestro principal proveedor de turistas, y con los problemas de precios que tenemos parece un poco apresurado suponer que esto va a fluir en forma tan positiva.

Luego, en otros factores dinámicos desde el consumo interno también es difícil ver el dinamismo porque tenemos una recuperación todavía lenta del empleo y los ingresos reales tampoco vienen mejorando debido a la caída de los salarios reales que se está produciendo.

Más allá de mirar el PIB en su totalidad, nos pareció importante observar lo que está pasando en la trayectoria sectorial porque además de que el crecimiento no está siendo demasiado dinámico, es desigual. Hay sectores que están empujando muy para arriba la economía; claramente, la construcción viene creciendo impulsada, sobre todo por las obras de UPM 2, del Ferrocarril Central y de todas las obras conexas. Es un factor que nos afectó en 2020 y 2021, pero va a desaparecer y no lo tendremos más. Cuando este factor desaparezca tendremos el efecto contrario, o sea, un escalón hacia abajo.

Uno de los sectores que aparece con algo de dinamismo es la industria, sobre todo la industria exportadora de productos vinculados al agro, a la luz de la demanda de China y de los buenos precios. De todas maneras, hay que esperar, ver si se mantienen y  si ese factor dinámico va a continuar impulsando la economía uruguaya.

El comercio también aparece como dinámico, pero aquí el vínculo es con exportaciones e importaciones que se colocan en este rubro,  mientras que el sector de servicios, en general más vinculado a un rubro que denominamos Otros –que engloba otras actividades, todas de servicios–, tiene un comportamiento básicamente poco dinámico, a pesar de que se recupera en el segundo o tercer trimestre del año pasado y se mantiene.

Al observar algunos indicadores de avance, ¿qué es lo que más crece en la economía uruguaya? La venta de autos cero kilómetros, las exportaciones, claramente las ventas de cemento, la faena vinculada al sector agroexportador y la construcción.

Sin embargo, hay otros sectores que muestran un dinamismo mucho menor. Por ejemplo, cuando uno mira la venta de energía eléctrica para comercio y servicio de julio  –que es el último dato que estaba disponible–, puede notar que todavía es negativo con respecto a julio del año pasado. O sea que es un sector al que todavía le va a costar recuperarse.

Esto también lo podemos ver al mirar los resultados fiscales. Cuando observamos la recuperación de la DGI, más allá de que se recupera el IVA, si miramos el detalle de cuál es el IVA que aumenta, veremos que es el que corresponde a importaciones; el IVA interno apenas aumenta 0,6 %. Esto nos dice por dónde viene la recuperación de la economía.

Por su parte, el Imesi –otro importante impuesto– aumenta fundamentalmente por combustibles y por la venta de automóviles cero kilómetros, que es un factor importante de dinamismo en las ventas.

Es interesante mirar también lo que sucede con el IRPF que nos dice dónde están las rentas de la economía. El IRPF global aumenta un 0,4 %, es decir, prácticamente nada, pero cuando lo abrimos en rentas del capital y rentas del trabajo –como lo muestran las estadísticas del Ministerio de Economía y Finanzas– vemos que las que aumentan en un 14 % son las rentas del capital –esto es doce meses a julio, con respecto a doce meses, a julio de 2020, considerados en términos reales, es decir, eliminando el efecto de la inflación–, mientras que las rentas por trabajo caen un 2,3 %. Este es el punto que también queríamos desarrollar.

AMARANTE. Muy brevemente queremos recorrer también algunos aspectos del mercado de trabajo, aunque en la presentación no se llegan a ver los números.

La idea básica es que en el 2020, además de la caída del empleo, hubo una caída importante en la tasa de actividad, o sea, en la oferta, porque las personas se retiraron del mercado de trabajo. Eso implica que el desempleo aumentó, pero en menor medida de lo que hubiera ocurrido si la actividad no se movía. Eso fue bastante más marcado en el interior del país, en donde hubo un aumento mayor del desempleo. Cuando miramos los números del 2021 –los datos que están disponibles son del primer semestre del 2021–, ya se empieza a notar esa recuperación, que vemos en términos del descenso de la tasa de desempleo y que también se ve más marcadamente en el interior en donde, como dije, la caída fue más importante.

Con respecto a los ingresos, lo que nosotros hicimos fue mirar más allá del salario. La caída del salario la podemos ver con el indicador del salario real, pero vemos que la de los ingresos laborales totales –que involucra no solamente a los asalariados, sino también al resto de los trabajadores, que son un 30 % fuera del empleo asalariado público‑privado– fue mayor. Las gráficas muestran caídas de ingresos que son mayores, primero, entre los hombres que entre las mujeres; segundo, en el interior, con relación a Montevideo; y tercero, entre los trabajadores por cuenta propia, sector en el que la caída de ingresos de 2020, comparada con 2019, supera el 8 % y el 7 %, dependiendo de la categoría ocupacional. Es una caída más pronunciada que, además, está concentrada en los trabajadores con educación secundaria incompleta, que son los que tienen –si los miramos por niveles educativos– la caída de ingresos reales más importante.

Con relación a lo que va a suceder en el mercado de trabajo, vemos que la proyección de empleo que se está presentando implica una recuperación que permite llegar en 2023 a niveles parecidos o similares a los del 2019. Pero esto está basado en una elasticidad o relación implícita entre el PBI y el empleo, que es un poco superior a lo que en general se está utilizando en las investigaciones más recientes; es del 0,6, o sea, una elasticidad superior a la que uno verifica si mira las series temporales de Uruguay.

En cuanto al dinamismo, sus fuentes todavía no las vemos explicitadas tan claramente. Como dijo Gabriela Mordecki, por el lado de la demanda externa las proyecciones no son de aumento de la competitividad, sino lo contrario; y por el lado de la demanda interna, tampoco se ve dinamismo todavía.

La idea de que el indicador del salario real es solamente una parte del ingreso de las familias, que tenemos todos los otros ingresos laborales. Y más allá de los salarios, por primera vez desde los últimos diez o quince años –en que empezamos a notar caída o estabilidad en el indicador de desigualdad–, en el último año tenemos un aumento en el indicador de desigualdad de ingresos laborales, que ya se revirtió pero todavía lo hizo un poquito por arriba de los niveles anteriores. También tenemos un aumento en los niveles de desigualdad de los ingresos de los hogares.

Otro aspecto del mercado de trabajo tiene que ver con la informalidad. En el 2020, la tasa de informalidad, si la medimos como lo registrado en la seguridad social, en realidad, la paradoja en Uruguay –igual que en el resto de América Latina– es que cae porque hay una destrucción más fuerte del empleo informal. Entonces, ahí hay que ver cómo se va a dar esta recuperación de empleo en términos de la composición del empleo formal e informal, que obviamente está muy atado al acceso a la protección social.

PRESIDENTE (Penadés). ¿Algo más para decir?

Senador RUBIO (FA). En primer lugar, quiero agradecer a las señoras Mordecki y Amarante la presentación, que para nosotros es muy importante y que vamos a estudiar.

En realidad, se ha sostenido que la economía está siendo principalmente traccionada por la construcción, ligada en una parte importante a las obras de UPM y conexas, y por algún sector del agro principalmente, según me pareció entender, pero que esto no se puede generalizar.

La duda que me surge es que algunos actores en el país han comenzado a expresar que no hay una mejora de competitividad porque el tipo de cambio de alguna manera está retrasado, expresión que se suele utilizar por parte de algunos actores. Desde este punto de vista, ¿cuál es su precisión? Porque en cuanto a precios internacionales de las commodities, estaríamos en un nivel más alto que el que estábamos hace un tiempo, no como el que hubo en el boom, pero en un nivel más alto. Sin embargo, no sé si eso se traduce, vía tipo de cambio, en los resultados desde ese punto de vista.

Quisiéramos escuchar un comentario sobre esto y después estudiaremos con detenimiento la presentación.

Senadora LAZO (FA). Quiero agradecerles la presentación, que fue muy clara.

Como dijo el señor senador Rubio, obviamente a algunas de las preguntas  encontraremos las respuestas cuando analicemos más profundamente el material, pero de alguna manera queríamos abordar algún tema.

Allí se hablaba de la proyección en materia de impactos en el mercado de trabajo y se esbozaba algo que tenía que ver con los salarios. Entonces, la consulta es qué estimación de evolución del salario y de ocupación para 2021 y el resto del período están visualizando. Teniendo en cuenta que en el 2020 aumentó la pobreza en más de 100.000 personas –según el estudio que oportunamente se brindó–, ¿qué estiman que pasará en el 2021 y cuánta transferencia deberíamos incluir para reducirla al nivel de 2019?

Quisiera saber qué papel está jugando en todo esto la inversión pública. Como dije, son algunas de las consultas que hacemos y que, quizás, analizando en profundidad el material que nos han presentado encontremos alguna respuesta.

Por último, quisiera saber si el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República fue convocado para realizar el estudio de factibilidad del TLC con China y, si es pertinente, me gustaría saber qué piensan al respecto.

MORDECKI.- Como he dicho, la economía está siendo traccionada por la construcción y por la industria agroexportadora, por todo el complejo agropecuario y además por la industria, sobre todo la frigorífica, lácteos, arroz. Todo ese sector está siendo muy dinámico.

En cuanto al tipo de cambio, la economía uruguaya tiene un sistema de tipo de cambio en flotación sucia. El Banco Central del Uruguay ha intervenido poco y la evolución del tipo de cambio responde a los fundamentos de la economía, no es una variable que sea objeto de la política económica. Este sistema cambió a partir de la crisis del 2002. Entonces, es una variable que responde a los fundamentos, no lo puede dirigir, en realidad, la política. Se precisan otros estímulos. Teniendo en cuenta que esa es la evolución proyectada en la propia rendición de cuentas, es por ahí que se piensa mantener el crecimiento de un sector que, si bien en este momento es importante por los precios internacionales, muestra problemas, sobre todo en la exportación de servicios vinculados al turismo. Lo hemos observado y estamos esperando las medidas. Pero, como decía, hay una fragilidad y el crecimiento que se espera más allá de este fuerte aumento de los precios, es difícil de demostrar.

Con respecto a la evolución de los salarios, tomamos lo que se proyecta en la ley de presupuesto. No hicimos nuestras proyecciones porque, justamente, queríamos mostrar que, más allá de que se expresa que estamos volviendo prácticamente al nivel en que estábamos, no es lo que está explicitado en la exposición de motivos. Entonces, es como que no hay relación.

En cuanto a la inversión pública, no hicimos un estudio tan detallado de los factores. Sin embargo, dado que el gasto público está bastante restringido en general – al principio de esta gestión se hizo una reducción del 15 % y las proyecciones del presupuesto se hicieron en base a esa baja–, los incrementos de la inversión pública están vinculados a otras formas de inversión, no financiadas presupuestalmente, sino a través de PPP, fideicomisos y otras cosas que no impactan directamente en las cuentas públicas. En definitiva, no parece ser uno de los factores dinámicos, ya que, además, se proyecta una fuerte caída en el resultado fiscal. Entonces, sería más que nada por recuperación de impuestos pero también por restricción del gasto.

Con respecto al TLC con China, aún no nos han convocado. No sé quién está en eso, pero creo que se está evaluando dentro del ministerio.